La Fórmula Mágica

La gratitud, mezclada con una dosis equivalente de fe y confianza en el Creador, constituye un elixir de vida, una fórmula mágica que cura y remedia y mitiga todos los decretos duros...

5 Tiempo de lectura

Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

La gratitud, mezclada con una dosis equivalente de fe y confianza en el Creador, constituye un elixir de vida, una fórmula mágica que cura y remedia y mitiga todos los decretos duros…

La Fórmula Mágica

Si hay algo que me duele mucho, pero muchísimo, es ver cómo la gente se persigue a sí misma.

Hace un par de meses festejamos los días más solemnes del calendario judío: las fiestas de Tishrei, antes de las cuales tuvimos el mérito de elevarnos espiritualmente en el mes de Elul y después tuvimos el increíble mérito de viajar a Uman en Rosh Hashaná, y después los Diez Días de Arrepentimiento que culminaron con Yom Kipur y después Sucot y Simjat Torá. Entonces díganme una cosa: ¿no les parece que esta época tendría que haber sido ser la época más alegre de todo el año? Pero no: pasaron apenas unos cuantos días y ya veías a la gente dando vueltas con la cara por el piso, tristes y preocupados de que tal vez no les hubiera ido bien en el veredicto de Rosh Hashaná y Yom Kipur, que tal vez esto y tal vez lo otro…

Incluso si les dijera que no tienen motivos para preocuparse, no me van a hacer caso. Entonces ¿saben qué? Yo decidí jugar el mismo juego que ellos. Entonces pongamos por caso que tienen graves decretos rondándoles encima de la cabeza, Di-s no lo permita, y esto es obviamente nada más que una simple suposición. Presten atención: esto no es el problema en sí mismo. ¿Por qué? Porque existe algo que sirve para acabar con todas las caras largas y todas las auto-persecuciones:

La gratitud, mezclada con una dosis equivalente de emuná y confianza en el Creador, constituye un elixir de vida, una panacea, una fórmula mágica que cura y remedia y mitiga todos los decretos duros que puedan existir. El Talmud (Tratado de Brajot 1ª) nos cuenta el siguiente relato: El Rey Jizkiahu estaba muy enfermo. Durante una de las muchas visitas que recibió, también lo vino a visitar el Profeta Isaías, pero este le dijo que le quedaban solamente unos pocos días de vida y que estaba a punto de morir. Ahora díganme algo: ¿qué les parece a ustedes que dijo el rey en semejante situación?: “Deja ya de profetizar y mejor será que te vayas. Me enseñaron mis antepasados que aunque uno tenga una espada colgándole encima del cuello, no debe perder la esperanza”.

“Una espada colgándole encima del cuello”. ¿Qué significa esta expresión? Imagínense el veredicto más terrible que pueda haber sido sellado en Yom Kipur. Yo les digo que la gratitud, la emuná y la confianza en HaShem son capaces de dar vuelta ese veredicto. Así es. La esperanza nunca se pierde. Y no: no existe en absoluto la desesperación.

El Rey Jizkiahu nos enseña una lección esclarecedora de confianza en el Creador del mundo: cada persona, no importa en qué nivel espiritual se encuentre, es capaz de dar vuelta toda la situación y retornar a HaShem en cualquier momento dado, y en cualesquiera circunstancias en que se encuentre. Sí: a pesar de todo aparentemente sea irreversible, HaShem tiene soluciones infinitas para cada problema y cada situación. La salvación ha de llegar. Solamente hace falta creer, tener confianza y no perder la esperanza.

Emuná, gratitud y confianza en HaShem conforman la fórmula mágica que es capaz de producir resultados mágicos, milagros y toda clase de salvaciones.

Pero a veces, como todos nosotros sabemos por haberlo vivido en carne propia, la Mala Inclinación nos inyecta su letal veneno, haciendo propaganda negativa en el corazón y en la mente de la persona. Si tiene éxito, si logra llevar al hombre a que caiga en la desesperación y en la depresión, entonces logró su objetivo. Porque su único propósito es privar a la persona de su voluntad, de su esperanza, de su emuná. Por eso, si oyen que la Mala Inclinación les dice “Eh! ¡Espera un momento! ¡Fíjate cuántos pecados hiciste, qué cosas tan horrendas y tan graves hiciste! ¿Y te piensas que te van a perdonar después de todo esto?”, sepan que no tienen que creerle, ¡porque es una mentirosa!

