Conexión cuerpo y alma – Tazría

¿Por qué la Torá ordena que toda persona con una aflicción sea llevada ante un Kohen, o sacerdote, en lugar de un médico? ¿Acaso este precepto sigue siendo aplicable hoy en día?

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 19.04.23

“Cuando una persona tenga una aflicción leprosa, será llevada al Kohen…” (Levítico 13:9)

El pasaje anterior plantea dos preguntas: en primer lugar, ¿por qué la Torá determina que el individuo con una aflicción sea llevado ante un Kohen, o sacerdote, en lugar de un médico? Y segundo, ¿por qué el individuo debe ser “llevado” ante el Kohen; si está enfermo, ¿no debería ir por su propia voluntad?

Durante la época del Templo Sagrado, la Presencia Divina de Hashem era revelada ante todos. Los milagros en el Templo Sagrado eran cosa de todos los días. No importaba lo fuertes que fueran los vientos de Jerusalén, la columna de humo que ascendía del altar siempre iba hacia arriba. No importaba cuántos sacrificios rituales se realizaran en un caluroso día de verano, nunca había una mosca en el Templo Sagrado. Cuando un sacrificio ritual se realizaba correctamente y era aceptado en lo Alto, se podía ver la imagen de un león en la columna de humo ascendente; si el sacrificio era defectuoso, entonces todos veían la imagen de un perro. La Presencia Divina no hacía casi ningún esfuerzo por ocultarse.

Sin embargo, un clima de tal revelación Divina obligaba a la persona a actuar en consecuencia. Uno no puede actuar en el Palacio del Rey como actúa en el corral. Por ello, cualquier infracción de conducta traía consigo un castigo rápido.

La Guemará nos dice que las graves dolencias de tipo leproso, tzara’at, eran el resultado de la calumnia, el derramamiento de sangre, los juramentos falsos, la inmoralidad sexual, el orgullo, el robo y el egoísmo (véase Arajin 16a). En la época del Templo Sagrado, si una persona sufría una aflicción de este tipo, ningún médico ni ningún medicamento la aliviaba o curaba a menos que primero arrancara de raíz la causa de su enfermedad. Para ello, la persona enferma tenía que ver a un Kohen en el Templo Sagrado. El “Jafetz Jaim” explica en “Shmirat Halashon” que los Kohanim sabían cómo hablar al corazón de la persona enferma, provocar una confesión y animar a la persona a arrepentirse (véase Shaar Hazejirá, cap. 6). El enfermo se arrepentía, se sometía a un proceso de purificación de siete días, llevaba una ofrenda por el pecado al Templo Sagrado al octavo día, ¡y se curaba! Por lo tanto, la Torá envía al individuo afligido al Kohen en lugar de a un médico.

El santo Alshej nos recuerda que el Kohen no curaba a la persona; en esencia, la persona se curaba a sí misma haciendo teshuva y arrepintiéndose sinceramente de sus transgresiones. Sin embargo, el Kohen es quien llevaba a la persona enferma a hacer la verdadera que autoevaluación que condujo a la posterior teshuva y curación. Por eso, nos preguntamos si el Kohen era tan eficaz para iniciar la curación, ¿por qué el individuo no acudía al Kohen por su propia voluntad? ¿Por qué tenía que ser “llevado” al Kohen?

Rabi Najman de Breslev explica que la inmoralidad sexual y la arrogancia son las causas fundamentales de la mayoría de los problemas de la persona en la vida. Estas son también dos de las principales causas de las aflicciones leprosas, tañ como enseña la Gemara antes mencionada en el Tratado Arajin. El denominador común entre la persona sexualmente inmoral y la arrogante es que no quieren escuchar consejos de nadie; quieren hacer lo que les plazca. La arrogancia también está muy relacionada con los que calumnian a los demás y hablan mal de los demás. Por lo tanto, cuando están afligidos, deben ser arrastrados al Kohen, ya que no querrán ir por su propia voluntad.

¿Acaso seguimos teniendo este mismo fenómeno hoy en día?

Las 613 partes del cuerpo corresponden a los 613 mandamientos de la Torá. Tal como escribió el famoso cabalista Rabí Elazar Azikri (1533-1600) en su libro clásico “Sefer Jaredim”, una aflicción en cierta parte del cuerpo indica una observancia defectuosa o una transgresión de su mandamiento correspondiente. Y si bien la persona que dice calumnias no es inmediatamente afligida con una enfermedad leprosa como en los días del Templo Sagrado, la aflicción física es ciertamente un mensaje de lo Alto para que la persona haga un serio examen de conciencia y la consiguiente teshuva. Y, si no puede identificar por qué está sufriendo, entonces debería ver a un verdadero tzadik – un individuo piadoso y recto que pueda ayudarlo a rectificar. Rabi Natan de Breslev escribe repetidamente en Likutei Halajot que en esta época, el tzadik y guía espiritual justo es como el Kohen del Templo Sagrado.

El cuerpo y el alma son una sola cosa; por lo tanto, cualquier tratamiento médico sólo puede ser eficaz si la persona trata la mancha de su alma que corresponde a la aflicción de su cuerpo.

La conexión con el verdadero tzadik es muy importante para la salud espiritual de la persona. Por lo tanto, incluso en esta época en que la persona no establece voluntariamente una conexión con el tzadik, Hashem le da una “razón” para buscar la bendición y la guía del tzadik. No esperes a estar enfermo; ve al tzadik mientras estás sano, y Hashem te ayudará a mantenerte sano siempre, ¡amén!

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1. Cristina

4/21/2023

Gracias por sus enseñanzas que el eterno les bendiga por compartirnos su sabiduría, gracias espero algún día poner visitar Israel

2. PAULIN NIKOLLI

4/19/2023

BRAU HaSHEM POR ESTE ENSENANSA,GRACIAS RABINO LAZER BRODY ,SONO MUY CONTENTO DE LEJER ESTA ESCRITURA Y MI DA TAN ALEGRIA ,Y ES ANCHE MI SALVA DINERO PORQU SE NON NECESITO PAGAR POR LAS MEDICINAS POSO IVERTIR ESTO DINERO PAR CARITA,CON AITO DI HaSHEM SIEMPRE.

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