Retornar de allí

“Creador del Universo, no tengo más fuerza… no puedo más… haz lo que quieras conmigo…”. Entonces subí allí… y volví.

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Anó- nimo

Posteado en 14.03.21

 

“Creador del Universo, no tengo más fuerza… no puedo más… haz lo que quieras conmigo…”. Entonces subí allí… y volví.

No sé cuántos de ustedes conocen mi historia pero en realidad no importa. Yo tuve a mi hija mayor hace cerca de dos meses y medio y casi me fui de este mundo.

Sí: tuve una experiencia de muerte clínica en la que estuve aquí y estuve allí arriba al mismo tiempo. Yo vi todo lo que sucedía en la sala de partos desde arriba. Vi y oí a mi marido y a mi hermana hablando y rezando por mí.

Cuando me hospitalizaron unos días antes de dar a luz, tuve la premonición de que algo iba a salir mal. La hija de mi vecina llamó a mi mamá a la mañana para preguntarle si todo estaba bien porque no podía dejar de pensar en mí y tenía la sensación de que me estaba por pasar algo malo.

El parto empezó y fue extremadamente difícil, por no decir más. Yo necesité intervención médica: los mismos médicos dijeron que un parto así de difícil podía llegar a figurar en el libro Guinness de récords mundiales!

 

Todo el tiempo yo lloraba y gritaba de dolor, si bien me habían dado  una epidural. ¿Por qué? Porque el tubo de la epidural se había “escapado” de mi espalda. Yo no había sentido nada así que no tenía idea. Dios, en su inmensa compasión, envió al director de sala a verme. Mi hermana le pidió que viera lo que me estaba pasando porque a pesar de la epidural seguía sintiendo un dolor terrible. El méidco vio que el tubo se me había salido de la espalda.

 

Entonces, en el ápice del parto, después de que finalmente me dieron la epidural, sentí algo muy difícil y pesado flotando sobre mí. No sé ni siquiera cómo describirlo. Lo único que sé es que era algo física y espiritualmente difícil. Yo sentí que quería hablar con el Rav Arush. Sentí que me estaba quedando sin fuerzas, que casi no tenía fuerza para respirar. Sentí que estaba acá pero no estaba…

 

 Sentí que no tenía control de mí misma y que algo malo le estaba pasando a mi alma.

 

“consigan al Rabino”, continué rogando, pero nadie logró encontrarlo.

 

Después me enteré de que el Rabino sabía lo que me había pasado y había ido a rezar por mí.

 

Al final del día, cuando todo ya había pasado, el rabino me llamó y me dijo:

 

“Rujama, yo estuve todo el tiempo rezando por ti. Yo sé que fue muy muy difícil…”.

 

Después de varias semanas, me encontré con él y le pregunté: “Rav, ¿realmente estuve a punto de morir?”. Él no me respondió. Finalmente él me dijo: “Rujama, había un decreto muy severo contra ti…”.

 

Volviendo al parto…

 

El dolor se había transformado en un infierno, una tortura.

 

“Creador del Universo, no tengo más fuerza… no puedo más… haz lo que quieras conmigo…”.

 

Mi marido y mi hermana oyeron esto y se pusieron a llorar. Se dieron cuenta de que no era un parto normal y que había complicaciones.

 

Yo estaba a punto de morir y me encontré en la corte de Rabi Najman de Breslev. Había subido al Cielo…

 

Todo estaba calmo.

 

Yo le dije: “Rabenu, yo no me quiero morir. No me quiero morir. Tengo un marido que va a ser un viudo y mi bebé va a ser un huérfano”

 

Entonces Rabi Najman me dijo: “Rujame, vuelve abajo”.

 

Yo bajé. Volví a mi cuerpo. Toda mi alma estaba nuevamente dentro de mi cuerpo”.

 

Sabía que estaba con vida.

 

Sabía que el decreto había sido rescindido.

 

Apenas estaba con vida, el pulso era muy leve y me dieron una inyección para modular el ritmo del corazón y me dieron oxígeno porque tenía dificultades para respirar.

 

A la noche, cuando mi madre vino a verme, todavía me sentía muy mal. No me podía mover y apenas podía respirar. Me dolía todo pero sabía que estaba con vida. Con vida y respirando.

 

Esta es mi historia de mi muerte clínica, de cómo no tenemos control sobre nuestra vida. pensamos que somos todopoderosos pero no somos nada. Cero. Cuando llega el Llamado, no podemos hacer nada al respecto. Aprendí mucho de esta experiencia, pero el principal mensaje es que tenemos que saber apreciar cada momento, que nada en la vida puede darse por sentado. Que nada está bajo nuestro control

 

Rujama.

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