El agua y la roca – Jukat

Hashem acusa a Moisés de falta de emuná. ¿Moisés, falta de emuná? ¿Qué hizo tan terrible? ¿Por qué Hashem le impuso un castigo tan severo?  

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 26.06.22

Hashem acusa a Moisés de falta de emuná. ¿Moisés, falta de emuná? ¿Qué hizo tan terrible? ¿Por qué Hashem le impuso un castigo tan severo?

“…porque no creíste en mí para santificarme ante los ojos de los hijos de Israel…” (Números 20:12).

Hashem le informa a Moisés que será castigado, y que no se le permitirá entrar a la Tierra de Israel. Hashem también es explícito: le dice a Moisés que debido a su falta de emuná, acaba de perder una oportunidad única en la vida de santificar el Santo Nombre de Hashem frente a todo el pueblo judío.

Moisés, la falta de emuná, ¿es posible? ¿Qué hizo que fuera tan terrible? ¿Por qué Hashem le dio un castigo tan duro?

Después de que los Hijos de Israel se quejaran de la falta de agua en el desierto, Hashem le mostró a Moisés una roca y le dijo que le hablara, prometiendo que de ella saldría agua y que todo el pueblo y el ganado podrían beber. Bastante sencillo, ¿no?

¿Has intentado alguna vez hacer algo cuando alguien te grita? Es prácticamente imposible. No olvidemos que cientos de miles de personas le estaban gritando a Moisés, acusándolo de haberlos sacado de Egipto para matarlos en el desierto (ibid, 4-5). Ya es bastante malo que la gente nos regañe por algo que hemos hecho; pero, como todo el mundo sabe, que nos acusen de algo que no hemos hecho es insoportable. Moisés dedicó su vida al bienestar de todos los judíos. Sus ruegos en nombre de toda la nación salvaron sus vidas más de una vez. Sin embargo, nadie expresa una palabra de gratitud; por el contrario, el pueblo lo acusa de intenciones maliciosas. Nada más lejos de la realidad.

Moisés se enfrenta a un escenario de pesadilla con multitudes de gente gritando, quejándose y lanzando dardos verbales de falsas acusaciones contra él. No una, ni diez, ni cien personas – ¡cientos de miles se le enfrentan! ¿Quién no perdería la compostura?

En una fracción de segundo de impaciencia, Moisés vuelve a levantar la voz hacia la multitud y dice: “Escuchad, por favor, pueblo rebelde: ¿creéis que podemos sacar agua de esta roca para vosotros?”. Entonces levanta su bastón y golpea la roca. El agua sale a borbotones. Moshe vuelve a golpear la roca y el agua fluye. ¿No era esto suficiente para santificar el nombre de Hashem?

No, porque Hashem ordenó lo contrario.

La gente sabía que Moisés y su bastón poseían poderes especiales. Al golpear la roca en lugar de hablarle, le atribuyeron la milagrosa efusión de agua a él y a su bastón “mágico”, que ya había realizado una serie de milagros en Egipto, como convertirse en serpiente y devorar los bastones de los consejeros del Faraón que también se habían convertido en serpientes.

Hashem quería que Moisés le hablara a la roca. De ese modo, nadie podría atribuir el milagro a nadie más que a Hashem y Su santo Nombre sería santificado. A pesar de que Moisés exhibió paciencia, fortaleza y autocontrol más allá de la más poderosa capacidad humana, dado su gran nivel espiritual, se consideró un pecado. Hashem no quería ningún tipo de activismo, sólo hablar. Al golpear la roca en lugar de hablarle, Moisés transgredió el mandamiento de Hashem, aunque las circunstancias eran más que extenuantes. Hashem esperaba que Moisés creyera que hablándole a la roca obtendría agua de ella. Hashem dice, no creíste en Mí – “Moisés, en tu nivel espiritual como líder y profeta, a quien le di la Torá en el Monte Sinaí, deberías haberle hablado a la roca. Si tu emuná hubiera sido perfecta, no habrías golpeado la roca”. Hashem es muy exigente con los verdaderos tzadikim.

La lección de Moisés y la roca no es una simple historia de un hecho aislado que ocurrió hace 3.326 años sino que es un mensaje para cada uno de nosotros y para toda la posteridad. Hashem quiere que utilicemos nuestro poder de la palabra en la oración. Él quiere que alcancemos todo por medio de la oración. No quiere que vayamos por ahí “golpeando piedras” para conseguir cosas. Quiere que tengamos emuná, porque emuná y oración son sinónimos.

Las personas sufren cambios emocionales extremos. Cuando tienen éxito, están extasiados. Cuando fracasan, están aplastados. Ambas emociones son indicativas de una falta de emuná. Hacemos nuestro mejor esfuerzo, pero el resultado depende de Hashem. Hashem quiere que aprendamos a rezar por todo y que nos demos cuenta de que somos impotentes sin Él. Hashem quiere que “hablemos a la roca”, porque cuando lo hacemos, fluye la abundancia de todo tipo. Con emuná, sabemos que nuestras oraciones pueden mover montañas y lograr lo imposible, haciendo cosas que ningún poder físico en la tierra puede hacer. Con suficiente emuná y oración, nosotros también podemos hacer brotar agua de la roca.

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1. Luis Angel Rodríguez Sibaja

7/10/2022

Más claro como el agua no puede haber el rey David en los salmos le habla a Hashen y le dice roca mía mi roca fuerte eso fue una clara falta de parte de Moisés al no hablarle a la roca

2. Sheila Zepeda

6/29/2022

Gracias Rab Lazer!!
Siempre q leí está parte de la TORÁ me hacía tantas preguntas de la severidad de HaShem con Moshe sin entender y solo concluía q soy tan limitada q no alcanzo a entender no tener la visión del Creador pero muchas gracias por revelar no sólo el porque sucedió sino entender que es lo que el Eterno espera de mi y cuál es mi 1% q depende de mi porque el 99% depende de El siempre.
Brajot!!

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