Todo el que verdaderamente quiere empezar de nuevo en su vida tiene necesariamente que creer que es algo simple y que el Creador lo ama y que ama a todos y que Él jamás le va a cerrar las puertas a la persona, pues Él siempre extiende la mano para recibir a todo aquel que verdaderamente Lo busca. Siempre podemos confiar en Su compasión y en Su benevolencia. Esa es la base de nuestra confianza en Él. ¡Nosotros estamos persuadidos de que el Creador del mundo es nuestro Padre y que nos ama! Por eso tenemos que darle las gracias por todo lo que nos da. ¡Y van a ver que solamente con creer y repetir esta frase, todos los nubarrones oscuros se van a disipar y va a volver a relucir la luz del sol, iluminándonos la vida!

Y eso es lo que dijo Rabi Najman de Breslev hace ya más de 200 años: ¡No existe la desesperación en absoluto! No hay ningún motivo para perder la esperanza, darnos por vencidos y caer en la desesperación, porque en este mismo momento acabamos de recibir la fórmula mágica: EMUNÁ más GRATITUD más CONFIANZA EN HASHEM = una vida maravillosa llena de luz y de alegría. La soga que saca a cada persona del pozo de la tristeza y de la depresión, y en especial, de la persecución de sí mismo.

Por eso, si la Mala Inclinación no obstante se fortalece y se empecina en afirmar que ustedes pecaron y transgredieron, agárrense con fuerza de lo que dijo Rabi Najman de Breslev: “Si crees que se puede destruir, cree también que se puede construir”. Esa es el ancla más fuerte de la que pueden aferrarse.

El Creador del mundo nos dio un regalo valiosísimo e inmenso: la plegaria personal (Hitbodedut) a través de la cual podemos reforzar esta fórmula mágica y mejorarla cada vez más. Porque en esta hora de Hitbodedut HaShem nos da la oportunidad de juzgarnos a nosotros mismos, porque como nos enseñaron nuestros Sabios: “Cuando hay juicio abajo, no hay juicio Arriba”. El día que hacemos Hitbodedut, no nos juzgan en el Cielo. Ya hicimos el trabajo acá abajo…

Fijémonos más de cerca lo que ocurrió en el relato del Rey Jizkiahu y el profeta Isaías. Este, como es sabido, era un hombre de una santidad enorme que recibió su profecía de un lugar exaltadísimo y además poseía el Espíritu Divino (el poder de la profecía). Pero aun así el Rey Jizkiahu tenía pero tanta confianza en HaShem que no vaciló en decirle al profeta que dejara de profetizar y se fuera.

Cuanto más fuerte sea nuestra emuná, cuanto más poderosa sea nuestra confianza en HaShem y cuanto más gracias Le demos y reconozcamos Su infinita bondad con todo el mundo y con nosotros, no importa cuál sea la profecía, siempre podremos confiar en HaShem, y en Su infinita bondad. Y si alguien está buscando la fórmula mágica de la tranquilidad y la paz interior, pues aquí la tienen: escrita frente a ustedes. Una fórmula de probada eficacia.

 

Escribe tu opinión!

1. Debora

6/25/2015

maravilloso

Gracias, es un artículo que salva vidas. Que HaSshem bendiga al Rab. Arush y a todo el grupo Breslev. Les mando un saludo con mucho amor.

2. Debora

6/25/2015

Gracias, es un artículo que salva vidas. Que HaSshem bendiga al Rab. Arush y a todo el grupo Breslev. Les mando un saludo con mucho amor.

3. breslev israel

3/23/2014

Gracias, querida Yael! Querida Yael! Gracias por compartir con todos nosotros tu experiencia y por fortalecernos a enfrentar nuestros propios desafíos! Mucha salud y que Hashem te acompañe siempre!

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario