Piensa menos, haz más

El medio que nos rodea es de enorme importancia. Qué bien nos sentimos cuando la casa está limpia, organizada, estéticamente agradable y bien mantenida. Las pocas excepciones a esta regla aman lo contrario: una casa sucia, descuidada, desorganizada, desordenada…

Esta regla se aplica también al cuerpo y al estilo de vida. nos gusta estar limpios, ser organizados, llenos de actividad, tener éxito. Pero hay gente a la que le gusta lo contrario (y no me refiero a las excepciones mencionadas más arriba, porque obviamente aquí nos referimos a mucha más gente). Estas personas luchan contra su peso, contra sus emociones negativas, con problemas de sueño. Se sienten frustrados y desconectados y sufren toda clase de dolencias, ya sean físicas, emocionales o espirituales.

Como todos sabemos, el cuerpo es el hogar del alma. Y el alma es quienes somos. Por lo tanto, el cuerpo es nuestra casa. El cuerpo es la parte de nosotros que actúa y logra. Así como la persona que conduce un auto – la persona elige el destino y el auto la lleva allí. Lo único que necesita es cargar el auto de combustible, dejar que Waze calcule la ruta y entonces puede empezar el viaje.

La palabra hebrea “Torá” proviene de la raíz “horaá”, que significa enseñar. La Torá nos provee de maravillosos consejos y recomendaciones para vivir la vida que se nos ha dado. Cuando recibimos la Torá en aquella memorable ocasión en el Monte Sinaí, toda la nación declaró al unísono: “Naasé venishmá” – Haremos y escucharemos.

Aquí es donde surge el interrogante – Por qué dijimos “haremos” antes de “escucharemos”? No debería haber sido al revés?

Pero esto contiene un gran consejo para nosotros.

Hay muchas situaciones en la vida en las que debemos hacer algo. Tenemos que acostumbrarnos a hacer y recién después a escuchar y comprender. ¿Saben por qué? Porque una vez que hicimos la acción, podemos entenderla.

Un motivo por el cual debemos empezar actuando es para crear un hábito de prestar atención y concentrarnos.

Porque existe una regla muy importante que es que aquello en lo que nos concentramos ha de prosperar.

Por ejemplo, alguien anhela la compañía de otra persona. Esta persona se dice a sí misma: “Ya no quiero estar más solo/a. Odio estar solo/a. Me cuesta muchísimo”. Esta clase de pensamientos solamente sirven para intensificar la soledad y la infelicidad. Por el contrario, hacer algo pequeño para empezar la búsqueda de un amigo o de una pareja, junto con rezar por ello, le va a ser de enorme ayuda.

Otro ejemplo: supongamos que una persona quiere vivir en paz y tranquilo. Si esta persona piensa: “En esta casa-en esta oficina todos me vuelven loco!”, eso solamente va a hacer que se sienta más nervioso.

Qué es lo que sucede cuando nos concentramos en cosas positivas, como tener éxito en el trabajo, encontrar buenas amistades, mejorar nuestra salud haciendo cosas positivas.

Ustedes ya saben la respuesta a esa pregunta.

Continuará…