El regalo que me dio Hashem

Este principio básico –que darle las gracias a Hashem es la puerta de la salvación de cada persona– lo aprendí y lo viví en carne propia

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 04.01.22

Este principio básico –que darle las gracias a Hashem es la puerta de la salvación de cada persona– lo aprendí y lo viví en carne propia y eso es algo por lo que Le doy las gracias a Hashem hasta el día de hoy. Hace ya más de treinta años el Creador me dio un enorme regalo: las deudas.

No me refiero a unas cuantas deuditas de unos dos o tres miles de dólares, sino a deudas astronómicas, de varias decenas de miles de dólares, que según las estrictas reglas de la lógica de ninguna manera las habría podido devolver, porque habría tenido que trabajar día y noche, sin parar, durante toda mi vida, solamente para pagar el interés mensual…

Me puse a pensar con tranquilidad y entonces comprendí que dado que existe la regla de que no hay sufrimientos sin transgresiones, entonces sin lugar a dudas había algo que yo tenía que rectificar en el ámbito espiritual y por lo cual me había vuelto deudor.

Me dije a mí mismo: “Todas estas deudas son como un árbol y toda solución que le encuentre, todo esfuerzo que haga, va a ser solamente como cortarle una rama al árbol, porque enseguida van a crecer varias ramas más. La única solución es resolver el problema de raíz y eso es algo que solamente se puede llevar a cabo con plegaria y con arrepentimiento sincero”.

Gracias a Dios, me fortalecí gracias a un amigo mío que le debía una suma de dinero a un rabino. Ese mismo rabino le explicó que en estos casos, la halajá, la ley judía, establece que el deudor tiene que dejar de estudiar en la yeshivá y ponerse a trabajar hasta que devuelva todas las deudas.

Este amigo mío era una persona muy inocente y muy simple y enseguida fue a hacer hitbodedut, plegaria personal. Le contó a Hashem lo que le había dicho el rabino. Y entonces Le propuso a Hashem que en vez de ir a trabajar en alguna oficina o algún negocio, lo cual le haría perder muchas horas de estudio y de plegaria, ¡él iba a trabajar para Hashem! ¿Cuántas horas son una jornada laboral? ¿Ocho horas? ¡Entonces él iba a hacer todos los días ocho horas de hitbodedut!

Y así fue – todos los días iba al bosque y trabajaba ocho horas y en verdad, así fue como logró devolver todas las deudas, ¡hasta el último centavo, y en poco tiempo! Si bien aquel amigo debía mucho menos dinero del que debía yo, no obstante, lo que me contó me dio mucho aliento. ¡Yo también decidí que iba a ir a trabajar para Hashem! Y cuando alguien me decía que tenía que ir a trabajar o a pedir limosna, no discutía, sino que hacía tal cual lo que me habían dicho: iba a trabajar para Hashem e iba a pedirle caridad a Hashem…

Yo estaba absolutamente convencido de que Hashem era el único que verdaderamente podía resolver este problema, y en especial tratándose de una suma tan grande de dinero. Porque si hubiera querido devolver estas deudas trabajando o pidiendo caridad, no me habría alcanzado toda una vida de lo enormes que eran…

Empecé a hacer todos los días plegaria personal por el tema de las deudas. Lo primero que hacía en la plegaria personal era darle las gracias a Hashem por el regalo que me había hecho: ser deudor. Porque tenía perfectamente claro que esto era un regalo, un maravilloso regalo que me impulsaba a acercarme a Hashem cada vez más. Y gracias al sufrimiento de ser deudor gané dos cosas:

Lo primero que gané fue que empecé a orar despacio, con tranquilidad, desde lo más profundo de mi corazón, que es algo que jamás habría logrado si no me hubiera endeudado. Porque es evidente que cuando uno se encuentra en graves dificultades, no tiene ningún problema en orar con gran sentimiento desde lo más profundo de su corazón, clamando ante Hashem con todas sus fuerzas. Y la verdad es que yo percibí que gracias a las deudas, mi plegaria personal alcanzó un nivel completamente diferente y no como suele suceder, que uno habla con Hashem medio dormido, sin ganas y sin sentimiento. Yo vi con mis propios ojos la gran diferencia entre la plegaria personal antes y después de las deudas…

Lo segundo que gané fue que en cada hora de plegaria personal por el tema de las deudas, Hashem me permitió entender otro punto más, otro concepto más, otras cosas más que hacía falta rectificar y por las cuales debía arrepentirme. Resultó ser que, gracias a las deudas, me fui acercando a Hashem cada vez más, lo cual me causó una enorme alegría. Y también por eso Le daba las gracias a Hashem todos los días.

