Veinte millones de gracias

Hasta el día hoy he distribuido cinco mil folletos como esos, o sea que tuve el mérito de que la gente haya escrito hasta ahora… ¡¡¡veinte millones de gracias al Creador del mundo!!!

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 07.03.22

Avi de New York nos cuenta:

El año pasado empecé a distribuir folletos en los que insto a la gente a que escriba cien agradecimientos por día. En el folleto dice que por medio del agradecimiento uno puede tomar conciencia de las ilimitadas bondades del Creador y en virtud del agradecimiento recibimos de Él más motivos por los que quedarle eternamente agradecidos. Aprendí que se puede aprender a agradecer escribiendo en forma constante todas las cosas por las que Le podemos dar las gracias. Los folletos que distribuyo tienen cuarenta páginas y en cada página, cien espacios en blanco en los que se escriben cien agradecimientos.

Cuarenta días multiplicado por cien agradecimientos equivale a cuatro mil agradecimientos.

Hasta el día hoy he distribuido cinco mil folletos como esos, o sea que tuve el mérito de que la gente haya escrito hasta ahora… ¡¡¡veinte millones de gracias al Creador del mundo!!!

¿Cómo fue que empezó todo?

Yo trabajo como agente de inversiones en una empresa de finanzas muy famosa de New York. Tengo un amigo muy bueno mío que trabaja conmigo en la empresa, que me contó que escribe todos los días una larga lista de agradecimientos a Hashem. Cuando él me contó eso, yo para mí mismo me burlé de él. Me dije a mí mismo: “Este amigo viene de Argentina y por eso es tan inocente. Él no conoce el mundo financiero como yo”. También me dije a mí mismo que al fin y al cabo yo también soy una persona positiva y Le doy las gracias a Hashem todos los días en la plegaria “Modim – Te agradecemos” y con eso ya cumplí mi parte en la obligación que tenemos todos de agradecer al Creador. No hace falta que además de eso invierta todos los días más tiempo para escribir más agradecimientos.

Un día, este amigo argentino me dijo que sí o sí me tenía que contar algo increíble que le había pasado.

Me contó que al final de cada día, antes de irse a dormir, él escribe una larga lista de cosas por las cuales Le da las gracias a Hashem, y el último renglón siempre lo reserva para algo especial, y con ese agradecimiento último él se va a dormir y se levanta al día siguiente. Resulta que una noche en particular él no logró encontrar nada especial que dejar para el final de la lista. Durante diez minutos trató de encontrar algo especial para ese día pero no pudo y entonces se dijo a sí mismo: “Yo soy argentino, ¿no? Gracias, Hashem, que sé hablar español con fluidez”.

A la mañana siguiente, lo llamaron de la empresa para decirle que hay una cartera de inversiones muy importante de un cliente que tiene un presupuesto muy grande, que decidió que está dispuesto a dejar que nuestra empresa administre su cartera de inversiones, pero con una condición: que le envíen a alguien que hable español con fluidez. Dado que él es el único de todo el plantel que habla español, la empresa decidió enviarlo para que lleve a cabo las negociaciones con el cliente y por supuesto que él va a recibir las comisiones y toda la administración de esta cartera de inversiones. Y así fue. Y resultó ser que esa era la cartera más grande de todas las que tenía bajo su administración. Y dicho sea de paso, es la cartera más grande que ha tenido hasta el día de hoy.

Cuando él me contó eso, yo me dije a mí mismo: “Bueno. Si el agradecimiento va a hacer que me crezca la cuenta bancaria, entonces yo también estoy dispuesto a invertir tiempo en esto”. Él me enseñó cómo agradecer y también me dio de regalo ese libro tan maravilloso que es Las Puertas de la Gratitud. Tomé un lápiz y un papel y empecé a escribir mis agradecimientos. Apenas si llegué a doce… Me di cuenta de lo lejos que estaba de todo el tema…

Poco a poco fui aprendiendo y me fui acostumbrando a prestar atención a todas las bondades de Hashem. En primer lugar, aprendí a agradecerle al Creador por los lujos con que me mima Hashem: por el auto, por las vacaciones con toda la familia y a todas las cosas que no se pueden dar por sentadas, que son una total bondad de Hashem. En segundo lugar, aprendí a darle las gracias a Hashem por las cosas más básicas y más imprescindibles, aquellas cosas a las que les prestamos atención recién cuando no las tenemos más: por el funcionamiento del cuerpo y de la mente, por los miembros y los órganos del cuerpo, por el sustento, por las horas de sueño, por poder levantarnos a la mañana, etc.

En tercer lugar, aprendí a dar las gracias por las cosas que no salen como yo quiero. Para eso utilicé el método de pensamientos positivos, y tal como nos enseña el libro Las Puertas de la Gratitud, empecé a formar una relación cada vez más estrecha con el Creador. Abrí los ojos y empecé a advertir todos los actos de benevolencia de Hashem y entonces mi vida se llenó de dicha y felicidad.

Sin embargo, no me quedé con esto para mí solo sino que decidí contribuir a la difusión del tema del agradecimiento, trayendo así al mundo bendición, salvación y Redención.

El mismo Avi de la historia anterior empezó a escuchar toda clase de historias relacionadas con el agradecimiento a partir del momento en que empezó a dedicarse a la difusión de la importancia de la gratitud. He aquí dos historias que nos contó:

Tengo un amigo al que le hicieron un implante de riñón cuando tenía solamente doce años de edad. Este amigo me contó que pocos días antes de nuestra charla, se despertó a la mañana con los ojos hinchados. Me dijo que esa era la primera vez que el riñón no funcionaba bien. Enseguida fue al hospital y la enfermera le dijo que probablemente se debía a un problema con el riñón, así que fue a llamar al doctor que estaba a cargo de su caso, que tiene todo su historial médico.

Cuando la enfermera salió a llamar al médico, mi amigo Le prometió a Hashem que si el problema que tiene en los ojos no tiene nada que ver con el riñón implantado, entonces apenas le den de alta del hospital, Le va a dar las gracias a Hashem durante una hora entera.

El médico llegó y le realizó una serie de análisis. Al cabo de dos horas, el médico le dijo que no le parecía que fuera un problema del riñón. Entonces mi amigo le preguntó: “¿Qué quiere decir?”.

El médico le explicó que los índices de funcionamiento renal eran de 0,9 (0,9 es el nivel óptimo en el caso de riñones implantados). El médico le contó que durante los veintiséis años desde que le hicieron el implante, el riñón nunca funcionó tan bien como ahora. Por lo general, el riñón tenía un funcionamiento de 0,6 aproximadamente.

Mi amigo vio con sus propios ojos que incluso si uno solamente se compromete a dar las gracias, incluso antes de dar las gracias, uno puede ver cambios sobrenaturales. ¡Verdaderos milagros!.

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1. Yamile Martínez

9/28/2023

Gracias por el mensaje, me gustaria que por favor me dijeran el nombre del video para poder compartirlo de esta maravillosa enseñanza

2. Karla May Corpus

7/11/2022

Doy gracias a Hashem por esta hermosa enseñanza y pido su gracia para llevarla a a cabi cada dia

3. Denis Arévalo

3/14/2022

Gracias gracias 💖 Rey amo del Universo Gracias HASHEM .
Por lo que tenemos y aún por lo que no tenemos .
Tu sabes lo mejor para nosotros

Gracias por tu respuesta

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