¡Sorpresa!

¿Por qué no podemos tener una vida tranquila y normal? ¿Por qué hay tantas cosas en la vida que nos toman desprevenidos y nos desequilibran, como el proverbial GPS que nos informa que nuestra ruta está siendo recalculada?

Las pruebas y las dificultades de la vida suelen tomarnos desprevenidos y con la guarda baja, postergando y hasta cancelando por completo nuestros planes. Y como la gente no es consciente de su tikún (rectificación) individual, los problemas de la vida muchas veces los tiran abajo y les dan la falsa impresión de que sus vidas están arruinadas. Sin embargo, siempre que confiamos en la emuná, sabiendo que todo lo que nos sucede en la vida NO es coincidencia, sino producto de la Supervisión Individual Divina, entonces mantenemos una perspectiva optimista y positiva no importa cuán grandes sean las pruebas que afrontemos.

Con emuná, es posible que caigamos, pero no nos quedamos mucho tiempo en el suelo. Nos damos cuenta de que Hashem está haciendo todo para nuestro beneficio, para posibilitar o facilitar una relación más cercana con Él.

Y si de hecho tenemos que enfrentar las sorpresas de la vida, las pruebas de los inevitables malos momentos, entonces más vale que las aceptemos con la emuná de que todo es para bien. La emuná es la que nos permite conservar la alegría y entender el mensaje individual de Hashem para cada uno de nosotros.

Incluso cuando la persona no logra descifrar el mensaje de Hashem, de todos modos debe aceptar las circunstancias con alegría, porque la aceptación en sí misma es un elevado servicio Divino. El Código de Ley Judía afirma (Shulján Aruj, Oraj Jaim 222:3): “La persona debe hacer una bendición por las cosas malas con sinceridad y buena voluntad, de la misma manera que hace una bendición por las cosas buenas, ya que para los siervos de Hashem, lo “malo” es para su beneficio y alegría, para permitir que acepten con amor todo lo que Hashem decreta. Por lo tanto, al aceptar lo malo, uno está sirviendo a Hashem con alegría”.

En realidad, todos preferiríamos no tener malas sorpresas, pero por otro lado, no podemos escaparnos de las dificultades de la vida. Nadie nos pregunta si estamos preparados para soportar pruebas y tribulaciones. Estas surgen tanto nos guste como si no. Feliz es la persona que acepta las tribulaciones de la vida con alegría, sabiendo que son siempre para su propio bien.

Las únicas tribulaciones en el mundo son en realidad cuando a la persona le falta emuná. Enseña Rabí Najman de Breslev (Likutey Moharán I:250): “Sabe que todo tipo de problemas y tribulaciones surgen de una falta de conciencia espiritual. Para la persona que tiene conciencia espiritual, que sabe que todo en la vida es producto de la Providencia Divina, no existen las tribulaciones y no siente pena”. Por eso, mientras nos aferremos a la emuná de que todo es para bien, y le demos las gracias a Hashem por todo, incluso por lo que nos parece desfavorable, siempre mantendremos la alegría. Y entonces todo se dará vuelta para bien. por lo tanto, el único castigo que existe en este mundo es cuando la persona pierde la emuná.

Empecemos a dar las gracias por cada cosa y entonces esa misma gratitud nos abrirá los portales a una renovada emuná, que nos traerá la verdadera felicidad.

Fíjate y verás cómo las sorpresas más desagradables de la vida se transforman para bien. Solamente agárrate bien fuerte a la emuná!