El sueño de mi amigo

Hace varios años me encontré con mi amigo Marcelo a tomar una cerveza. Juntos jugábamos al fútbol; juntos íbamos al colegio...

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Moshe Lev

Posteado en 05.04.21

Hace varios años me encontré con mi amigo Moshe a tomar una cerveza. Marcelo es mi amigo de la infancia. Juntos jugábamos al fútbol, íbamos juntos al colegio e hicimos juntos la conscripción en el ejército. Y aunque con el tiempo cada uno siguió su propio camino, siempre nos mantuvimos más o menos en contacto. Ahora que ya pasaron muchos años, cada tanto todavía nos reunimos a tomar un café, y a charlar de la vida.

Esa vez le hice una pregunta que no suelo hacer. Le pregunté: “Dime algo, Marcelo, ¿cuál es tu sueño en la vida?”.

“Ah… yo tengo un sueño muy simple”, me respondió sin vacilar. “Yo sueño con tener un BMW negro último modelo con techo corredizo arriba, tú sabes a qué me refiero… Yo veo los coches que pasan por la calle y se me salen los ojos de las órbitas, ¿sabes? Qué no daría para que yo también pudiera tener un auto así, con asientos de cuero y todos los accesorios… Ojalá a mí también la gente me mirara así y se murieran de la envidia”.

“La verdad es que es un coche fenomenal”, le dije. Y pensé que era un sueño bastante raro. Pero sobre sueños no hay nada escrito. Y si Marcelo quiere un BMW, que lo quiera. ¿Qué? ¿Me volví miembro de la censura?

Después de aquel encuentro, la vida de Marcelo cambió por completo. Tuvo suerte e invirtió en la bolsa de valores, y le fue extraordinariamente bien. Al poco tiempo ya se había convertido en multimillonario. Compró muchas fincas y departamentos en varias ciudades y sí… también se compró el BMW con el que tanto soñaba. Un día incluso me tocó la bocina desde abajo y me llamó para que bajara a ver el auto: asientos con masaje para la espalda, pantallas especiales para el GPS, no se imaginan… un James Bond en miniatura…

Esa mañana le dije: “Mira lo que son las cosas… ¡Mira cómo se hizo realidad tu sueño!”.

Hace algunos meses, me volví a encontrar con Marcelo y con su hermosa mujer en la playa. Mi mujer y yo llegamos con nuestros tres hijos, y nos la pasamos corriendo como locos detrás de ellos: este necesitaba loción de bronceado y el otro se había metido arena en la boca y la más chiquita se escapaba y se quería meter en el mar… en una palabra: nos volvieron locos. Y al lado estaban sentados Marcelo y su mujer comiendo sandía, bebiendo cerveza y bronceándose. La dolce vita…

Al final les compré un helado a los chicos para poder sentarme a conversar cinco minutos en paz con mi amigo.

Le dije: “Créeme que te conviene esperar otro poco para traer hijos. Mira lo bien que la pasan ustedes y miren nosotros cómo nos volvemos locos con los chicos… ni cinco minutos nos dejan tranquilos”.

La respuesta de Marcelo me dejó boquiabierto: “¿Te acuerdas de que te dije que mi sueño era un auto?”.

“Seguro que me acuerdo”.

“Qué tonto que era. Ahora estoy dispuesto a renunciar al auto, al departamento, a todo lo que tengo, para tener hijos como los tuyos. ¿Hijos dije? ¡Un hijo! ¡Aunque sea un solo hijo!

Así fue como descubrí que Marcelo, mi amigo de la infancia, era estéril. Que jamás va a poder tener hijos. Y también descubrí que nos conviene cuidarnos mucho de lo que soñamos, porque la salud y una familia grande y alegre son algo que no tienen reemplazo.
 

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1. Anabella

12/30/2013

Lo material se va, pero la union con HaShem y sus buenas acciones perduran toda la eternidad! Me parece que uno tiene que estar atento a lo que el amigo dice y mas a lo que uno dice. Que podamos tener un Mercedes para poder cumplir con rapidez los preceptos del Creador.

2. Anabella

12/30/2013

Me parece que uno tiene que estar atento a lo que el amigo dice y mas a lo que uno dice. Que podamos tener un Mercedes para poder cumplir con rapidez los preceptos del Creador.

3. eugenia

12/29/2013

muy emotivo me hizo llorar de la emocion. Dios quiera que todas las parejas puedan ver hecho realidad su sueno!

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