En síntesis: vi que con cada día que pasaba mi estado espiritual mejoraba cada vez más, gracias a la plegaria y al arrepentimiento y esto me alegró enormemente. Porque no hay nada que le cause tanta alegría a la persona como el hecho de acercarse a Hashem. Así dijo el Rey David: “Pero en cuanto a mí, la proximidad a Dios es mi bien” (Salmos 73). Porque en verdad ¿qué es lo que causa alegría en este mundo? Aunque uno tenga todas las riquezas imaginables, eso no le va a traer felicidad en este mundo de amargura. Entonces ¿qué alegría existe en este mundo excepto estar cerca de Hashem?

Dado que encaré todo el tema de las deudas con emuná y me alegré tanto por las deudas, en cada ocasión me ponía a bailar de la alegría, hasta tal punto que la gente que me conocía y sabía de mi situación, no entendía de qué me alegraba tanto. ¡¿Con semejante desgracia me pongo a bailar?! ¿Acaso me había vuelto completamente loco?

Yo les respondía lo que dice en los Sipurey Maasiot – Los Cuentos de Rabí Najman (cuento 13): “Yo vivo la buena vida, una vida sin carencias en absoluto. ¿Y cuál es la buena vida que vivo? ¡Que tengo deudas!”.

¡No me dejé confundir por todas las deudas! Tenía la total y absoluta convicción de que la Supervisión Personal de Hashem no tiene ningún error y que sin lugar a dudas es para mi propio bien que tenga deudas. Recuerdo que también le daba aliento a mi esposa asegurándole que ciertamente iba a llegar un día en el que nos íbamos a librar de todas aquellas deudas y que si superábamos este desafío con emuná, haciendo plegarias y haciendo teshuvá (sincero arrepentimiento), entonces cuando termináramos con las deudas nos iba a quedar una valija de preciadas herramientas para toda la vida: emuná y bitajón, o sea, una profunda y auténtica fe y una total confianza en el Creador, que nos iban a acompañar toda una vida…

Después de darle profusamente las gracias a Hashem, solía orar largas horas, pidiéndole que me mostrara cuál había sido la falta por culpa de la cual me había endeudado y que me concediera el mérito de arrepentirme total y absolutamente, y de rectificar todo lo que hiciera falta. Le pedía que me permitiera hacer todos los días teshuvá por esa falta hasta que lograra corregirla. Y dado que la transgresión por la cual uno se endeuda es una transgresión oculta, no revelada, mi plegaria era en términos generales:

¡Amo del universo! Tú eres el Único que sabe cuál es la transgresión a causa de la cual se me castigó con las deudas. Porque Rabí Najman dice que existe una transgresión a causa de la cual la persona se endeuda, pero él no reveló de qué transgresión se trata. Amo del universo, ¡todo es revelado ante Ti! Te pido por favor que me tengas compasión, que me perdones, que me expíes ese pecado y que me concedas el mérito de arrepentirme sinceramente de esa falta, para que pueda rectificarla. Y Te pido por favor que me tengas paciencia…

Así fue como durante mucho tiempo oré profusamente y por lo menos una hora al día hice plegaria personal. Y cada vez fui testigo de más milagros y salvaciones, hasta que al cabo de aproximadamente un año de arduo esfuerzo diario, ¡Hashem me ayudó y logré librarme por completo de todas las deudas!

Siempre debemos recordar que todo el sufrimiento que uno siente se debe a los juicios que penden en su contra, y al hecho de que vive como en un letargo y no se da cuenta de que si tiene deudas, es porque tiene que despertarse. Pero él, en vez de atribuir las deudas a sus propias transgresiones y arrepentirse de ellas, les echa la culpa a los demás de todos sus problemas y eso genera el enojo Divino, tal como dice la Torá en la sección de la Reprimenda.

Ahora bien: cuando hay juicios en contra de una persona, estos se disfrazan de toda clase de dificultades que le causan sufrimiento, hasta que por fin la persona se despierta y toma conciencia de que tiene que arrepentirse y entonces los juicios desaparecen de inmediato. Por consiguiente, cuando uno se arrepiente a diario de sus faltas, aunque todavía no haya logrado rectificarlas del todo, entonces, por más que esté en mala situación económica, no siente nada de tristeza y vive lleno de emuná y de alegría.

