La Fuerza del Arrepentimiento

El gran poder del arrepentimiento radica en que transforma las transgresiones en méritos. Aquello dañado puede ser reparado. La razón de esto es…

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Rabi Najman de Breslev

Posteado en 06.04.21

El gran poder del arrepentimiento radica en que transforma las transgresiones en méritos. Aquello dañado puede ser reparado. La razón de esto es…

Existen muchas maneras de caer. De hecho hay veces en que la gente sucumbe a una caída verdaderamente tremenda. Se hunden entonces en las situaciones más inmundas, aquellas que nuestros sabios llaman "los lugares de la inmundicia" . Tales personas se encuentran asediadas de dudas y de sucios, extraños y tremendos pensamientos. Se encuentran rodeadas de confusión y sus corazones palpitan. Esto se debe a las klipot, las cáscaras que rodean el corazón y que lo arrojan a la turbulencia. A esta gente les parece que nunca podrán encontrar al Santo, bendito sea. Pero hay una esperanza – si sólo se fortalecieran en la búsqueda del Santo y rogaran por Su ayuda. Deben clamar, "¿Dónde está el lugar de Su Gloria?" De hecho cuanto más lejos pienses que te encuentras del Santo, bendito sea, más debes forzarte a buscarlo: "¿Dónde está el lugar de Su Gloria?" Debes anhelar por Su Gloria, debes aullar por ella, esfuérzate y clama: "¿Dónde está el lugar de Su Gloria?" Sólo con esto lograrás ascender a las más grandes alturas. Serás digno de elevarte al nivel de "¿Dónde?" – "¿Dónde está el lugar de Su Gloria?" Este es el nivel de la más exaltada santidad.
 
Es esencial en la teshuvá el que a cada instante puedas buscar y rogar, "¿Dónde está el lugar de Su Gloria?" Entonces la misma caída se transformará en un gran ascenso. Todo el propósito de la caída se revela entonces como esencial para el ascenso, tal como lo han explicado los Sabios en nuestros escritos sagrados. Analiza esta idea y compréndela bien, ella es muy profunda. (Likutey Moharán II: 12).
¡Cuanta gente tropieza y cae cuando casi han alcanzado el punto de perfección! (shleimut). Habían llegado hasta las mismas puertas de la santidad y fácilmente podrían haber entrado. Pero de pronto se ha desatado contra ellos una fuerza tal en los obstáculos y en las confusiones que los hace pensar que nunca serán capaces de superarlo. Es que se han intimidado por ello. El único remedio para esto es sumergirse en la Torá. La persona debe ser muy firme y no permitir que su estudio se debilite. Sea lo que fuere lo que uno deba enfrentar, siempre podrá ganar fuerzas en la Torá. Todos los remedios y purificaciones, desde el comienzo del mundo hasta su final se encuentran contenidos en la sagrada Torá. (Leyes de la Bendición por el Pan 28).
 
Dicen los Sabios, "Nada puede oponerse al poder de la Teshuvá. Esta espera al hombre hasta el día mismo de su muerte" (Devarim Rabah 2:15; Ierushalmi Pea 1:1; Zohar II 106a, III 76a). Es posible que una persona haya transgredido miles de veces. Pero cada vez que se siente entusiasmada en retornar al Santo, bendito sea, aunque más no sea un poco, ninguno de estos impulsos hacia la santidad se pierde. En palabras del santo Zohar, "Ningún buen pensamiento se pierde jamás" (Zohar II 150b).
 
El gran poder del arrepentimiento radica en que transforma las transgresiones en méritos (Ioma 86b). Aquello dañado puede ser reparado. La razón de esto es que la esencia de la transgresión es atraer hacia abajo la luz Divina, hacia los lugares indecorosos y bajos. La luz entonces es ocultada y encapsulada dentro de densos recipientes. Pero a través del arrepentimiento es posible refinar y purificar estos densos recipientes de modo que puedan ser capaces de recibir y retener una nueva radiación de luz. Si la transgresión no hubiera sucedido, el recipiente nunca se hubiera densificado en preparación a su subsecuente refinamiento. En ese caso hubiera sido imposible que la nueva radiación de luz llegara hasta esos lugares indecorosos y bajos. Antes del arrepentimiento la nueva luz no podía ser atraída hacia abajo pues los recipientes eran demasiado densos como para recibirla. Pero mediante el arrepentimiento, el daño realizado por la transgresión es reparado y los recipientes realineados. Sin la transgresión no hubiera habido recipientes que reparar. Ahora que la transgresión ha tenido lugar, el arrepentimiento realinea estos recipientes y ahora la luz puede ser irradiada a los lugares adonde nunca antes le hubiera sido posible brillar. Todo esto explica cómo todo el propósito del descenso es permitir el ascenso. El rechazo del Santo, bendito sea, tiene como objetivo el acercarse más a Él.
 
¡Todo comienzo es difícil! ¿Cómo puede una persona despertar a la teshuvá, si no hay ni una chispa de la luz del Santo, bendito sea, dentro de ella para poder despertarla? Y ¿cómo puede la luz del Santo, bendito sea, comenzar a brillar dentro de ella si aún no ha comenzado siquiera la teshuvá? Pues "ningún extranjero comerá de las cosas sagradas" (Levítico 22:11).
 
