El elixir de vida

A los malvados, incluso en vida, se los llama muertos. Los justos, incluso en su muerte, son llamados vivos (Rashi sobre Bereshit 11:32)

Las dos primeras secciones de la Torá relatan las generaciones del hombre. La primera, Bereshit, comienza con Adán, el primer hombre, y describe las vidas de cada figura importante de su generación llegando hasta Noaj.

La Torá las escribe siempre según la misma fórmula: Nacen, engendran hijos e hijas, viven y mueren.

La parashat Noaj, que viene a continuación, es un poco diferente. Aquí, comenzamos con Noaj y vamos generación por generación hasta llegar Abraham.

La fórmula es un poco diferente, empezando por el hijo de Noaj, Shem. Un hombre vive, engendra hijos e hijas, y luego sigue viviendo. No se dice nada de su muerte.

¿Por qué no se menciona esto?

La gema eterna de la vida

Shem era un hombre justo. Sus descendientes fueron conocidos como los “Bnei Ivri”, o hebreos. ¿Qué significa eso exactamente? Ivri viene de la palabra ever, o el otro lado.

A primera vista, esto significa que Shem vivía al otro lado del río Éufrates, en Eretz Israel. Si se profundiza un poco más, se descubre la joya eterna de la vida.

Durante 1656 años, el hombre buscó el placer físico. Sólo oímos hablar de robos, asesinatos y la búsqueda de la lujuria. Noaj halló gracia a los ojos de Hashem. Él Le hace una ofrenda a Dios cuando sale del arca.

A Shem se le atribuye la preservación del honor de Noaj al no descubrirlo en su estado de vulnerabilidad.

Shem fue tras Dios, yendo contra la corriente de la humanidad al hacer lo que era correcto a los ojos de Dios. Persiguió la rectitud. Persiguió lo espiritual por encima de lo material y lo físico.

Shem (en español, Sem) es el padre de las diez generaciones que conducen a Abraham. Hasta hoy, el término “antisemitismo” es conocido y utilizado por miles de millones de personas.

¿De dónde proviene ese término? Somos los hijos de Shem. El antisemita es alguien que odia a Shem y a sus hijos – antisemita.

Para toda la eternidad

¿Qué podemos deducir de gente como Kanye West, los soviéticos y los progresistas rabiosamente antiisraelíes de hoy? Nos odian por ser los verdaderos descendientes de Shem: Gente que persigue los placeres del espíritu por encima de los deleites del cuerpo.

Hasta el día de hoy, el mundo de los otros hijos de Noé, Jafet (Grecia / Roma / Europa / Rusia / América) y Jam (Egipto / Canaán / China), nos ahogan en las cosas que más aman: el placer material y físico en todas sus formas y sabores.

Somos los hijos de Abraham y los descendientes de Shem. Llevamos la antorcha del primer pueblo que fue a contracorriente del mundo –  para servir a Dios.

Incluso antes de que naciera Abraham, la Torá nos habla de la recompensa por servir a Hashem a través de Sus mandamientos:

Que vivimos.

Dios deja muy claro que en las primeras diez generaciones del hombre, al final de su vida de búsqueda de placer, todos murieron.

Excepto Shem y sus descendientes. Ellos fueron justos. Hicieron actos justos, que son las mitzvot, toda su vida. Dios no menciona su muerte. Por ellos siguieron viviendo.

Se conectaron con el Eterno, fortaleciendo su neshamá, esa parte de ellos que es una parte de Dios, y que, por lo tanto, es eterna.

Cada mitzvá es un trozo de eternidad. Desde el primer día de la Creación hasta el último, la Torá es el antídoto contra la muerte.