¿Tienes Miedo de la Verdad?

La gente tiene miedo de la verdad y es por eso que no son conscientes de la verdad que hay dentro de ellos mismos. ¿Acaso puede haber una tragedia peor que esa?

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Orit Esther Riter

Posteado en 17.03.21

Hay algo de enorme valor en la vida del ser humano, y es llegar a conocer el yo superior, o sea, el alma. La significancia material adquiere verdadero valor cuando la acoplamos con nuestros objetivos espirituales. Cada uno de nosotros tiene una preciada posesión: es parte de nuestro derecho de nacimiento saber que Dios y nosotros somos una misma cosa. La creencia en Dios también se aplica a la creencia en nosotros mismos, al hecho de que poseemos un destello de Divinidad, una partícula de nuestro Creador.

El gran viaje de vivir una vida de realización personal y tratar de comprender mejor nuestra razón de vivir constituye un pasaje cautivador. Sin embargo, buscar a Dios en el mundo en general y en nuestras vidas en particular a veces nos presenta estorbos en el camino.

Analicemos los tres principales impedimentos que podemos llegar a confrontar en el camino que conduce a la auto-conciencia y la auto-mejora:

1. Una mirada a la vida bien de cerca puede llegar a revelar que a nivel subconsciente nos negamos a saber:

Muchos de nosotros simplemente no deseamos reconocer que poseemos dentro de nosotros mismos una chispa Divina. De hecho, cuando nos enteramos de que alguien decidió cambiar de estilo de vida después de tomar conciencia de que contienen dentro de ellos mismos parte de la naturaleza Infinita, nos quedamos absolutamente sorprendidos.

Uno no tiene necesariamente que creer que lleva dentro de sí misma un destello Divino pero considerar tal posibilidad y pasar por el proceso de discernir la verdad es la única forma de considerar si dicha opción verdaderamente existe. ¿Por qué vivir una vida de “tal vez” cuando podemos buscar nuestro yo verdadero y vivir la vida de la forma que deberíamos vivirla?

En cada mente se produce un choque: una batalla para establecer la armonía de pensamiento. Un flujo de creencias ondulantes nos inunda el cerebro, causando una tormenta de confusión. Aquello en lo que creemos se expresa en nuestros actos. Dice el Libro de Proverbios (23:7ª): “Aquello que uno piensa en el corazón, eso es lo que es”. Al decidir explorar más a fondo el verdadero propósito de la vida estamos conquistando y controlando nuestros pensamientos y al hacerlo, estamos acabando con las dudas que surgen. Cuando llegue el momento indicado, y nuestra mente haya comprendido la verdad, los actos serán acordes.

Es recomendable no renunciar a este paso y no conformarse con un quizás mientras la vida y la sociedad poco a poco nos van desgastando. Eso nos va carcomiendo el corazón y el alma y hace que perdamos interés en ir tras nuestros objetivos espirituales. Nos quedamos tan atrapados en la realidad tangible que la carrera de la vida acaba tragándonos. No obstante, debemos aferrarnos con uñas y dientes a nuestra inspiración y el deseo de llegar a la pregunta esencial – para qué vivimos.

El primer paso para poder alcanzar el conocimiento espiritual es elegir con sabiduría los maestros que nos van a guiar en nuestra senda de estudio. Es muy importante que nos rodeemos de personas, de material de lectura e incluso que asistamos a clases que nos quiten todo rastro de confusión y nos posibiliten alcanzar la verdad que se oculta tras el propósito de la vida.

2. ¿Cómo puedo vivir simultáneamente en el ámbito espiritual y en el ámbito material?

Existe un error muy generalizado de pensar que si adoptamos un estilo de vida espiritual no vamos a poder disfrutar también del mundo material. Eso es falso. A medida que vamos descubriendo nuestro propósito espiritual nos vamos apegando a un sistema completamente nuevo de valores y prioridades, y en consecuencia nuestro curso de pensamiento y de acción se adapta a esta perspectiva renovada.

Este ajuste al sendero de la vida no se considera un “compromiso” sino más bien una restauración de vida, una vida con renovada significatividad. Pero con esta nueva conciencia aún podemos seguir disfrutando de lo mejor que tienen por ofrecer ambos mundos.

El hecho de vivir la vida con la esencia Divina que tiene cada persona hace que todos los momentos se conecten a un propósito superior. El compromiso a desarrollar objetivos espirituales redirige nuestros pensamientos y nuestros actos al tiempo que enriquece nuestra vida en este mundo. Significa que vivimos la vida teniendo conciencia de cada palabra, de cada pensamiento y de cada acto que construye la integridad espiritual y la claridad mental.

Una vez más: esto no significa que debamos renunciar al mundo, pero si elegimos un sendero espiritual, lo más probable es que nuestra mente se ajuste a una forma de pensar y de vivir bastante diferente. Ahora nuestra conciencia espiritual nos permite percibir con mayor profundidad la esencia de todas las cosas. Al entrar en contacto con la raíz de las personas y de los acontecimientos vivimos una experiencia muy elevadora. Podemos vivir y disfrutar de este mundo al tiempo que vamos reajustando nuestra conciencia.

3. ¿Acaso existen los “atajos espirituales”?

Es muy improbable que los logros espirituales se alcancen de la noche a la mañana. En este mundo de gratificación instantánea deseamos alcanzar un clímax espiritual en un instante. Pero eso es imposible. Así como los músculos no se construyen de un día para el otro, y así como uno no se saca de encima veinte kilos en un día ni tampoco puede construir una relación significativa en un lapso breve, de la misma manera, en esto que es tan significativo, el trabajo es acorde a la recompensa.

Debemos permanecer en el sendero todo el tiempo que sea necesario a fin de alcanzar el lugar en el que deseamos estar. El conocimiento y el entendimiento espiritual comprensivo es un proceso de despertar. Cada etapa del trayecto puede asemejarse a pasar de piloto automático a vivir con una profunda conciencia de vida.

La búsqueda del tesoro es en sí misma conmovedora y embriagante. La transformación no puede tener lugar sin el viaje y es posible que el tesoro te esté esperando bajo el mismo árbol junto al cual pasaste toda tu vida sin darte cuenta siquiera de que estaba allí.

Esto es algo que nos debemos a nosotros mismos: saber quiénes somos, por qué estamos aquí y qué es lo que vinimos a hacer. La búsqueda se inicia con una celosa voluntad de liberarnos de la sospecha de lo que podría llegar a ser cierto. Vivir una vida de profunda percepción y conectarnos con una realidad superior que lo une todo es algo que verdaderamente vale la pena. El viaje ciertamente vale la pena.

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