Lento pero Seguro

Tal vez ustedes conozcan gente que empezó desde arriba pero casi nadie respeta a los que nacieron con la proverbial cucharita de plata en la boca.

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 05.04.21

Todo lo que hacemos en la vida es como escalar una montaña. Empezamos desde abajo y poco a poco vamos escalando hacia arriba. Tal vez ustedes conozcan gente que empezó desde arriba, porque nacieron en circunstancias tales que gozan de ciertos privilegios, pero no les tengan envidia, porque a la larga, aquellos que empezaron desde abajo y poco a poco fueron subiendo hasta llegar a la cima son los que poseen un carácter sólido y alcanzan la verdadera gratificación en la vida. Todos respetan a las personas que llegaron a la cima por su propio esfuerzo, pero casi nadie respeta a los que nacieron con la proverbial cucharita de plata en la boca.

Cuando todavía estamos al pie de la montaña, nuestra visión es muy limitada. Cuanto más alto escalamos, más bello se torna el panorama. Pero nuestro goce tiene un precio. Nosotros, los seres humanos, tenemos una característica en común y es que no apreciamos algo a menos que nos hayamos esforzado por alcanzarlo. Por lo tanto, el sendero que conduce a la cima no es un sendero fácil. Pero el hecho mismo de escalar es lo que se llama “la sal de la vida”. Ella es la que nos fortalece y construye nuestro carácter. Porque la sensación de alcanzar un logro que surge de nuestro esfuerzo es algo que todo el dinero del mundo no puede comprar.

La sociedad moderna engañó a la gente haciéndola pensar que las cosas fáciles son buenas. Las propagandas que nos dicen que compremos este producto instantáneo y aquel otro producto instantáneo trata de hacerle un lavado de cerebro a la gente, para que busque la gratificación instantánea. Y desgraciadamente, en gran medida lo han logrado. El estado de salud de toda una nación está sufriendo debido a que la gente se acostumbró a comer comida hecha en horno a microondas. Mucha gente joven no sabe lo que es cortar un tomate en rebanadas o cortar en juliana una lechuga.

Imaginémonos que la alta tecnología encontrara la forma de construir un ascensor que llegara a la cima del Aconcagua. Llegar a la cima ya no sería entonces una proeza. Pero no sólo eso, sino que al alcanzar la cima en un ascensor, uno ya no es más un “escalador”, y ya no está fortaleciendo su carácter ni obteniendo genuina gratificación.

Cuanto más alto subimos, más nos esforzamos. Los muslos y los bíceps van tomando forma. Los músculos gimen. Los pulmones arden. Pero así y todo continuamos escalando, incluso cuando el cuerpo dice “¡Basta!”.

¿De dónde sacamos toda esa fuerza?

Es que cuando el cuerpo pierde fuerza, cobra fuerza el deseo. No hay ni un solo atleta de fondo o escalador de montañas que alcance la línea de llegadao el pico solamente con la fuerza física. Los que tienen la voluntad más grande suelen superar a los que poseen una capacidad física superior. Esta regla se aplica no sólo a escalar montañas sino a todo emprendimiento en la vida. Recuerden esto y alcanzarán la cumbre.

El Verdadero Progreso

Dice el viejo adagio “lo que viene fácil, se va fácil”. Si tu ascenso a la cima es fácil, eso es señal de que algo anda mal.

En el folklore checoeslovaco, hay un antihéroe llamado Shveyk, que es un personaje cándido al que todo le va mal. A Shveyk lo mandan al frente a luchar contra el enemigo, pero al poco tiempo retorna a su base: “¡Triunfé!”, declara Shveyk, “¡Capturé yo solo la colina 131!”.
“Imbécil”, ruge su comandante. “La colina 131 ya estaba en nuestras manos. ¡Los soldados a los que les disparaste son nuestros propios soldados!”.

En la vida, ningún triunfo que verdaderamente valga la pena va a ser fácil. Escalar es algo arduo y tedioso, que uno va haciendo centímetro a centímetro y paso a paso. El verdadero progreso -ya sea en el atletismo, en el ámbito académico, en la carrera o en lo espiritual- siempre es algo gradual y medido.

Imagínense un estudiante que todo el semestre no hizo nada, pero una semana antes de los exámenes, se pone estudiar como loco todo el material de un semestre entero y se queda despierto toda la noche. Si es lo suficientemente diestro, va a pasar los exámenes, pero no va a tener dominio del tema. Las leyes de retención de la memoria nos enseñan que cuanto más estudiamos y más repasamos lo que estudiamos, más es lo que retenemos. El verdadero aprendizaje requiere tiempo.

Lo mismo ocurre con el fisiculturismo. Uno puede realizar un ejercicio con gran esfuerzo haciendo que la sangre le llegue a los bíceps y los tríceps, y durante un tiempo va a parecer Míster América. Pero una hora más tarde, va a volver a ser el mismo fofo de antes. Y lo peor de todo es que si trata de esforzarse demasiado en demasiado poco tiempo, va a lastimarse y a herirse los músculos. También en estos casos conviene ir lento, pero seguro. Uno no se vuelve un atleta de la noche a la mañana.

Tómense tu tiempo, no importa adónde estén escalando. Recuerden la fábula de Esopo, de la tortuga y la liebre. La gente que hace progreso a la velocidad del conejo por lo general son meros destellos, efectos pasajeros. Pero los que van progresando de a poco finalmente llegan a la cima. Y en el curso de una vida, no importa si uno alcanzó la cima un año antes o un año después. Lo que importa es que uno continuó escalando y finalmente llegó a la cima.

Mientras tanto, cuando todavía estamos escalando, es posible que tengamos toda clase de dolores, dificultades y obstáculos. Pero cuanto más alto subimos, la vista se vuelve más y más fascinante. El esfuerzo vale la pena.
 

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1. Ysabel Gomez Aguiar

12/21/2017

Si, hace muchos años supe de 2 mujeres usureras cada una independientemente, a una la asesinaron junto con toda la familia. La otra, murio en la carcel. Que tristeza !!!

2. Felizardo

10/28/2014

Simple y certero…….. En este articulo , queda demostrado que lo simple es lo mas distinguido. hermosas y refrescantes palabras. Bendiciones!!!

3. Felizardo

10/28/2014

En este articulo , queda demostrado que lo simple es lo mas distinguido. hermosas y refrescantes palabras. Bendiciones!!!

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