Tener que Reprender

La Torá no sólo enseña las bases de llevarse bien con el prójimo sino que también codifica las reglas elementales de comportamiento que establecen un estándar de moral…

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Rabino Mordejai Kamenetzky

Posteado en 05.04.21

Esta semana la Torá no solo enseña las bases de llevarse bien con el prójimo sino que también codifica las reglas elementales de comportamiento que establecen un estándar de moral…
 
 
La carga de tener que reprender
 
Esta semana la Torá no solo enseña las bases de llevarse bien con el prójimo sino que también codifica las reglas elementales de comportamiento que establecen un estándar de moral para la convivencia social. "No difundas difamación entre la gente de tu pueblo; no permanenezcas (como complice) ante la sangre de tu prójimo; no odies a tu hermano en tu corazón;… no te vengaras (Levítico 19:16-18). En una cuestión sin embargo, la Torá nos pide actuar de una forma que muchos de nosotros pensaría que llevara a nuestro prójimo a alejarse de nosotros: la Torá nos manda a corregir o reprender a nuestro semejante. 

Obviamente, el concepto de "vive y deja vivir" es extraño al Judaísmo. De hecho, la mitzva de reprender esta después del versículo "No permanezcas (impasible) ante la sangre de tu hermano". El sufrimiento físico desde el punto de vista de la Torá es equivalente al sufrimiento espiritual. Así como uno no podría pararse impasible ante alguien que se está ahogando, asimismo cuando alguien se está ahogando espiritualmente debemos también actuar.
 
Pero la Torá hace algo más que meramente decirnos que lo reprendamos, nos dice cómo hacerlo. "No odies a tu hermano en tu corazón"; reprender habrás de reprender a tu hermano y no traerás culpa sobre él". La última parte de esta frase es algo difícil de entender. ¿Qué quiere decir la Torá con "no traerás culpa sobre el"? Rashi explica que la Torá no quiere que tu peques cuando repruebes a tu semejante: "No lo avergonzaras en público". El texto literal, sin embargo, parecería significar no traer un pecado sobre él, sobre el transgresor. ¿Cómo podemos comprender esto?
 
Cuando el Jafetz Jaim viajaba alrededor de Polonia y Rusia para vender sus obras, entro en una posada en Vilna y contemplo allí algo desagradable. Un rudo y joven hombre estaba por devorar una gallina servida en su plato, bien asada y rellena. Un alto jarro se veía próximo al plato, desbordante de fría cerveza. De pronto el hombre tomo el ave y lleno con ella su boca. A continuación enjuago su bocado con un enorme trago de cerveza, dejando el jarro casi vacío. El Jafetz Jaim nunca había visto a un judío comer de esa forma. Ni hablar ya de que no dijo las Berajot (bendiciones antes de comer)!
 
Giro su vista hacia el posadero y le pregunto: "Cuénteme algo acerca de este hombre. Me gustaría hablar con él". "Oh", remarco el anfitrión moviendo su mano en señal de disgusto. "No hay nadie con quien hablar. Este joven hombre jamás ha estudiado ni un solo día en su vida. Los cantonistas lo capturaron cuando tenía once años y sirvió en el ejército ruso durante quince años. Casi no observa ningún Precepto. ¡Es sorprendente que aun coma Kasher!". Luego sonrió y agrego: "¡Pero estoy seguro que puedo contar con él para una cena de tres platos cada jueves por la noche!".
 
El Jafetz Jaim no estaba ni atónito ni divertido. Simplemente camino hacia el ex soldado y le dio la mano cálidamente. Después de un cordial saludo el Jafetz Jaim se presento y le dijo: "Escuche que Ud. realmente sobrevivió de ese cruel ejército ruso del Zar Nikolai y nunca pudo crecer en medio de su pueblo. Estoy seguro de que muchas veces los terribles oficiales trataron de convertirlo a Ud. o por lo menos, de hacerle comer alimentos no Kasher. ¡Sin embargo Ud. se mantuvo firme como judío!". Las lágrimas afloraban a los ojos del Jafetz Jaim mientras continuaba hablando.
 
"Yo solo deseo que me sea asegurado un lugar en el Mundo Venidero tal como el que Ud. seguramente tiene. ¡Qué valor! ¡Qué fortaleza! ¡Ud. ha enfrentado más pruebas que muchos de nuestros justos del pasado!".

 
El soldado levanto la vista de su plato mientras las lágrimas llenaban sus ojos. Se inclino y beso la mano del viejo sabio. Luego el Jafetz Jaim continuo: "Yo estoy seguro de que si se consigue un maestro y continua su vida como un verdadero judío, observante de la Torá, ¡no habrá nadie en este mundo tan afortunado como Ud.!".

De acuerdo al biógrafo del Jafetz Jaim, Rabi M.M. Yasher, el soldado se convirtió en alumno del Jafetz Jaim y eventualmente se transformo en un reconocido tzadik (justo judío).
 
Quizás con las palabras "no traerás culpa sobre él", el versículo nos está diciendo mucho más que eso. Nos dice que no nos concentremos solo en la mala acción cometida cuando amonestemos a alguien. La Torá desea que encontremos un aspecto positivo que eleve esa alma sagrada desde las sucias profundidades. Es sencillo enumerar las faltas de tu semejante, y aun más fácil descartarlo como persona. Pero no es ese el objetivo.
 
El libro de Mishlei (Proverbios) nos dice: "Aquel que pondera a los transgresores como justos será maldecido. Pero los que lo reprenden serán bendecidos" (24:24-25). El Rab Shelomo Alkavetz (c. 1505-c.1584) de Tzfat, explica que los dos versículos van juntos; nos enseñan que aunque la falsa adulación es aborrecible, cuando es usada para amonestar por medio de encontrar lo bueno en aquel que se ha desviado, es recomendable. La Torá quiere que construyamos a la persona, y la elevemos en lugar de lanzar sobre ella la carga de sus transgresiones. De esta manera no lo amedrantaremos sino que lo levantaremos". Porque cuando encontramos faltas en el otro, tenemos una enorme responsabilidad. No solo cargamos el difícil y sensible peso de la prueba, sino que también cargamos el difícil y sensible peso de tender que reprenderlo.
 
 
Rabbi M. Kamenetzky – Project Genesis
 
(Gentileza de www.tora.org.ar)

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