Charla sobre la Parashá Vaietzé

Voy a ir directo al punto. Como usted sabe, Yaakov queria casarse con Raquel, la hija más joven de Lavan. Yaakov tuvo que tratar con Lavan, su suegro charlatán, y…

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Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 08.11.21

Charla sobre  la Parashá Vaietzé

Voy a ir directo al punto. Como usted sabe, Yaakov queria casarse con Raquel, la hija más joven de Lavan. Yaakov tuvo que tratar con Lavan, su suegro charlatán, y no tuvo mucha audacia cuando fue a pedirle la mano de su hija. Cuando el llego, se identifico como el hijo de la hermana de Lavan, Rivka y Lavan decidió ofrecerle trabajo a su sobrino.
 
Lavan no quiso que Yaacov trabajara gratis, entonces le dijo: "¿por el hecho que usted es mi pariente debe trabajar gratis? Dígame – ¿cuáles son sus haberes?"(Génesis 29:15). La Torá nos dice que "Yaacov amaba a Raquel”, así que le dijo, “yo trabajare para usted siete años, por Raquel su hija, que es la menor". ¿Cuál es la oferta que Yaakov hizo? El no dijo, "quisiera casarme con su hija y después trabajar. El ofreció siete años de trabajo antes de la unión.
 
Además, la forma en que Yaacov le formula la oferta de trabajo es un poco peculiar. En primer lugar, por que menciona cada detalle sobre Raquel? ¿Por qué pide a “Raquel, su hija, la menor”? ¿Por qué no le pide casarse con una de ellas?
 
Rashi explica que Yaakov estaba asustado. ¿Qué razón había para mencionar todos estos atributos (su hija, la menor, etc.) de Raquel detalladamente? Rashi explica que Yaakov conocía a Lavan y sabia que era un mentiroso. Dado que Yaacov tenia miedo de que si simplemente decía “Raquel”, Lavan podría darle cualquier otra Raquel de la calle, por lo tanto le dijo "su hija”. Por si Lavan llegara a decir "cambiare el nombre de Leah y la llamare Raquel", Yaakov le dijo "la menor”.
 
Lamentablemente no de mucho sirvió. Lavan cambio a Raquel por Leah excusándose de manera insólita: "nosotros, en nuestro lugar no damos a la hija mas joven antes la mayor" (id. v. 26). La especificidad de Yaakov y la respuesta de Lavan. Pero nos dan una importante lección.
 
El famoso cuentista Rab Ami Cohen cuenta sobre el famoso e igualmente piadoso Reb Yossel Czapnik, que cierta vez entro a conocer la sala de estudios de una yeshiva (casa de estudios de Torá). El no conocía como funcionaba esa escuela, y cuando entro al salón principal de estudios, su vestimenta jasidica llamo la atencion de más de uno que no estaba acostumbrado a tener jasidim en la yeshiva. El Reb Yossel miraba los estantes llenos de volúmenes incontables de Talmud y de exegesis bíblicos. Tomo un libro y se sentó a estudiar mientras que por encima un joven alto trataba de ver por su hombro lo que estaba estudiando. En un tono muy sarcástico y con desprecio le dijo “en nuestra Yeshiva, nadie se sienta en el asiento del Mashgíaj (Director).
 
El Reb Yossel lo miró sorprendido por el comentario y le respondió: “en nuestra yeshiva tampoco”. El joven nuevamente le toco el hombro al Rab Yossel y volvió a decirle: “en nuestra Yeshiva, nadie se sienta en el asiento del Mashgíaj. El Rab Yossel lo miro nuevamente con estupor y le repitió:” en nuestra yeshiva tampoco”. Frente a estas palabras, el joven ya con tono prepotente le dijo:”yo no tengo el gusto de conocerlo ni se quien es, pero esta sentado en el lugar de nuestro Mashgíaj”. El Rab Yossel inmediatamente miro al joven y le dijo con sorpresa; “¿Estoy sentado en la silla del Mashgíaj? ¿Por qué no me lo dijo de entrada?”.
 
La historia de Lavan nos enseña dos cosas: en primer lugar, cuando uno pide algo, debe ser claro y preciso, sin dar lugar a potenciales “equivocaciones”. Es por eso que Yaacov le pide a Lavan que le de a “Raquel, su hija, que es la menor".
 
Por otra parte, si uno no esta dispuesto aceptar una condición o sabe que no la podrá cumplir, debe ser honesto de entrada y ser claro rechazándola. No diciendo “que aquí no acostumbramos a hacer de esa manera”, dejando a la otra persona como que esta en falta. Es preferible quedar mal al comienzo, pero la claridad y la verdad a lo largo nos dan muchísimo mas respeto.
 
¡Shabát Shalom!
 
 
(Con la amable autorización de www.Torá.org.ar)