Por dónde empezamos?

Cuando la gente viene a consultarme antes de Rosh Hashaná, muchos me dicen: “Hay tantas cosas por hacer que no sé por dónde empezar…”.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 05.04.21

Cuando la gente viene a consultarme antes de Rosh Hashaná, muchos me preguntan qué mitzvá, que precepto, les conviene disponerse a mejorar como una de sus resoluciones para el año nuevo: “Hay tantas cosas por hacer que no sé por dónde empezar…”.

El  mejor lugar para empezar es cuidando los ojos. Esta es la clave para tener éxito en el estudio de la Torá, para que la plegaria sea efectiva, para tener Emuná y para alcanzar la santidad y la proximidad a Hashem.

Cada vez que pensamos que tenemos que abrir los ojos, tenemos primero que plantearnos unas cuantas preguntas básicas:
 

  • Si abro los ojos, ¿qué es lo que puedo llegar a ver?
  • ¿Acaso corro el riesgo de cortar mi conexión con Hashem?
  • Hashem quiere que abra los ojos aquí y en este preciso momento?
  • ¿Acaso lo que estoy a punto de ver me va a acercar o me va a alejar de Hashem aún más?

Todo nuestro judaísmo y toda nuestra Emuná dependen de la media hora diaria que debemos dedicar a pedirle a Hashem que nos ayude a cuidar los ojos y fortalecer la santidad personal. Esta es la única manera de protegernos de los peligros de la Mala Inclinación. Y esta es también la manera de llenarnos la vida con mitzvot, energía positiva y la luz de Hashem.

Hace cerca de dos siglos, Rabí Natan de Breslev escribió (Likutey Halajot Shelujin 3): “No existen problemas mayores que los problemas de esta generación, pues a causa de nuestros pecados, la verdad está oculta y todo esto surge de la lujuria que se ha vuelto tan rampante en el mundo. Incluso aquellos que buscan ser piadosos no están exentos de dicha lujuria, pues no se monitorean a sí mismos, cayendo sobre sus rostros y prosternándose ante Hashem, y rogándole que Él nos rescate a diario a cada uno de nosotros, siendo que cada uno de nosotros conoce sus debilidades”.

Si Rabí Natan hacía alusión a “la lujuria que se ha vuelto tan rampante en el mundo” hace doscientos años, entonces ¿qué podemos decir hoy en día, que tenemos toda la suciedad habida y por haber con tan sólo presionar el dedo en el Smartphone y en internet? Uno tiembla al pensar en el tremendo daño de la época contemporánea. Sin una continua plegaria, uno no puede de ninguna manera cuidar los ojos.

¿Por qué la Torá nos advierte que no nos dejemos ir tras el corazón y tras los ojos, mencionando primero el corazón (véase Números 15:39)? Los ojos ven y el corazón anhela, por lo que podríamos decir que la Torá debería haber mencionado primero los ojos, y en especial porque el libre albedrío comienza  por los ojos. La respuesta es que los ojos son los mensajeros del corazón: si el corazón elige el mundo material, entonces envía a los ojos a que le proporcionen forraje para satisfacer sus deseos. Si el corazón quiere lujuria y mentiras, entonces envía a los ojos a que busquen el combustible correspondiente. Pero si el corazón anhela a Hashem, entonces a los ojos les va a resultar muchísimo más fácil permanecer cerraos. Vemos entonces la tremenda importancia de pedirle todos los días ayuda a Hashem para cuidar los ojos.
Entonces ¿por dónde comenzamos? Uno no puede empezar a purificar su corazón hasta que no cuide los ojos. ¿Cómo el corazón va a ser puro si repetidamente y sistemáticamente es contaminado? Una vez que cuidamos los ojos, podemos limpiar el corazón, e infundirle el anhelo a Hashem. Pero mientras tengamos los ojos abiertos, no podremos purificar el corazón, y este seguirá estando lleno de egoísmo, malos rasgos de carácter y deseos lascivos. Y aunque esa persona estudie Torá, su estudio solamente lo hará más arrogante y más viciado, porque su mente y su corazón están contaminados. En ese sentido, dice el Rey Salomón (Proverbios 6:32) que la persona que tiene lujuria es descorazonada. Ese hombre será un marido insensible, desconsiderado y egoísta que va a pisotear los sentimientos de su mujer y que constantemente va a estar enojado con ella y no va a tener paz matrimonial, por no decir más.

De ti depende: o bien ser un esclavo de la Mala Inclinación y sufrir constantemente, o bien vivir una vida de tranquilidad y paz interior mientras continúas conectado con Hashem. Esto es simplemente el resultado de cuidar los ojos o mirar en todas direcciones. La verdadera libertad es liberarse de la lujuria, porque esta fuerza al hombre a hacer cosas insensatas que antes que nada lo dañan a él mismo. Y la solución es cuidar los ojos y el primer paso para cuidar los ojos es pedirle ayuda a Hashem, a diario y en forma profusa, en nuestra plegaria personal.

Le shana tova tikatevu – que sean todos inscritos en un año bueno y dulce y en el Libro de la Vida para un maravilloso nuevo año!
 
 

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