El poder de la voluntad – Itró

Nuestra única opción es anhelar o desesperar. El dolor de anhelar sin alcanzar nuestro objetivo nos impulsa a rezar y a trabajar aún más duro. ¡No existe la desesperación!

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Moshe Neveloff

Posteado en 06.02.23

En la sección de la Torá de esta semana, el pueblo judío recibe la Torá en el Monte Sinaí. “En el tercer mes desde el éxodo de los hijos de Israel de Egipto, en este día, llegaron al desierto de Sinaí” (19:1). Rabí Natan de Breslev explica que la principal revelación de la Torá fue a través del amor, la bondad y un fuerte deseo y anhelo de santidad. 

Todos los tzadikim anteriores que vivieron antes de que la Torá fuera entregada en el Monte Sinaí sólo se dedicaron a desear y anhelar acercarse a Hashem y conocer a Hashem – este fue su principal servicio a Hashem. Abraham, que es llamado el primero de los creyentes y el primero en ser circuncidado, fue aún más merecedor que los demás tzadikim de este aspecto de querer y anhelar, y especialmente, anhelar revelar la bondad y el amor de Hashem en el mundo, que era el atributo principal de nuestro patriarca Abraham. Desde la época de Abraham, la luz de la Torá comenzó a revelarse cada vez más en el mundo. Después de él, Itzjak y Yaakov y los hijos de Yaakov también continuaron este camino de anhelo de revelar la Divinidad en el mundo hasta la época de Moshé Rabenu, quien tuvo el inmenso mérito de recibir la Torá en nombre del pueblo judío en el Monte Sinaí (Likutei Halajot, Leyes de la Sangre, 1ª Enseñanza).

El poder y la importancia de nuestra voluntad es un tema central en las enseñanzas de Rabi Najman, y un aspecto crítico del servicio a Hashem, que él enfatizaba fuertemente. Él enseña en la Sabiduría de Rabi Najman que lo principal en el servicio a Hashem es el deseo y el anhelo de la persona, e incluso si no es capaz de realizar su deseo de cumplir la mitzvá o la buena acción, la voluntad en sí misma es muy valiosa.

La fuerza del anhelo, o la fuerza de voluntaed, es lo principal de lo cual depende todo lo demás. Nuestra única opción real es seguir anhelando… o desesperar.  Es famoso el clamor de Rabi Najman mientras entregaba una vez una enseñanza: “¡No hay desesperación en el mundo!”. La desesperación es una solución imaginaria en la que nos dejamos caer, pero en realidad, enseña Rabi Najman, no hay razón para desesperar, por muy sombría que parezca la situación. 

¿Qué tenemos que hacer? Sólo preguntarnos: “¿Cuánto lo deseo realmente? ¿Dónde estoy con mi voluntad? ¿Me mantengo fuerte o me permito rendirme? ¿Por qué me estoy rindiendo? ¿De qué tengo miedo?”. Los resultados no dependen de nosotros, pero no hay nada en el mundo que pueda impedirnos desear algo. 

También debemos preguntarnos cada día: “¿Qué quiero? ¿Qué cosas buenas quiero para mí, para mi familia…?”. Expresar nuestros buenos deseos, y hablar de ellos, nos ayuda a actualizarlos, como enseña Rabi Najman: “Para que la voluntad sea hecha realidad, uno necesita expresar su anhelo, y por medio de esto, la persona es capaz de realizar su petición y alcanzará la meta que desea”.

Esta semana, después de repasar esta enseñanza, me pregunté: “¿Dónde me estoy rindiendo y en qué áreas de mi vida siento desesperación?”. Lo que se me ocurriera en ese momento, lo hablaba con Hashem y rezaba para que me ayudara a empezar de nuevo y a seguir queriendo. 

Permitirnos sentir el dolor de lo lejos que estamos de algo que queremos o de lo difícil que es alcanzar ese objetivo, es en realidad lo que alimenta nuestra voluntad. El dolor nos despierta a querer y rezar aún más para alcanzar nuestra meta. Esta semana, mi esposa me ayudó a darme cuenta de un área en mi vida en la que no trato de crecer debido al miedo y la desesperación: en mi trabajo y mi carrera. Después de tener varias conversaciones difíciles sobre el tema, hoy, mientras escribo estas palabras, fue un día diferente. Algo nuevo se abrió; conversamos de nuevas ideas sobre cómo tratar de encontrar nuevas oportunidades y cómo expandirnos. El dolor de mi oposición a que ella me pidiera hablar del tema, se convirtió en un sentimiento positivo y de conexión entre nosotros dos. Encontrar la fuerza para afrontar nuestros miedos y convertir el dolor en fuerza de voluntad es una parte importante de la concretización de los buenos deseos y los objetivos que nos proponemos.

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