Shoftim – Zum…Zum…Zumbido

Pensemos un poco más en el tema: ¿Acaso esta batalla que libramos día a día nos parece tan sencilla?…

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Maór HaShabát

Posteado en 05.04.21

Pensemos un poco más en el tema: ¿Acaso esta batalla que libramos día a día nos parece tan sencilla?…

 
 
Zum… Zum… Zumbido
 
Rabi Eliahu Lupian zt"l, contó una vez la historia de un hombre rico que tenía un perro fiel. El perro lo acompañaba a todas partes, corría delante de él y lo servía con fidelidad. Un día, como de costumbre, el comerciante se dispuso a salir camino a sus negocios. Cargó sobre su carroza bolsas repletas de dinero y se dispuso a emprender el viaje.
El perro, también según su costumbre, subía a la carroza, bajaba de la carroza, corría por delante, corría por detrás, desaparecía, volvía a aparecer… En una palabra: un perro.
 
De pronto, el perro se encaramó debajo de las ruedas de la carroza impidiendo que avance. El comerciante intentó sacarlo, pero el perro no se movía. Le ordenó que se alejara, pero el animal encaprichado se mantenía firme en su lugar. Tomó un palo y lo empujó con él suavemente. Comenzó el viaje, pero el perro corrió y de nuevo se acostó debajo de las ruedas.
Nuevamente la misma escena… el hombre trataba de sacarlo… y el perro no se movía.
 
"No entiendo que le pasa a este perro. ¿Por qué se pone debajo de las ruedas y no me deja avanzar? ¡Tengo importantes negocios esperándome y me está retrasando con sus caprichos! ¡No es momento de jugar! Hasta que finalmente se cansó… y tras un fuerte golpe, con un aullido de dolor el perro abandonó su posición, y el hombre pudo emprender el viaje.
 
Después de recorridos unos cuantos kilómetros, se dio cuenta que el perro no lo seguía. Retrocedió en su camino, y cuando llegó al lugar donde había golpeado a su perro, se encontró con un charco de sangre… El golpe había sido demasiado fuerte…
De allí salían unas débiles huellas ensangrentadas, que el hombre siguió con el corazón estremecido, hasta encontrarse con el perro acostado moribundo sobre una bolsa de dinero que había caído de la carroza…
 
No lo dejaba continuar con su viaje, porque había visto caer una de las bolsas con dinero de la carroza. Mientras que su dueño no entendía qué le pasaba, él luchó con entrega para que no iniciara el viaje dejando su dinero allí tirado. Finalmente esto le valió un golpe mortal, pero terminó su vida cuidando la bolsa de su querido patrón.
 
Ahora, dijo Rabi Eliahu, razonemos: ¿Acaso este perro recibirá pago por su entrega? ¡Si demostró una inquebrantable fidelidad a su patrón, hasta llegó a dar su vida por él!
La respuesta es: Seguro que no. ¿Por qué? Porque esta es la naturaleza del perro: en hebreo perro es Kélev, que significa ´todo corazón´. Él es capaz de recibir fuertes palizas de su dueño… y de todas formas cuidará su bolsa. Así es el perro…
Nosotros, las personas, recibiremos pago. ¿Por qué? Porque nos cuesta. ¡Porque tenemos instinto negativo! Solo por luchar y doblegar el instinto malo la persona recibe pago por sus actos.
Hasta aquí las palabras de Rabi Eliahu Lupian zt”l.
 
Pensemos un poco más en el tema: ¿Acaso esta batalla que libramos día a día nos parece tan sencilla? ¿Alguien piensa, quizás, que está a salvo con el Instinto Negativo acechando en las sombras esperando apenas una breve distracción?
Una persona llegó al Bet Midrash del gran Rebe de Gur, en la noche de Shabat, se sentó en el Tish (la mesa), cerca del Rebe.
 
Mientras seguía con devoción cada movimiento de su Rebe, bebiendo cada una de sus palabras con fervor, apareció – de la nada – una mosca que empezó a fastidiarlo danzando a su alrededor… La espantó con su mano…, pero la mosca volvió y se posó en su frente… Volvió a espantarla, pero parecía que la mosca se había encariñado con él… Insistía caprichosamente…, la espantaba y volvía…, la espantaba y volvía… De repente le zumbaba en la oreja, de repente aparecía en la punta de su nariz…
Hasta que finalmente terminó con su paciencia… ¡y con un certero golpe la aplastó contra la mesa y la mató!
 
El hombre se sorprendió por su reacción. Una gota de sudor corrió por su frente. ¡Es Shabat, y esto está prohibido por la Torá!
No sabía hacia donde mirar, por donde escaparse, sintió que en su interior subía el fuego de la vergüenza. Todos a su alrededor habían presenciado su tropiezo, quien sabe también el Rebe había visto todo…
 
Pero en unos instantes comprobó que el suyo no había sido un golpe mortal… la mosca se debatió entre la vida y la muerte durante unos instantes, pero poco a poco se fue rehabilitando hasta que finalmente desplegó sus alas y salió volando. Un suspiro de alivio…
 
De pronto un silencio absoluto inundó el Bet HaMidrash, todos se aprestaron a escuchar las palabras del Rebe.
Se escuchó la voz del Rebe: Dijeron los Sabios, al final del Tratado Berajót, que el Instinto Malo se compara a una mosca… ¿En qué se parecen uno a la otra? Si te parece que levantaste tu mano y le diste un certero golpe, estás equivocado.
¡No! No está muerto. Está vivo. Probablemente algo golpeado y confundido, pero pronto se rehabilitará y volverá a levantarse como si nada hubiera pasado…
 
Encontramos una gran semejanza entre las vueltas del Instinto Malo en su guerra contra la persona, con los trucos utilizados en las guerras entre las naciones del mundo.
 
Dice el Jafetz Jaim: así como ellos hacen escuchar el relincho de sus caballos, esgrimen el filo de sus espadas, golpean sus escudos y hacen sonar sus trompetas para intimidar al enemigo, de la misma forma se comporta el instinto malo, utilizando gran cantidad de emisarios que divulgan opiniones por escrito y también oralmente, dando la impresión que son legiones las que siguen sus pensamientos, ostentando la verdad y la razón, el modernismo y la evolución… todo esto para intimidar a los seguidores de la Torá y sus preceptos y menospreciarlos.
 
Nuestra obligación es seguir el consejo de la Torá: "A las guerras no temer y no ablandar el corazón ni asustarnos por el ruido de la multitud que nos enfrenta, porque HaShem está a nuestro lado generación tras generación para salvarnos.
 
 
 
– de Maor HaShabát, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –
 
(Gentileza de www.tora.org.ar) 

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1. Nancy

9/08/2019

A las guerras no temer HaShem a Nuestro lado, aún con todos los lobos internos HaShem no nos suelta…Emuna y mas emuna, solo emuna

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