Los invitados al Seder

Antes de que lo “descubrieran”, Rebe Isajar Ber era tan pobre que ni siquiera tenía una rodaja de pan en la casa...

3 Tiempo de lectura

Rabino Lazer Brody

Posteado en 06.04.23

Antes de que lo “descubrieran”, y la gente fuera corriendo a consultarlo desde todas partes, Rebe Isajar Ber de Radoshitz (1765-1843) era tan pobre que ni siquiera tenía una rodaja de pan en la casa. El día antes de Pesaj ni siquiera tenía diez miguitas para esconder, tal como se acostumbra cuando se busca el jametz. Por lo tanto, se vio forzado a apartarse de su hábito de no pedirle favores a la gente y le pidió una rodaja de pan a su vecino.

Al día siguiente, no había ni un rastro de jametz en el hogar de Rebe Isajar Ber. Tampoco había nada para comer en el Seder: la alacena estaba vacía.

A las 3 de la tarde, tres horas antes de la puesta del sol, un suntuoso carruaje con dos caballos se detuvo frente a su casa. Tocaron a la puerta y le preguntaron a la Rebetzin dónde estaba su marido. Ella les dijo que estaba en el shtiebl (pequeña sinagoga) estudiando Torá y les preguntó qué querían.

“Somos mercaderes de Ashkenaz (Alemania) y estamos pasando por Polonia en viaje de negocios. Somos muy estrictos en la observancia de las mitzvot de la Torá y especialmente en Pesaj. Hemos oído hablar del temor Divino del Rebe y nos gustaría ser sus huéspedes en el Seder de Pesaj y Yom Tov”.

La Rebetzin respondió: “Mi casa está vacía. No he preparado nada para Pesaj”.

“No hay problema”, respondieron los viajeros. Y fueron al carruaje y de allí trajeron matzot, comida y vino, todo lo necesario para la festividad. No faltaba ni un solo detalle y todo ya estaba preparado. Los huéspedes sirvieron la mesa, digna de un rey, y fueron corriendo a la sinagoga para minjá y los rezos de Pesaj.

Cuando terminó el servicio, los dos invitados de aspecto distinguido se acercaron al Rebe, le desearon un “Gut Yom Tov” y le pidieron ser sus huéspedes para Pesaj. El Rebe respondió: “Con honor los recibiré pero no preparé nada para Pesaj”.

Entonces los huéspedes dijeron: “Que así sea. Si el Rebe no come, nosotros tampoco comeremos”. Los tres fueron juntos a la casa del Rebe y cuando llegaron, el Rebe no podía creer lo que estaba viendo: su hogar resplandecía con la abundancia de manjares que adornaban su mesa.

El Rebe le preguntó a su esposa si había ido en contra de sus deseos y había pedido favores.

“¡Dios no lo permita!”, respondió ella. “Nuestros distinguidos huéspedes trajeron todo con ellos”.

El Rebe vio que sus huéspedes eran los dos piadosos eruditos de Torá y así se dio cuenta de que todo lo que habían traído era perfectamente kasher.

El Rebe, su esposa y sus invitados tuvieron un bello e inspirador Seder de Pesaj.

Después de que el Rebe recitó la Havdalá al terminar el segundo día de Yom Tov, los huéspedes se fueron y nunca más volvieron. El Rebe los buscó por toda la ciudad pero no los encontró ni a ellos ni a su carruaje.

Después de la fiesta de Shavuot, Rebe Isajar Ber viajó a ver a su maestro, el famoso Jozé de Lublin y le contó de los dos invitados que había tenido para Pesaj y del milagro…

“¿Sabes quiénes eran esos dos invitados?” preguntó el Jozé. Rebe Isajar Ver respondió que no. “Eran los arcángeles Mijael y Gabriel. Qué afortunado eres, Isajar Ber. Ahora la gente va a empezar a ir a verte y entonces ya no sufrirás más pobreza”.

Poco después, el Jozé se fue de este mundo y la gente empezó a pedir el consejo y las bendiciones de Rebe Isajar Ber de Radoshitz, cuyos dos huéspedes le habían dejado una bendición de fantástica abundancia. Que así sea con todo Israel, amén! Feliz Pesaj!

Escribe tu opinión!

1. shelly

3/27/2018

GRACIAS A NUESTRO CREADOR

Que linda reflexion,gracias porq estamos en una situacion similar BH

2. shelly

3/27/2018

Que linda reflexion,gracias porq estamos en una situacion similar BH

3. Aurora Tellez Giron Diaz

3/26/2018

Que Hashem tenga misericordia de todos nosotros y nos siga visitando cada día. Amen

Gracias por tu respuesta

El comentario será publicado tras su aprobación

Agrega tu comentario