El ladrón que borró la deuda

Esta es una historia verídica que nos llegó a la redacción del Sitio Breslev Israel:

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 08.11.21

Esta es una historia verídica que nos llegó a la redacción del Sitio Breslev Israel:

 

En Israel, cada tres minutos se produce un robo a una casa, según las estadísticas de la policía. Cuando uno pasa a ser una estadística, es “solamente” otro caso más aislado entre miles. Y si ahora eres una estadística, ¿qué problema hay? Ve a la comisaría, los policías van a tratar de ayudarte, si bien todo este procedimiento es bastante “robótico” y no muy agradable que digamos: “Ah… un robo… sí. ¿Y qué le robaron? Trate por favor de darme detalles…”. Y los policías teclean en la computadora los datos. Pura burocracia.

 

Y en medio de todo este lío, también estoy yo, la personita. Ese al que le entraron a la casa a plena luz del día sin previo aviso. Ese que ahora, sin quererlo, entró en la estadística que mencionamos antes. Ese que ahora está en el centro de otro caso más de “robo”. Otro más en la lista…

 

En la mayoría de los casos, cuando uno les cuenta a otros su trauma personal, la gente le dice que no es el único. Cada uno seguramente se encuentra dentro de esa estadística tan fastidiosa. “Todos alguna vez pasamos por eso, por lo menos una vez en la vida (y esperemos que no más que eso…). Así que bueno, ahora me pasó a mí. Y tengo varias cosas que decir al respecto”.

 

Nos entraron ladrones a casa. Dieron vuelta todo, destruyeron, robaron. Se llevaron cosas que no les pertenecen. El shock inicial va acompañado de una sensación de ahogo y el susto te da náuseas, te da ganas de vomitar esa cosa asquerosa que estás viviendo. Y así sigues dando vueltas por el mundo, muerto de miedo, como un zombie durante varios días, mientras tu consciente se niega a captar y creer que te entraron a casa, que se te metieron en el alma. Te niegas a entender que un perfecto desconocido se metió en tu territorio privado y te robó cosas tuyas. Esto atenta contra toda tu confianza, como si alguien te sacara la alfombra de debajo de los pies y el terremoto no te diera un segundo de descanso. Un torbellino emocional y una profunda conmoción se apoderan de ti.

 

¿Cómo se enfrenta un robo? ¿Con miedos, con pánico? En primer lugar, en tanto que persona creyente, la emuná y la confianza en Hashem demostraron su poder, y si no fuera por ellos, no sólo caería en la desesperación sino que me sumiría en una ciénaga de miedos y pensamientos negativos. Luego traté de encontrar rincones de consuelo y tranquilidad mental, para entender qué había pasado y por qué me pasó precisamente a mí. Nosotros, gracias a Dios, somos personas creyentes y por eso me dirigí a las fuentes citadas en los libros sagrados a fin de indagar el tema en profundidad. Abrí el Sefer Hamidot – Libro de los Atributos de Rabí Najman de Breslev donde dice “robo”. Allí escribe Rabí Najman que los ladrones llegan por palabras vanas que uno habla y otras tantas cosas malas. Así es: cuando te entran a robar no es algo así nomás. También me ayudaron mucho las palabras de nuestro querido Rabino, el Rabino Shalom Arush, y principalmente en su libro En el Jardín de la Fe y en las leyes tan importantes que allí se mencionan: la primera, que así lo dispuso Hashem; la segunda, que todo es para bien; la tercera, que esto contiene un mensaje para mí, porque todo sucede por precisa Supervisión Individual Divina del Creador y porque no hay sufrimientos sin transgresiones previas. Entonces empecé a hacer introspección. Después de mucho indagar, encontré el tesoro oculto que no tiene precio, el diamante de la corona: el vaso medio lleno. Simplemente decidí contemplar la situación con anteojos de color rosa. Decidí enfrentarme al robo con anteojos de emuná y entonces las respuestas no tardaron en llegar.

 

Seguramente ustedes se estarán preguntando qué fue lo que encontré en el vaso medio lleno. En primer lugar, yo no tenía nada de rencor ni de amargura. Solamente veía lo bueno. Tal vez les suene raro pero estas son cosas que se adquieren con mucho esfuerzo y mucho sacrificio, con muchas lágrimas y muchas plegarias, pero todo vale la pena. Porque, tal como dije, en el momento de la verdad la emuná y la gratitud demostraron su valía y estuvieron a mi lado en estos momentos tan difíciles.

 

En segundo lugar, no apunté con dedo acusador a ninguna persona. “Así Hashem lo dispuso”. Esto es algo poderosísimo. En lugar del dedo acusador, percibí la compasión del Creador que se manifestó de varias maneras: primero, que el robo fue en pleno día y no de noche. Me da terror pensar en alguien con una media en la cabeza dando vueltas por mi casa. Además, si hubiera sucedido de noche, y de repente alguno de nosotros se hubiera despertado… no puedo ni siquiera imaginarme ese terrorífico encuentro o lo que, Dios no lo permita, podría haber pasado después, si el ladrón tenía un arma de fuego. En tercer lugar, mi hermana me insistió como loca para que me quedara en su casa durante la hora en la que aparentemente tuvo lugar el robo. Imagínense que habría pasado si de todos modos hubiera ido a casa, hubiera abierto la puerta y… no quiero pensar más… El ladrón salió de mi casa llevándose todas mis joyas de plata y de oro, incluyendo mi alianza matrimonial.

 

En una de las últimas charlas, el Rabino Shalom Arush dijo una frase muy fuerte que todavía me sigue dando vueltas en la cabeza y me hace sentir como la persona más afortunada del mundo. Esta frase la anoté en mi agenda, en el borde de la hoja, y ahora le encuentro un uso extraordinario: “Hashem hace un favor y le cobra la deuda a la persona. Primero le hace un favor y recién después se lo cobra”. Hashem dio y Hashem quitó. El sentido de esta frase lo explicó el Rabino después de que falleció el Rabino Yaakov Yosef, de bendita y santa memoria: ¿Por qué Hashem se llevó al tzadik? Yo le encontré una interpretación especial para la situación que yo estaba pasando: Hashem me hizo un favor y me dio las joyas y después Hashem me quitó las joyas; se las llevó para cobrarse una deuda que yo tengo con Él. Vaya uno a saber qué le debía. Gracias a Dios que se cobró con dinero y no con problemas de salud física o mental. Siempre hay que alegrarse y dar las gracias al Creador de que es solamente dinero.

 

No podemos entender los cálculos Divinos: por qué pasó tal cosa. Yo no soy ninguna santa ni tampoco tengo espíritu profético para responder a esta clase de preguntas. Pero sí elijo creer con toda simpleza e inocencia en lo que sucedió y tratar de creer que todo es por mi propio bien y que todo es según Su precisa Supervisión Individual.

 

El Rabino Shalom siempre dice que hay que contarle algo al Creador, que hay que alegrarlo, así que, Dios mío, esto es para Ti: Gracias por el ladrón y por haber borrado mi deuda. No. No es como cuando los EEUU te borran una deuda. Todo lo que hace Hashem es incomparable. Y nosotros no podemos saber realmente hasta qué punto la compasión de Hashem es infinita.

 

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1. Alfredo Luna Santiago

10/21/2021

Le doy Gracias a EL SANTO BENDITO, por esta esta enseñanza, en estos tiempos perfectos de EL, en los cuales solo con su Luz Divina, transmitida a travesa de Breslev, nos reconforta con verdadera emuna.

Gracias por tu respuesta

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