Éxito y Humildad – Vaikra

¿Cómo evitar que se nos suba el éxito a la cabeza? Aprende la forma de que los logros no te inflen el ego y, por otro lado, que los fracasos no te hagan caer en un pozo depresivo!

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Posteado en 07.03.22

“Y el Kohen (Sacerdote) lo quemará todo en el altar, un holocausto, una ofrenda de fuego, un aroma agradable a Dios” (Vayikra 1:9).

El sacrificio llamado “Olá, u holocausto, es tan importante que tiene el honor de ser el primer sacrificio mencionado en la parashá Vaikra, del libro de Levítico. Por lo tanto, debemos preguntarnos qué tiene de especial la Olá, y cuál es su mensaje subyacente para todas las generaciones.

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Rashi, en su explicación de este pasaje, explica que el Olá debe ser sacrificado completamente en nombre de Dios, desprovisto de cualquier motivo personal o ulterior. Nuestros Sabios deducen que el precepto de la Torá de quemar “todo en el altar” significa que el Kohen no recibe ninguna parte de este tipo de sacrificio para sí mismo, y que se requiere quemar toda la Olá en el altar.

Rabi Najman de Breslev explica (Likutei Moharan I: 4.7) que recibir elogios puede resultar muy peligroso, en el sentido de que es susceptible de llevar a una persona a la arrogancia. Sin embargo, cuando una persona se anula a sí misma ante Dios hasta el punto de ser nada, y atribuye todos sus éxitos a la bendición de Dios y a la ayuda Divina, en ese caso, los elogios no le causarán ningún daño.

En el caso de la Olá, u ofrenda quemada, el precepto de Dios al Kohen es muy parecido: dado que los miembros del clan sacerdotal normalmente disfrutan de estatus, poder y riqueza, esto hace que puedan caer fácilmente en la arrogancia. Por ello, la Torá les ordena realizar en primer lugar el sacrificio del holocausto, la Olá, que se quema completamente en el altar.

A diferencia de otros tipos de sacrificios en los que el Kohen es recompensado con porciones específicas de la carne, en el caso de la Olá, el Kohen no obtiene ninguna ganancia personal. Por lo tanto, puede llevar a cabo este tipo de sacrificio sin ningún interés propio o motivo ulterior que no sea el de proporcionar una gratificación a Dios. Por medio de la Olá, el Kohen obtiene una oportunidad única para dejar de lado su ego y sus intereses personales, y servir a Dios desinteresadamente. En esencia, el Kohen debe presentarse ante Dios con un “barril limpio”, un recipiente espiritual desinteresado capaz de contener la abundancia espiritual de la luz Divina de Dios.

Además, el Kohen debe darse cuenta de que su éxito – su privilegio de servir como sacerdote en el Beit HaMikdash – no es en virtud de sus propios talentos y aptitudes, sino que es un regalo de Dios, que lo trajo al mundo como miembro del clan sacerdotal.

El mensaje subyacente de la Ola para todos nosotros en todas las generaciones es doble: Primero, que debemos cumplir todas nuestras mitzvot como holocaustos, sin motivos ulteriores. En segundo lugar, debemos aceptar el éxito con emuná, con fe, y anular nuestro ego por completo, igual que los restos de la Ola que se quema en el altar, y ser conscientes de que el éxito proviene de Dios. De esta manera, el éxito resulta beneficioso para el alma.

La emuná va de la mano con el bitul, o sea, anular el ego. La persona con emuná completa Le atribuye todo a Dios, especialmente sus logros. Cuando tiene éxito, no se jacta de sus propios poderes y habilidades, ya que sabe que su éxito es el resultado de la bendición de Dios. Y de la misma manera, la persona con emuná no se desespera cuando sufre un fracaso, ya que sabe que una vez que se ha esforzado al máximo, el fracaso y los reveses son la voluntad de Dios. En consecuencia, el ego no sufre.

Así, de acuerdo con el principio antes mencionado de Rabi Najman, si nos atribuimos nuestros éxitos -incluso en lo más mínimo- a nosotros mismos, nos asemejamos a aquellos que pondrían el vino del Rey en un barril impuro; de esa manera, el éxito -el vino del Rey- nos resulta perjudicial, pues el éxito sin bitul, la anulación del ego, conduce a la arrogancia. En tal caso, Dios suele retener el éxito -su “vino” premiado- porque aún no hemos limpiado nuestros barriles de egoísmo. Dios no quiere darnos nada que nos perjudique, y ciertamente no quiere que seamos arrogantes.

Cuanto más desechemos el ego, más nos concederá Dios el éxito, ya que nos convertimos en recipientes adecuados para la luz Divina de Dios, la fuente espiritual de todo éxito.

Que Dios devuelva el sacrificio diario del Olá al reconstruido Beis HaMikdash, al Santo Templo de Jerusalén, para que todos podamos aprender a servirlo desinteresadamente y con dedicación, rápidamente y en nuestros días, amén.

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1. José Iván

5/18/2022

Anular el ego y la arrogancia.
Algo en lo que debo de trabajar.

2. Nestor

4/10/2022

Gloria a Hashem, Ante su presencia enmudezca la tierra toda, Baruj Hashem.

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