El buen médico

Cómo es posible que los médicos, que consagran sus vidas al bienestar de los pacientes, vayan a parar al infierno?

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Steve Gardner

Posteado en 17.03.21

En una charla reciente sobre una de las secciones de la Torá que describe las instrucciones que Hashem le da a Moisés para la construcción del Tabernáculo, el rabino[1] preguntó cómo era posible que el Kohen Gadol (Sumo Sacerdote) entrara al Santo de Santos en Yom Kipur y confesara todos los pecados de todo el Pueblo de Israel. ¿Cómo podía este santo tener en la mente todos los pecados de los israelitas dipersos por todos lados y obtener expiación para cada uno de ellos? Únicamente en virtud de su inmenso amor al pueblo judío, que se traducía en una enorme empatía por cada uno de ellos. Los pecados de Israel los sentía en cada uno de sus huesos y al experimentar ese dolor, podía confesar los pecados de ellos.

 

Esto me recuerda una idea de Torá que escuché hace unos años del Rabino Simja Kraus. Era en una cena en memoria a un gran médico ya fallecido, Dr. Lenny- Sacharow de Flatbush. Rabí Kraus se refirió al pasaje del Talmud que dice que todo slos buenos médicos están en el Guehenom (infierno). Rabí Kraus preguntó cómo puede ser posible algo así. Cómo es posible que los médicos, que consagran sus vidas al bienestar de los pacientes, y que se esfuerzan tanto por ayudarlos, a veces a costas de su propia familia, estén en el Guehenom? Luego propuso una teoría: que el pasaje en realidad se está refiriendo al paciente. Cuando el paciente está enfermo, sufre, se preocupa por el futuro y tiene miedo. Eso es un infierno. Y cuando el paciente está en el infierno, el médico está allí junto a él. El buen doctor siente empatía por su paciente igual que el Kohen Gadol siente empatía por el pueblo de Israel.

 

La capacidad de relacionarnos con alguien a un nivel tan profundo como para sentir el dolor que él está sintiendo es una capacidad de enorme valor. Cuánto mejor sería el mundo si todos nosotros, judíos y no judíos por igual, pudiéramos identificarnos tanto con los demás y nos importara tanto de ellos al punto de sentir empatía por su dolor. Esto incluso puede aplicarse a un macronivel. Imagínense cómo sería el mundo si los grandes líderes de las naciones del mundo pudieran empatizar con el dolor que sentimos, por ejemplo, aquí en Israel, con todo lo que sufrimos a causa del terrorismo y los atentados diarios que no nos dejan vivir en paz.

 

Según el rabino, la empatía del Cohen Gadol se basaba en su gran amor hacia ellos. Ese es el primer paso que tenemos que dar: amar al prójimo: a los otros judíos y a todos los seres humanos. Todos somos los hijos de Dios y así como Él nos ama a todos, nosotros también, habiendo sido creados a la imagen de Dios, debemos amar a todos nuestros “hermanos”. Ese amor nos posibilita empatizar con aquellos que sufren y hacer de este mundo un lugar tanto mejor!

 


[1] Rabino Lazer Brody

 

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