La maratón de la limpieza

Lo que más me gustó de la limpieza de Pesaj fue organizar toda la ropa de mi marido y tirar tanto a la basura!

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Rajeli Reckles

Posteado en 17.03.21

Pesaj vino y se fue y me di cuenta de algo: que me encanta limpiar para Pesaj. De verdad! Lo digo en serio: me encantó verme forzada a encargarme de todas las cosas que no hice desde Pesaj del año pasado. Lo que más me gustó fue organizar toda la ropa de mi marido y tirar tanto a la basura!

 

Tirar mis propias cosas no fue tan divertido. Debo confesar que saqué cosas y las volví a poner, otra vez las saqué y otra vez las volví a poner, convencida de que algún día las voy a usar. ¿Seré la única persona en todo el planeta que hace esto? Me parece que no. Pero cuando entré en modalidad de “Limpiar la casa” empecé a alucinar que era una millonaria que podía darse el lujo de tirar a la basura media mansión. Mi marido, por su parte, no sabe lo que es tirar algo a la basura!

 

Así que esta maratón de limpieza me ha enseñado un montón de lecciones, la mayor parte de las cuales todavía no estoy dispuesta a aprender.

 

Lección # 1: Mi marido no necesita tantas cosas. Además de que ocupan un lugar muy valioso en mi armario tan pequeñito, hay otro motivo más por el cual  no es bueno guardar tantas cosas. Cuando tenemos muchos objetos, nos olvidamos de que siquiera los tenemos, y entonces seguimos comprando más en Walmart, Target o Old Navy, o como a mí me gusta llamarlos “Los Tres Grandes”, cada vez que nuestros maridos viajan a los EEUU. Cuando por fin guardo todo en el armario, inevitablemente me encuentro con los mismos pantalones y las mismas camisas como tres o cuatro veces. Más de una vez me pasó que compré cosas que ya tenía solamente porque no las podía encontrar debajo de la montaña de ropa que vive en nuestro armario mágicamente expansible, que contiene infinitas cantidades de ropa y sigue teniendo lugar para aceptar más, una especie de patio del Templo Sagrado…

 

Por eso, he tomado una decisión de Pesaj de dejar de hacer pedidos. Para mi marido, quiero decir…

 

Lección # 2: Los tapones de desorden. Permítanme explicar. No sólo que tapan la casa, la cual entonces adquiere un aspecto sofocante, sino que tapan también los canales de abundancia espirituales. Si quieres que Hashem te bendiga con nuevos bienes materiales, entonces ¡tienes que hacerles lugar! Hashem no te va a dar una nueva mesa para el comedor encima de la que ya tienes! ¿Y qué me dices de esas sábanas de veinte años? ¿Cómo van a entrar al armario las nuevas si las antiguas todavía ocupan su lugar?

 

Cada vez que hago un chequeo exhaustivo de las cosas de mi marido, nos peleamos. Yo agarro cada ropa y le pregunto: “¿Para qué necesitas este traje de mameluco del año del caldo?? ¿Cuándo fue la última vez que te lo pusiste? ¿En 1984? ¡Tiralo de una vez ala basura!”… Ah…. Cómo se enoja!! ¿Para qué necesita cincuenta pares de ropa interior y diez pares de pantalones que ni siquiera son de su talla? ¿A alguno de ustedes esto les suena familiar o estoy hablando con la pared?

 

Lección # 3: La limpieza a fondo una vez por año es insoportable. Para que yo entre en la modalidad de limpieza, mi marido me mostró este vídeo para limpiar el horno de manchas. Lo único que me vino a la cabeza mientras lo miraba era “Oh, Dios mío, ese horno es un ASCO! ¿Quién deja que su horno llegue a un estado semejante? ¿La mayoría de nosotros, tal vez?

 

Si la señora hubiera limpiado el horno una vez al mes, entonces para Pesaj no habría tenido que refregar como loca. Si constantemente limpiamos la casa cada tanto, librándonos de lo que no queremos y prestando atención a las áreas que tendemos a ignorar, entonces no vamos a tener que estresarnos tanto cuando tengamos la obligación de hacerlo.

 

Lección # 4: la limpieza de la casa me hace respirar mejor. Una vez que me saqué de encima todos los excesos de mi marido, y llevé a cabo una limpieza a fondo de la casa, me sentí muchísimo más liviana y muchísimo mejor. Mi marido… no tanto.

 

Hmmm….. ¿Esto no les suena a plegaria personal?

 

Si hiciéramos la limpieza diaria que nos recomiendan los expertos, entonces no tendríamos tanta suciedad acumulada. Imagínense yéndose a dormir al final del día con una sensación de alivio, de liviano, sabiendo que ya sacaron toda la basura afuera. Después de una hora de plegaria personal, ya se sacaron de encima todo el estrés, el enojo, la preocupación y todas las otras emociones negativas que se les ocurran. Pueden respirar bien profundo y confiar en que Hashem los va a ayudar con todos los problemas que estén enfrentando.

 

No dejen que los problemas los sofoquen hasta que se encuentren a ustedes mismos sumergidos bajo una montaña de mamelucos. Está totalmente de más. Una hora cada día es ciertamente un montón de tiempo pero ¿acaso la paz mental no se lo merece?

 

Pueden enviar sus preguntas, y en especial sobre temas como el matrimonio, la educación de los hijos, el noviazgo y el rol de la mujer. Escriban a racheli@breslev.co.il

 

 

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