¿Dónde se comienza? Incluso si el Santo, bendito sea, se apiada e irradia luz en las profundidades de la oscuridad de esta persona… ésta se encuentra ya tan quebrada y aniquilada por todos sus pecados que no es capaz siquiera de retener esa luz. Para esta persona toda luz es demasiado fuerte. Es por esto que a veces sucede que la persona despierta a la teshuvá durante algún tiempo para luego volver a caer. Y esto es algo que puede suceder muchas veces, una detrás de la otra. La razón es que aún no ha preparado los recipientes que puedan contener la luz que está despertando dentro de ella.
 
Lo mismo es verdad respecto al Pueblo de Israel en su totalidad. ¡Hemos soportado tantos exilios y redenciones! Fue en época de Ioshúa que entramos a la Tierra de Israel y la conquistamos. Pero más tarde debimos ir al exilio. Luego retornamos por un tiempo. Y vino otro exilio. Pero todo el tiempo, "La diestra del Señor se mantiene alta" (Salmo 118:16) hasta la eternidad. Cada vez que Israel pudo retornar a la Tierra de Israel se produjeron maravillosos logros en el trabajo de la reconstrucción. Más tarde volvió el Malo y los Hijos de Israel volvieron a pecar y alejarse. Pero la huella de todo lo alcanzado logró mantenerse – y aún permanece con nosotros hasta el día de hoy. Es por el poder de este resto que aún hay vida en nosotros, incluso en lo más profundo del presente exilio. Es gracias a ello que aún podemos lograr algunos relámpagos de visión espiritual.
 
Y así sucede también con aquél que se esfuerza en el servicio al Santo, bendito sea. Comienza y luego cae… vuelve a comenzar y vuelve a caer. Es posible incluso que pueda hundirse por completo, Dios no lo permita. Pero aún así, el mínimo bien que haya podido lograr deja su huella. Estas huellas en sí mismas son algo maravilloso. Ellas también son esenciales para nuestra presente tarea, ahora que esperamos la llegada de Mashíaj. Estamos abocados a la edificación de una Santa Construcción, que permanecerá por toda la eternidad. Esta Construcción debe incluir a todos los descastados de Israel. Deberá juntárselos, a todos ellos y unirlos con una nueva santidad. Nadie deberá quedar fuera. Esta Construcción requiere de innumerables instrumentos y recipientes. Todo acto realizado hoy por un Judío, así sea en el estudio de la Torá, con una plegaria, un acto de caridad o cualquier otro precepto – todos ellos son amados por el Santo, bendito sea, más allá de toda palabra. Si alguien ha hecho un esfuerzo para servir al Santo, bendito sea, entonces, aunque más tarde haya caído a un tremendo abismo, nada de su trabajo anterior se perderá, jamás. Tan pronto como esos actos llegan a la existencia, son tomados por el verdadero Tzadik y colocados en un lugar, preparados para ser incluidos en esta Construcción eterna.
 
Todos estos "fragmentos" traen una gran alegría a los mundos superiores. Cada uno de ellos es crucial. Sin él, la Construcción nunca podría estar completa. Esto es similar a los nueve hombres esperando para orar. Puede que sean los más grandes Tzadikim. Pero siendo nueve, aún no llegan al número adecuado para el minian, el quórum requerido para la plegaria. Se les prohibe siquiera expresar una sola palabra de las plegarias comunales. De pronto un hombre absolutamente insignificante entra de la calle. Sea quien fuere, se une a ellos. Ahora son diez. Ahora pueden recitar la Kedushá, la Santificación. Tan pronto como terminan, este hombre se escabulle y sale de nuevo a la calle. Pero las palabras de santidad que fueron dichas ya no pueden ser borradas jamás. ¡Cuanta alegría le han dado al Santo, bendito sea! (Leyes de la Plegaria de la Noche 4:34).
 
 
Extraído de Extraído de Conforta mi alma, de las enseñanzas del Rabí Najmán de Breslev
 
(Con la amable autorización de www.tora.org.ar )

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1. Juanito

6/25/2021

Gracias por este trabajo, gracias por acercar luz, quiero que los cimientos de mi relacion con HaShem sean la oracion , el arrepentimiento , hay mucho mas que alcanzare pero por el momento desde hace 11 años de mi regreso a HaShem la oracion a ocupado la mayor parte de mi curiosidad y tiempo no solo para intentar dominir este tema sino tambien darle a otros. Tengo mucho mas que profundizar, claro… pero siento un gran despertar por la teschuva, ruego que HaSchem me sumerja en las profundidades de dicha fuerza. Un gran abrazo

2. elizabeth de alvarado

8/13/2010

Un agradecimiento total a HaShem tener misiricordia.

Què belleza de enseñanza, pues en ciertos momentos me he encontrado en esas situaciones tambièn y muchas veces se cree q no hay retorno,pero hoy entiendo el HaShem siempre estuvo conmigo y me siento privilegiada al saber q soy un recipiente de algo tan sagrado y lograr entender q todos verdaderamente podemos lograr ese total arrepentimiento para unirnos al Santo Bendito Sea, estoy tan agradecida y comprometida con el mismo. Muchas, pero muchas gracias.

3. elizabeth de alvarado

8/13/2010

Què belleza de enseñanza, pues en ciertos momentos me he encontrado en esas situaciones tambièn y muchas veces se cree q no hay retorno,pero hoy entiendo el HaShem siempre estuvo conmigo y me siento privilegiada al saber q soy un recipiente de algo tan sagrado y lograr entender q todos verdaderamente podemos lograr ese total arrepentimiento para unirnos al Santo Bendito Sea, estoy tan agradecida y comprometida con el mismo. Muchas, pero muchas gracias.

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