El secreto del tzadik

¿Cuál fue el secreto de Moisés?

Moisés era perfectamente consciente de su propio nivel y sabía que Hashem podría haber elegido a cualquier otra persona en su lugar. Él no se sentía “con derecho” a nada y era perfectamente consciente de que, por ser quien era, tenía muchísima más responsabilidad y estaba más en deuda con el Creador y Lo alababa constantemente y así se salvó de sentirse “con derecho”.

Cuando leemos la parashá Vaetjanán sobre de las plegarias que ofrendó Moisés, podemos imaginarnos a Moisés rogándole a Hashem con lágrimas en los ojos y con gran frustración por el hecho de que se le negó lo que más anhelaba en el mundo, que era entrar a la Tierra de Israel.

No obstante, el Baal HaTurim nos revela que ocurrió exactamente lo contrario y que la palabra “Vaetjanán” (“Y rogó” ) tiene el mismo valor numérico que la palabra “shirá” (canción, alabanza), o sea que Moisés dijo Shirá ante Hashem para que Él escuchara su plegaria. Al expresar su ruego ante Hashem, Moisés entonó canciones ante Él, sintiendo una inmensa alegría, ya que “Uno no puede entonar Shirá si no es con alegría”. ¡Vale decir que las 515 plegarias fueron dichas con gran alegría!

A través de los cantos y alabanzas, uno se salva de toda esa sensación de “derecho” a recibir de los demás y puede rezar una plegaria verdadera, pidiendo un regalo gratuito que no siente que se merece, una plegaria libre de todo rastro de orgullo, melancolía o frustración.

Este es un poderoso mensaje para toda persona que se apresta a rezar: uno no debe pensar que cuanto más “víctima” se sienta, su plegaria será recibida con más favor, sino todo lo contrario: cuanto más alegre esté, cuanto más baile y cante y se regocije ante Hashem, y cuanto más dé las gracias por todo lo que tiene en la vida, con mayor favor serán aceptados sus ruegos.

Amén, que así sea!