El Caballo Salvaje

Ésta es la historia de mi vida. El caballo salvaje es mi alma animal, salvaje, rebelde y testarudo, y el jinete es mi alma Divina, cuyos esfuerzos a veces parecieron ser inútiles…

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Tikvah Motley

Posteado en 05.04.21

Ésta es la historia de mi vida. El caballo salvaje es mi alma animal, salvaje, rebelde y testarudo, y el jinete es mi alma Divina, cuyos esfuerzos a veces parecieron ser inútiles…

El caballo salvaje

Mis tacones golpearon los costados del caballo mientras que mis dedos aferraron su melena con todas mis fuerzas. Con mi cabeza baja hacia el viento – finalmente estaba bajo mi control. ¡Qué gran pareja hacíamos! Por fin, su poder increíble sería aprovechado para el bien. ¡He vencido!

¡Choque!

Una punzada en mis costillas, se me ha ido la respiración. Estoy paralizada por el shock y el dolor que corre por mi cuerpo, dejándome tirada en el suelo. Aparece una figura en medio de la espesa capa de polvo. Veo la cara amable de alguien que se agacha junto a mí, recortado por el sol.
“Ah, así que aquí estás de vuelta” se ríe. “¿No crees que debes quedarte tranquila esta vez?”.

“¡No!” Grite con los dientes apretados. “Él no es un amigo”…

La narración anterior es la historia de mi vida. El caballo salvaje es mi Nefesh Behamit (alma animal)…, fuerte y con mucha potencia, pero salvaje, rebelde y testarudo. El jinete es mi Nefesh Elokit (alma Divina), cuyos esfuerzos a veces parecieron ser inútiles. El desconocido con el rostro de amigo es el Yetzer HaRá (la Mala Inclinación).

Recientemente  y por primera vez, me di el regalo de una hora de Hitbodedút ("Plegaria Perosnal en Aislamiento") sin interrupciones y guiada por las instrucciones del Rabino Shalom Arush shlit"a. Después de dos días de silencio absoluto mientras intentaba hablar desde mi corazón con una reflexión honesta y agradecimiento, hoy, (en el tercer intento) comencé diciendo, “HaShem, abre mis labios y que mi boca declare Tu alabanza”. Esto fue un avance.

Hace dos años yo regenteaba un restaurante de comida rápida, era totalmente no observante, y me refería a mí misma como un “incrédula”. Era el único “incrédulo” que conocía que hablaba con HaShem al igual que Tevye de “El Violinista en el Tejado”, pero eso es lo que me decía mí misma.

Hace un año estaba en otro camino, lejos del de hoy. Estaba jugando con la comida Kasher, ganándome la vida de una manera permitida, viviendo en una nueva ciudad cerca de una sinagoga y cumpliendo algunos Preceptos a medias. Aún así, estaba enredada en el hábito destructivo de culpar a HaShem por las cosas que no salían a mi manera y exigiendo que “primero Él me demuestre” y sólo entonces obedeceré. Por fuera, aparentaba ser más observante, pero en realidad, estaba perdida y sin brújula.

Hoy, gracias a HaShem, estoy casada, cuido el sagrado día del Shabat, cuido la comida Kasher y practicando las leyes de Pureza Familiar. Tengo que reírme de mí misma. Hace un año, me enojaba si alguien me sugería que debo vestirme modestamente, cubrirme la cabeza y separarme de mi esposo por ciertos períodos de tiempo. Estaba firme en mi reclamo redundante y totalmente equivocado de que nunca sería una “meshuguena frum” (observante loca). Lo había intentado una vez y no funcionó.

Hace apenas unos meses, cruce la línea imaginaria que había dibujado. Fue un momento increíble de triunfo, una transición a una vida de indescriptible felicidad y fuerza. Hay tres factores que me han llevado hasta donde estoy actualmente en tan poco tiempo:

1. Un muy bien-merecido golpe Divino.

2. La Supervisión Divina.

3. La Difusión de la Emuná – la auténtica y pura fe en el Creador del Universo.

Me "topé" con el Rabino Shalom Arush shlit”a por casualidad mientras buscaba en internet un libro para enseñarle a mi futuro marido como ser un buen esposo. (Por supuesto, quería mejorarlo a él, no a mí misma). Sin embargo, el encontrar “En el Jardín de la Paz” cambió dos mundos, que ahora son uno. El siguiente paso fue “En el Jardín de la Fe”. En pocos meses, ambos nos transformamos, casi irreconocibles entre nosotros y frente a los demás.

Ahora me doy cuenta que el arma que faltaba en mi lucha para frenar a mi nefesh behemit estaba allí todo el tiempo – la EMUNÁ!

La hora de Hitbodedút de hoy me hizo darme cuenta que, independiente de lo mucho que he andado, soy completamente inservible por mi cuenta. Ahora entiendo que, a pesar de mi locura, los más terribles sufrimientos que he tenido que pasar son nada en comparación con lo que realmente merezco. Nunca puedo decir que he prevalecido. Sólo puede darme cuenta de lo pequeña que soy y que confío mi vida en las tiernas manos de HaShem.

Si voy a lograr la corrección de mi alma en esta vida, siempre debo pedir por la Emuná y admitir que necesitaba tener una relación con HaShem semejante a la de un feto con su madre. El feto depende totalmente del cuerpo de la madre para eliminar los residuos por la placenta y sustituirlo por los nutrientes, inmunidad y oxígeno. El proceso es milagroso y hoy me vino a mente mientras hablaba con el Todopoderoso con la sinceridad de que no puedo hacer absolutamente nada sin Su gracia, amor y ayuda. Sólo Él puede darme la posibilidad de hacer Teshuvá (el arrepentimiento) por amor y sólo Él puede estar acreditado para transformar finalmente mis muchos pecados en méritos.

Una vez escuché una historia cuyo origen no recuerdo:

Un joven emprendió un viaje para encontrar un trabajo en un oficio lucrativo. En el camino, se encontró con un platero exitoso sentado junto a un caldero hirviente. De vez en cuando él miraba dentro del caldero y ajustaba el fuego. El joven le preguntó: “Señor, he oído que si uno no calienta la plata lo suficiente, quedará llena de escoria, pero con una temperatura demasiada alta o durante demasiado tiempo, la plata se estropeará. Por favor, dígame si puede: ¿Cómo sabe usted lo correcto?” El platero se rió y dijo: “Hijo mío, sé que mi creación esta perfecta cuando puedo mirar y ver claramente mi propio reflejo”.

Si estoy en el caldero de este mundo, puedo saber que el Platero me aprecia y se asegurará que tenga exactamente lo que necesito para que algún día refleje Su Rostro.

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1. Jorge

2/13/2019

Todo para bien

Excelente me identifico con la primera parte.. Tendre la gracia de la segunda experiencia de tikvah?

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