Lo quieres, lo consigues – Shelaj

La parashá de esta semana se centra en el pecado de los espías, que fue una de las pruebas más difíciles que enfrentó el pueblo judío durante su estadía en el desierto. Esta tragedia está conectada con la destrucción del Templo Sagrado, cuyos resultados aún sentimos hasta el día de hoy. ¿Qué podemos aprender del pecado de los espías que se aplique a la vida actual? “Le informaron y le dijeron: ‘Hemos llegado a la Tierra a la que nos enviaste, y ciertamente mana leche y miel, y este es su fruto. Pero el pueblo que habita en la Tierra es poderoso, las ciudades están fortificadas y son muy grandes, y también vimos la descendencia del gigante” (13:27-28).

Rabí Natan de Breslev enseña que, a través del aspecto de la voluntad, que es querer servir a Hashem y acercarse a Él, la persona puede hacer méritos en la Tierra de Israel, como dice en los Salmos: “Hashem, Tú has favorecido Tu tierra…” (85:2). Por lo tanto, varias de las tribus fueron bendecidas para que su porción de la tierra sea llena de deseo, como está escrito “Naftalí, saciado de favor…”, “y por el favor de Aquel que se posó sobre el arbusto espinoso…” (Devarim 33:16 y 23).

El principal lugar donde la persona puede merecer una fuerte voluntad y anhelo por Hashem es en la Tierra de Israel, porque allí la presencia de Hashem brilla más fuerte. La iluminación de la voluntad es el aspecto de un buen olor, y el lugar principal del increíble olor (por así decirlo) de la Divinidad está sólo en Eretz Israel. La tierra de Israel se llama eretz hamoriah, la tierra de Moria, debido al agradable olor de la ofrenda de incienso que se ofrendaba en el Templo.

El Templo Sagrado era el lugar donde más se revelaba la voluntad, el deseo, el amor y el anhelo del pueblo judío por Dios. Desde allí, la voluntad iluminada resplandecía para todos y cada uno en función de cuánto se esforzaban por conectarse con la santidad de la Tierra de Israel.

Sin embargo, los espías se mancharon en este asunto, porque dijeron que los obstáculos eran mayores que el poder de su voluntad, lo cual no es el caso. Por lo tanto, primero alabaron la Tierra de Israel, “y en verdad fluye leche y miel, y este es su fruto”, y después hablaron de los tremendos obstáculos para llegar a la tierra. “Este es su fruto”, alude a la tremenda iluminación de la voluntad que brilla en la Tierra de Israel, pero luego dijeron después “Pero el pueblo que habita en la Tierra es poderoso”. ¡Los obstáculos son demasiado grandes! No creían en el increíble poder de su voluntad para llegar a la Tierra de Israel y establecerse en ella, que podía superar cualquier obstáculo. Ese fue su error. Este pecado causó llanto por muchas generaciones, porque Hashem les dijo a los espías: “Derramaste lágrimas en vano, por lo tanto habrá llanto por generaciones (sobre la destrucción de los dos primeros Templos) (Likutei Halajot).

Rabi Najman enseña algo increíble acerca del poder de la voluntad en Likutei Moharán, en la enseñanza 31 de la Primera Parte. Él dice que la manera principal en que el alma se revela es a través de nuestro anhelo y buenos deseos de acercarnos a Hashem y servir a Hashem. Nuestras almas se vuelven más santas y refinadas de acuerdo a cuánto anhelamos y anhelamos alcanzar un mayor nivel de cercanía y conocimiento.

Ratzon (voluntad) es también el recipiente que hace descender las bendiciones que deseamos. Hace unos años, un amigo mío habló de este tema en una cena en la que celebraba la finalización de un tratado de Guemará que acababa de terminar y allí dio algunos ejemplos de deseos que le vinieron durante la plegaria personal. Dijo: “Quiero tocar el piano”, aunque en aquel momento no tenía piano ni sabía tocarlo. Siguió expresando su voluntad y su deseo. Después, recibió un piano de un familiar que no tenía lugar para mantenerlo en su casa y entonces él empezó a tomar clases con un amigo para aprender a tocar el piano. Y su sueño se hizo realidad. Dijo: “Quiero estudiar Guemará”, a pesar de que en ese momento no tenía compañero de estudio ni tiempo en su agenda. Cuando habló de este ejemplo en la cena, ya había terminado varios tratados del Talmud. Cosas que pueden parecer completamente irreales en ese momento pueden convertirse en realidad si nos conectamos a todos los sueños y buenos deseos que queremos. Nada en el mundo puede impedirnos desear algo.

¿Qué es lo que quieres? Esto es lo que realmente importa. La santidad del alma se revela cada vez más en la medida en que somos capaces de fortalecer nuestra voluntad. Querer el bien, y seguir queriendo hacer todo el bien que podamos, independientemente de dónde nos encontremos en la vida, es lo único que sí está verdaderamente en nuestras manos.

Todos sabemos que la vida está llena de altibajos. Por lo tanto, incluso cuando cometemos errores y nos desanimamos e incluso pensamos en renunciar a algo, tenemos que volver siempre a lo que realmente queremos. Un paso práctico que podemos dar a diario es reservar tiempo para preguntarnos: “¿Qué quiero? Cuanto más expresamos nuestros buenos deseos, a nosotros mismos y ante Dios, más se fortalecen en nuestro interior. Esto nos da fuerzas para superar los obstáculos que se nos presentan en la vida. Dondequiera que nos encontremos en el mundo, podemos conectarnos con el poder resplandeciente de la voluntad que viene de la tierra de Israel, de la iluminación del Templo Sagrado.