Elige la vida – Nitzavim

La capacidad y la responsabilidad de elegir entre el bien y el mal son propiedades exclusivas del hombre.

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Rabino David Schallheim

Posteado en 30.08.21

Cuerpo y alma

 

“Mira – Hoy he puesto ante ti la vida y el bien, y la muerte y el mal… Elige la vida” (Devarim 30:15,19).

 

El Rambán comenta: “Además, Moshé les exhortó, para informarles que tienen dos caminos, y que pueden ir por el que elijan. Nada se lo impide ni los retiene, ni de los mundos inferiores, ni de los mundos superiores” (Devarim 40:15).

 

La capacidad y la responsabilidad de elegir entre el bien y el mal son propiedades exclusivas del hombre. En Oznaim LaTorá, el Rabino Zalman Sorotzkin plantea un problema fascinante para entender el concepto de libre albedrío. Él dice que estamos compuestos por dos opuestos, el cuerpo y el alma. El cuerpo desea los placeres físicos, y el ietzer hara, la mala inclinación del hombre, fomenta estas aspiraciones, tentando a la persona a perseguir todos los placeres imaginables. Por el contrario, la neshamá, o sea, el alma, que es el aliento de vida que Dios nos insufló, es asistida por el ietzer hatov, la buena inclinación, y aspira al crecimiento espiritual. A esta parte de la persona le repugnan los placeres del mundo físico.

 

Estamos en una batalla continua, la batalla del espíritu contra el materialismo. El entorno que nos rodea nos atrae hacia el materialismo. El ietzer hara nos presenta las atracciones mundanas en bandeja de plata, sin importar si se ajustan a las leyes de la Torá o no.

 

La pobre y solitaria neshamá, alejada como está de su Fuente Divina, no tiene nada de este mundo físico que estimule su crecimiento y desarrollo. Nada en este mundo viene en su ayuda en la batalla con el materialismo. El yetzer hatov es como un vendedor con las manos vacías, sin nada de mercancía que mostrar a sus clientes. Las promesas del Mundo Venidero y las realizaciones intelectuales de la realidad parecen huecas frente a un mar embravecido de gratificación instantánea. ¿Cómo puede la neshamá superar al ietzer hará?

 

Si viviéramos en el Cielo, donde gobierna el espíritu, perderíamos nuestro libre albedrío. La claridad absoluta del Mundo de la Verdad le otorgaría poder completo a la neshamá y, al igual que los ángeles, no tendríamos libre albedrío con el que hacer el mal. Si estamos abrumados por el materialismo (en este mundo) o por un entorno espiritual prístino (en el próximo), ¿cómo puede la Torá hablar de libre albedrío?

 

El libre albedrío sólo puede existir en un entorno en el que las tentaciones de los mundos físico y espiritual, el Cielo y la Tierra, estén equilibradas. Sólo entonces la persona ser castigada por las elecciones incorrectas y recompensada por tomar las decisiones correctas. Mientras estemos rodeados de una existencia material, ¿cómo puede tener sentido hablar de libre albedrío? ¿Cómo puede la Torá ordenarnos: “Elige la vida” (Ibid. 19), que significa elegir la vida eterna y espiritual de la neshamá?

 

La luz de Hashem

 

Sin embargo, Hashem nunca le exige a la persona nada que no sea razonable. Nunca se nos ordena hacer algo que esté más allá de nuestras capacidades. Por lo tanto, cuando Hashem creó el ietzer hará, que aspira a realizar todos los deseos físicos de este mundo, también creó un antídoto para los efectos dañinos del ietzer hará.

 

Este antídoto es la Torá. A través del aprendizaje de la Torá traemos la Shejiná, la Presencia Divina, a este mundo e iluminamos la neshamá con la luz de Hashem, dándole el poder de luchar contra el materialismo (Kiddushin 30b).

 

Por lo tanto, siempre tenemos libre elección, incluso en la existencia abrumadoramente material de este mundo. Siempre podemos fortalecer nuestro lado bueno estudiando Torá y permitiendo así que la neshamá supere al ietzer hará. El estudio de la Torá hace que la Shejiná descienda al cuerpo. La neshamá se une a su Creador y se santifica con la Santidad Divina.

 

“La Torá de Hashem es perfecta, restaura el alma” (Tehillim 19). Todo el que estudia la Torá restaura la vida de su alma, dándole fuerza para dominar al cuerpo y sus pasiones.

 

Antes de que Moshé exhortara al pueblo de Israel con el mandato “Elige la vida”, les recordó: “Porque este mandamiento que os ordeno hoy, no se os oculta, ni está lejos. No está en el cielo, para que digáis: “¿Quién subirá al cielo por nosotros y nos lo traerá para decírnoslo y cumplirlo? Tampoco está más allá del mar, para que digáis: “¿Quién cruzará al otro lado del mar y nos lo traerá, para decírnoslo, para que podamos cumplirlo? Más bien, esto está muy cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirlo” (Ibid. 30:12-14).

 

“No está en el cielo” – Es posible cumplir los mandamientos aunque no estemos en un estado espiritual prístino.

 

“Y no está al otro lado del mar” – Podemos cumplir la Torá aunque estemos cerca del mar de los deseos terrenales.

 

“Más bien, esto está muy cerca de ti; está en tu boca y en tu corazón, para que puedas cumplirlo” – Está 'en nuestra boca' – solamente necesitamos estudiar la Torá de Hashem y mencionar el Nombre de Dios, y entonces tendremos la capacidad de superar las tentaciones que nos pone la Mala Inclinación en el camino.

 

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