Y en especial cuando uno evita causarles sufrimiento a los demás, porque entonces nadie le guarda rencor y no hay juicios en su contra. Entonces Hashem lo ayuda y lo salva de todas las deudas con facilidad y con rapidez.

Si me hubiera echado la culpa a mí mismo de las deudas o le hubiera echado la culpa a mi esposa o a otras personas, entonces habría caído presa de los nervios, la tristeza, la desesperación, la autopersecución y la autocompasión. Si hubiera eludido toda responsabilidad y hubiera afligido a mis acreedores, no habría logrado devolver tan rápidamente todas mis deudas. Y quién sabe si alguna vez habría podido dejar de ser deudor… Tampoco hay forma de saber cuántos problemas me habrían sobrevenido a causa del sufrimiento y del rencor de los acreedores. Por supuesto que entonces no habría recibido los maravillosos regalos que recibí y no habría escrito todos los libros que escribí y que se vendieron en el mundo entero en miles y miles de ejemplares en once idiomas distintos y no habría fundado yeshivot ni habría podido ayudar a tantas personas que han venido a consultarme, desesperadas por las deudas que no tienen idea de dónde van a pagar…

Únicamente en virtud de la emuná que me prodigó Hashem, para que yo creyera en Él y supiera que todo era para bien y que así Él lo había dispuesto, únicamente por eso no me desesperé ni perdí la emuná sino que por el contrario, fui con mucha alegría a conversar con el Creador con un solo y único objetivo: darle las gracias por todo lo que hace y averiguar de qué manera puedo acercarme a Él a partir de todas estas deudas. Y así fue como tuve el mérito de que Hashem me redimiera con facilidad de las enormes deudas que tenía.

Ese es el objetivo de todas las dificultades y las carencias que le envía Hashem a la persona: impulsarla a que ore y a que se acerque a Él. Por eso, si bien nadie pide que le vengan sufrimientos o problemas, una vez que estos llegan, como por ejemplo cuando uno se enferma o contrae deudas o se divorcia o no tiene hijos, etc, uno tiene que contemplar el objetivo que todo es bueno y entonces verá que toda la intención del Creador al enviarle todas esas dificultades era únicamente por su propio bien, para que aprenda a tener emuná y se acerque más al Creador y entonces uno no sólo que ya no sufre sino que incluso se llena de alegría por la inmensa bondad que se oculta tras esas dificultades y entonces uno empieza a dar las gracias con todo su corazón, porque esa es su oportunidad de despertarse y orar profusamente y acercarse mucho más aún a Hashem.

Una vez que la persona se acercó a Hashem, se da cuenta de que de no ser por aquellas dificultades, no habría tenido sentido venir a este mundo, porque entonces habría vivido en una absoluta oscuridad. Por lo tanto, cada persona debe estar llena de gratitud hacia Hashem por los problemas, que son los que le dan vida.

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1. Simon pereyra

1/09/2022

He aprendido mucho de sus consejos que el Santo Bendito le conceda vida buena rabino

2. Marcos Olivares Sandoval

1/08/2022

Hola Rab.
Yo atravesé un casi divorcio, mi esposa me corrió de la casa y obviamente se quedó con nuestra hija y nuestros bienes, yo estaba alejado y casi me suicido porque habia fracasado en todo, negocios, familia, bienes materiales, vehiculos, casa, todo lo perdí… pero en un grito de desesperación DIJE: Dame una señal que estás ahí!! y apareció su libro de paz conyugal, y me metí en una isla de mi país por 25 días a hacer hitbodedut, todo fue maravilloso cumpli a cabalidad y ví milagros, hoy he recuperado cada uno de mis bienes y me he leido en el jardin de la fe y ahora estoy en el jardin de los milagros, recupere a mi esposa en 1 mes y con ella estamos leyendo una educación con amor, ahora cada vez que puedo regalo en el jardin de la paz para esos esposos que fallan con sus esposas.
Nunca habia vivido lo que vivo hoy, un dia a la vez, sin afanarme, Hashem siempre llega a tiempo.
Gracias Rab, se lo agradece un NO JUDIO

3. Breslev Israel

1/05/2022

Por favor escribe a milagros1@breslev.co.il para que te asesoren.Y que te pongas bien!

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