Cuidado! Smartphone!

La revolución del smartphone nos ha transformado en consumidores dependientes, adictos y básicamente esclavos!

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Sharon Roter

Posteado en 16.03.21

En los últimos años, los medios de comunicación se han transformado completamente. Todos sabemos esto y hemos sentido su efecto en nuestra propia vida. La revolución del smartphone nos ha transformado en consumidores dependientes, adictos y básicamente esclavos!

 

Está todo al revés – en vez de que el smartphone nos sirva a nosotros, nosotros poco a poco nos vamos transformando en esclavos de él. En mi imaginación veo al smartphone como finos hilos que nos envuelven como una telaraña hasta que nosotros, los bichitos, quedamos atrapados y ya no podemos escaparnos.

 

En un pequeño experimento que hice con algunas amigas, nos sentamos junto al teléfono y conversamos acerca de que queríamos reemplazar nuestro proveedor de comunicaciones. Al rato cada uno de nosotras había recibido avisos en el navegador de distintos proveedores que nos ofrecían sus servicios a precios más baratos. En otra ocasión, mi amiga estaba hablando con su marido acerca de un producto que estaba pensando en importar a Israel. Al día siguiente, la estaba esperando en la pantalla el aviso de ese mismo producto. ¿Alguna vez estuviste en una reunión con amigos que hacía mucho que no veías y a las pocas horas te mandan de Facebook una sugerencia para que te conectes con ellos?

 

¿Les suena raro? Puede ser. ¿Da miedo? A mí, sin duda. ¿Es solamente mi imaginación? ¡En absoluto!

 

Un artículo reciente analizaba distintos estudios llevados a cabo sobre patrones de pensamiento. Se descubrió que existen dos patrones de pensamiento: el de adelante, que es el encargado de los pensamientos rápidos e intuitivos, y el de atrás, que es lo relacionado con la creatividad y la innovación. El segundo patrón solamente ocurre durante el tiempo improductivo, o sea, cuando uno está libre de distracciones externas.

 

Hoy en día, para la mayoría de la gente, el único tiempo “improductivo” es cuando se da una ducha, porque ese es el único lugar al que no puede llevarse el smartphone. ¿Te acuerdas de la época en que esperábamos en la cola de la oficina de correo y mirábamos a nuestro alrededor? ¿O cuando viajábamos en autobús y mirábamos a la gente que teníamos al lado, o a la calle, o a la vista? ¿Quién mira para arriba hoy en día? Incluso cuando vamos caminando por la calle, vamos caminando mirando hacia abajo, hacia la pantalla.

 

Distintos estudios demuestran que hace solamente unos pocos años, la capacidad de concentración de niños y adolescentes era de aproximadamente 15 minutos. Hoy en día, oscila entre los 8 segundos y los 3 minutos. ¡8 segundos! ¿Alguien dijo “ritalín”? Denles las gracias a los smartphones y a sus jueguitos. Ningún libro jamás logró superarlos.

 

Además, cuando se estudiaron las ondas cerebrales y las ondas del corazón en un estudio, se descubrió que cuando el teléfono suena o da un alerta por un mensaje que está recibiendo, eso crea un pico en el ritmo cardíaco (igual que en el pasado el peligro de cruzarse con un animal salvaje hacía que el ritmo cardíaco diera un salto). La adrenalina inunda el organismo cada vez que el corazón salta así y altera las ondas cerebrales. Este proceso destruye la concentración y afecta el estudio.

 

¿Quién no reconoce ese salto que uno da cuando oye el beep de un mensaje que está entrando? ¿O el pánico cuando se da cuenta de que su teléfono no está al lado y entonces dice “Ay, Dios mío, ¿dónde puse el teléfono?”. Sentimos como si hubiésemos perdido sin lo cual no podemos vivir.

 

En una encuesta a adolescentes, estos admitieron que son adictos al smartphone y lo admitieron sin sentir vergüenza o culpa. Por lo general se dice que admitir el problema ya es media solución, pero me parece que en este caso no sirve de mucho…

 

Ten cuidado con los permisos para obtener toda tu información que les das a las distintas aplicaciones de tu smartphone. Deja el smartphone lejos de ti cuando no lo necesites. Date a ti mismo tiempo (más de diez segundos) para espaciar y no perder la capacidad de ser imaginativo y creativo y traer nuevas cosas al mundo.

 

Pero más importante que todo, protege a tus hijos, que no se acuerdan de una época en la que no existía el smartphone, que no entienden del todo los peligros de la dependencia y que, sin siquiera darse cuenta, pueden perder la capacidad de concentrarse a largo plazo.

 

Sharon Roter is mujer, madre, música y escritora. Puedes escribirle a sharonroter@gmail.com

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