La semana del orgullo judío

Los helenistas siguen estando acá. Hoy en día vas a encontrarlos en el liderazgo del BDS y demás movimientos...

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Rabino Lazer Brody

Posteado en 15.03.21

Rabí Najman de Breslev enseña que los ocho días de Jánuca son días de gratitud. Tal como decimos en la plegaria de Al HaNisim, Le damos las gracias a Hashem por haber entregado a muchos en las manos de unos pocos, por permitir que los débiles superen a los poderosos y por vengarse de nuestros enemigos, que trataron de hacernos olvidar de nuestro Creador y de Su Torá.

 

Los griegos y sus colaboradores judíos, los helenistas, hicieron todo lo posible por envenenar la fuente del orgullo judío: avergonzarte de tu judaísmo avergonzarte de Israel y avergonzarte de tu creencia en Dios.

 

Los helenistas siguen estando acá. No son solamente algo del pasado contra los que lucharon los macabeos. Ellos son los agentes perennes de la mala inclinación que tienen un doble objetivo: primero, privarte de tu orgullo de ser judío y segundo, privarte de tu fe en Hashem. Es por eso que los griegos forzaron a los judíos a escribir en los cuernos de sus vacas: “No tenemos parte en el Dios de Israel”, Dios no lo permita. Los griegos prohibieron la Torá, la circuncisión y la observancia del Shabat para que nos olvidáramos completamente de Hashem, Dios no lo permita.

 

Hoy en día vas a poder encontrar helenistas en el liderazgo del BDS, el Movimiento Gay y otros movimientos anti-Torá, anti-judíos y anti-Israel con una diversidad de nombres pero con el mismo doble objetivo: alejarnos de Hashem.

 

Los griegos y los helenistas trataron de convencer a los judíos de la época hashmonea que no existe ninguna cultura como la cultura griega, ningún conocimiento como el conocimiento griego y ninguna destreza atlética como la destreza atlética griega, y ningún poder militar como el poder militar griego. Pero todo eso no bastaba. Ellos querían que los judíos se avergonzaran  de su judaísmo y de su nacionalidad con la propaganda de que los judíos son débiles, incultos e ignorantes. Más del 90% de los judíos de esa época cayeron en la trampa.

 

Finalmente los griegos no tuvieron que esforzarse más: los helenistas hicieron todo el trabajo.

 

Los griegos no tuvieron en cuenta a una de las familias de judíos, que eran fieles a su Dios, a su Torá y a su patria: los macabeos. Matatías, el Sumo Sacerdote de Modiin, y sus cinco hijos, Yehudá, Elazar, Shimon, Yojanan y Yonatan.

 

Los macabeos acudieron a Hashem. Hashem les dio una fe feroz, un coraje legendario que no tenía precedentes, un poder fenomenal.

 

Por medio de los macabeos, Hashem quebró los mitos griegos de superioridad cultural, física y militar. Hashem devolvió el orgullo a los pocos judíos que todavía lo querían.

 

Que hasta el día de hoy siguen siendo pocos.

 

Esa persona que te llama “primitivo” por pasarte una hora al día haciendo plegaria personal muy probablemente está carcomida por emociones negativas y sentimientos de inferioridad. Porque únicamente los que se siente inferiores a otros se burlan de ellos. La persona que se siente bien conmigo misma nunca va a ridiculizar a otro ser humano.

 

Los helenistas, tanto entonces como ahora, sufren de complejo de inferioridad. De otro modo, jamás habrían arrojado la emuná y la Torá.

 

Jánuca, cuando encendemos las velas y decimos el Halel durante ocho días consecutivos, es la semana de orgullo judío. Todo judío que enciende las velas de Jánuca, Le reza a Hashem, estudia Torá o protege las fronteras de Israel es un macabeo de esta generación.

 

Pero, a diferencia de otros movimientos “orgullosos”, nosotros no tenemos necesidad de hacer desfiles por las calles.  Nosotros festejamos en casa y en la sinagoga, cantando las alabanzas de Hashem y dándole las gracias. Nos alegramos cada vez que vemos nuestra bandera azul y blanca ondeando orgullosamente en el viento o una estrella de David en el alma de un avión del ejército israelí atravesando los cielos de nuestra Tierra de Israel. Nos ponemos orgullosos cada vez que un niño de tres años se corta el cabello por primera vez, y se pone su tzitzit y kipa. Somos felices de ser judíos, de que Hashem es nuestro Dios e Israel es nuestra tierra. ¡Feliz Jánuca!

 

 

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1. Ramiro Vinagre Martínez

11/20/2018

ALABANZAS A ELOHIM y BENDICIONES PARA ISRAEL. BENDITO SEAS ISRAEL.

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