Enfermo de Amor

Él todavía tenía grabada en la cabeza la imagen de la bailarina del palacio persa. Enfermo de amor por algo que le estaba prohibido, ya no iba a poder seguir estudiando Torá…

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 24.03.24

HaShem quería que los judíos asistieran al banquete de coronación del Rey Ajashverosh. Fue así que dispuso el mejor servicio de catering kasher junto con los más magníficos vinos mevushal provenientes de las más selectas bodegas judías con el mejor certificado de kashrut. Los panecillos recién salidos del horno eran todos pat Israel, hechos con harina tamizada doce veces para que no hubiera ni un rastro de algún gusano o un insecto. En la cocina había un batallón de supervisores de las organizaciones de kashrut más estrictas.

Entonces ¿por qué Mordejai no dejó que los judíos asistieran al banquete?

Porque sabía que Hamán había tendido una trampa. Sí, los judíos iban a comer comida kasher, y hasta iban a comer en mesas separadas en el salón del palacio. Pero los judíos iban a quedar expuestos a desfiles y desfiles de mujeres persas casi desnudas, cada una más atractiva que la otra. Sin lugar a duda, la tentación iba a dominar el evento y como solía decir el bisabuelo Amalek, “su Dios aborrece la promiscuidad”. Hamán sabía que se iban a volver locos de lujuria en tal evento y que esa sería su caída. Era perfectamente consciente de que todo judío que asistiera al gran banquete real no iba a ser la clase de individuo que se cuida de lo que mira. Y así, una vez que el judío cayera presa de las bellezas de Persia, tiraría al tacho todas sus tradiciones y se asimilaría. Y aunque no lo hiciera, jamás iba a poder volver con su Sara o su Miriam mientras todavía tenía grabada en la cabeza la imagen de la bailarina de vientre del palacio persa. Enfermo de amor por algo que le estaba prohibido, ya no iba a poder seguir estudiando Torá ni rezando.

Pero gracias a Mordejai y a Esther, y con la infinita compasión de HaShem, Hamán cayó en su propia trampa y los judíos finalmente se salvaron.

Rabí Natan de Breslev afirma en forma repetida que la falta de santidad personal motivada por la lujuria es el principal poder de contaminación que usaron Amalek y Hamán. En cada generación, el pueblo judío tiene que enfrentar el desafío de la tentación y la corrupción, pues esta es la guerra contra Amalek en cada generación.

La Guemará cuenta la historia de uno de los baalei teshuvá (judío alejado de sus raíces que posteriormente las descubre) de toda la historia – Mar Ukva.

La mayoría de la gente se queda con la boca abierta cuando se entera de que Mar Ukva era un baalteshuvá. Él no era solamente el reishgaluta (Presidente del pueblo judío en la Diáspora) sino que además era un sobresaliente erudito y juez rabínico de su generación, hasta tal punto que incluso Shmuel de Nahardaa  -uno de los principales sabios de su generación-    lo admiraba enormemente.

En el Tratado Shabat se hace mención de un tzadik llamado NatanTzutzita, que significa “HaShem le dio una fuerte luz”, que salía de su frente. Cada vez que él caminaba por el dominio público, esa luz brillante irradiaba de él y así fue como obtuvo tal apodo.

Rashi, en un oscuro comentario hallado en el Tratado Sanedrín 31b, afirma que descubrió en un antiguo libro de leyendas, que NatanTzutzita no era otro que Mar Ukva, que era un baalteshuvá. La historia hace empalidecer al mejor guión hollywoodense…

Mar Ukva, antes de transformarse en baalteshuvá, miraba libremente a todas las mujeres que se le cruzaban en el camino. Eso le causaba muchos problemas. Una vez, vio a una mujer despampanante a la que ansió poseer. Pero cuando se enteró de que era una mujer casada y por lo tanto, prohibida para él, Mar Ukva literalmente se enfermó de amor y quedó confinado a su lecho de enfermo, incluso corriendo peligro de vida. Mientras tanto, la mujer casada y su marido se habían empobrecido enormemente. Nadie estaba dispuesto a prestarles ni un centavo. Ella sabía que Mar Ukva tenía dinero, así que, desesperada, fue a golpearle a la puerta. Dentro de su corazón, ella estaba lista para someterse a él a fin de poder salvarse de semejante pobreza. Mar Ukva fácilmente podría haber aprovechado la situación. Pero en cambio, él, sin tocarla y sin ni siquiera mirarla, le dio el dinero que necesitaba y la dejó ir.

El fenomenal acto de teshuvá de Mar Ukva causó una impresión tal en el ámbito espiritual que el Samej-Mem, que es el ángel de Amalek, se cayó hacia atrás. En ese mismo momento se declaró que Mar Ukva no sólo iba a convertirse en un absoluto penitente, sino también en un magnífico erudito de Torá, juez, tzadik y líder del pueblo judío, cuyo rostro reflejaba la luz Divina igual que Moisés.

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Purim no es solamente la celebración del milagro que tuvo lugar hace 2.500 años en Persia, sino que cada año, Amalek y Hamán renuevan su lucha contra nosotros. Y cuanto más nos acercamos a la época del Mashíaj, más difíciles se vuelven las batallas espirituales. La historia de Mar Ukva  nos enseña que un solo judío, a través de un solo acto de teshuvá y de santidad, es capaz de derribar a Hamán y a Amalek.

Por eso, que cada uno piense en la responsabilidad que recae en sus hombros, porque cualquier judío es capaz de ser un Mar Ukva o un Mordejai. ¡Feliz Purim!

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1. Pablo

2/11/2014

impresionante! Gracias por este bello articulo, de veras, es incredible como podemos ver la Tora reflejada en nuestra realidad actual! bendiciones para todos!

2. Pablo

2/11/2014

Gracias por este bello articulo, de veras, es incredible como podemos ver la Tora reflejada en nuestra realidad actual! bendiciones para todos!

3. rosalia

2/09/2014

que gran pueblo! que gran pueblo, am Israel! que fuerza de voluntad! admirable!

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