Recipiente Para Bendiciones

Intelectualmente entendemos que todo está en manos del Todopoderoso, y que sin Su bendición nuestros esfuerzos son en vano.

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Debbie Shapiro

Posteado en 06.04.21

Intelectualmente entendemos que todo está en manos del Todopoderoso, y que sin Su bendición nuestros esfuerzos son en vano. Sin embargo, nos cuesta trabajo traer ese conocimiento del intelecto a nuestra realidad diaria.
 

El siete de Jeshván, es la fecha en la cual en la tierra de Israel se empieza a decir en la plegaria del "Shmone Esre": "VeTen Tal uMatar Livrajá" – "Da rocío y lluvia para bendición" en lugar de "VeTen Berajá" – "Da bendición". Con esta bendición le pedimos al Creador que nos bendiga con lluvias, es el comienzo oficial del invierno.
 
Viviendo en un mundo de sofisticado desarrollo tecnológico, perdemos fácilmente de vista el hecho de que realmente dependemos de Di-s para todo: Nuestra manutención, nuestra salud, nuestra vida, nuestra familia, los niños, e incluso nuestro trabajo. En tiempos pasados el agricultor solía salir al campo y levantando sus ojos al Cielo rogaba al Todopoderoso que le mandara lluvia, que alejara la langosta y que lo bendijera con una cosecha abundante. Hoy en día, la mayoría de nosotros recibe mensualmente un salario que entra automáticamente en nuestra cuenta bancaria, y la conexión entre nuestra manutención y la bendición de Di-s no pasa de ser un observación cognitiva.
 
Intelectualmente entendemos que todo está en manos del Todopoderoso, y que sin Su bendición nuestros esfuerzos son en vano. Sin embargo, nos cuesta trabajo traer este conocimiento del intelecto a nuestra realidad diaria. Es cierto que estamos obligados a trabajar y hacer todo esfuerzo necesario para ser independientes económicamente. Es un Precepto formar una familia, lo cual incluye la responsabilidad de proporcionar las condiciones necesarias para que tanto nosotros como nuestros hijos seamos física y emocionalmente sanos, que nuestras y sus necesidades básicas sean suplidas. Es nuestra responsabilidad, y sin embargo no está en nuestras manos una paradoja tan antigua como el tiempo.
 
Pero la lluvia, es obviamente a todos que es una bendición de Di-s y que está totalmente fuera de nuestro control, esto es claro para todos. Incluso cuando rezamos por ella, pedimos que sea lluvia de bendición – y no todo lo contrario, inundaciones y desastre.
 
Es común el decir que entender el problema ya es media solución. De aquí la paradoja: Por un lado, vemos resultados – si uno trabaja, generalmente recibe un pago, y si no trabaja, generalmente tiene dificultades económicas; si uno cuida su salud, por lo general es más probable que se mantenga sano, y si no la cuida, generalmente tiene problemas de salud. Por otro lado, "Ein Od Milevadó" – "No hay otro fuera de El (del Creador)".Y nuestros esfuerzos carecen de valor alguno.
 
Pero regresemos al agricultor: el no se sienta de brazos cruzados ni es un holgazán. Todo lo contrario, madruga a arar su campo y a sembrar sus semillas, utiliza los mejores fertilizantes y es muy cuidadoso de sus retoños. Sin embargo, el sabe muy bien que a pesar de su arduo trabajo, su cosecha puede ser totalmente destruida en cualquier momento si le cae la langosta, si no llueve lo suficiente o si por el contrario llueve demasiado y se inunda el campo. Para él no existe la paradoja: el simplemente debe trabajar duro para convertirse en un recipiente de la bendición de Di-s. El sabe claramente que la bendición viene del Todopoderoso y no de su duro trabajo.
 
Esta es la clave de la fe. Es nuestro deber hacer todo lo que sea necesario, tanto a nivel físico como a nivel espiritual, para convertirnos en receptáculos de las bendiciones del Creador y tener muy claro que la bendición es totalmente de Di-s. Si queremos ser mejores personas, debemos trabajar en nosotros mismos, pero aún con grandes esfuerzos, si logramos realmente mejorarnos, es porque Di-s así lo quiere, es una bendición del Todopoderoso el que nuestro esfuerzo vea frutos. Si deseamos rezar con mayor concentración, debemos trabajar en eso, sabiendo que si logramos algún progreso es una bendición del Creador.
 
Queremos dar sustento a nuestra familia, buscamos un trabajo y somos diligentes en él. Sin embargo, nuestra seguridad económica es una bendición del Cielo. Pero nosotros debemos convertirnos en receptáculos de esa bendición, como el agricultor que ara su campo y planta las semillas para cosecharlas haciéndose recipiente de las abundantes bendiciones de Di-s.
 
He aquí una hermosa historia que ilustra esta idea:
 
"Una desesperada mujer llegó corriendo a la casa del devoto Dr. Guardia, llorando: "¡Doctor, por favor, salve a mi marido, el padre de nuestros ocho hijos, que está muy grave, Doctor!
 
El doctor Guardia se dirigió al ropero, sacó su abrigo y empezó de pronto a cepillarlo, como si tuviese todo el tiempo del mundo. La asustada mujer exclamó: "¿Cómo puede usted dedicarse a eso ahora, teniendo el poder de salvar la vida de mi esposo?". Sin mostrar afán, el Dr. Guardia empezó a cepillar su sombrero. "¡Basta ya!", gritó la mujer, "¡Imposible confiar en este médico! ¡Sólo Tú, Señor del Universo, sólo Tú puedes ayudarnos!".
 
Inmediatamente el Dr. Guardia salió de su casa y se fue corriendo a tratar al enfermo, quien finalmente se recuperó. Más tarde la mujer le preguntó al doctor: "¿Por qué tardó tanto para venir a ver a mi esposo?". El doctor le respondió: "No es el médico el que cura, sino el ángel – enviado de Di-s – que lo acompaña. Cuando usted sin pensarlo, dijo que sólo yo como doctor puedo ayudarlo, yo entendí que ningún ángel iba a querer venir conmigo, pues los ángeles no se apegan a aquellos que se olvidan de su Creador. Sólo después, cuando usted misma se dio cuenta de que el único que puede ayudar es Di-s, sólo entonces pude yo acceder a atender a su marido". ("La vida del Maguid de Mezritch", por R. Y. Klapholtz).
 
El doctor Guardia estudió medicina, lo cual lo preparó a un nivel físico, corporal, para curar al enfermo, esposo de la mujer. Sin embargo, el entendía, tanto intelectual como emocionalmente, que el no era más que un recipiente a través del cual Di-s iba a mandar la cura. Si Di-s no estuviera presente ayudándole, de nada servirían todos sus conocimientos y su experiencia.
 
Sea la Divina Voluntad que logremos todos convertirnos en recipientes de las bendiciones de Di-s.

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