Cada curación llega a su momento

Así como no puedes forzar tu nivel de emuná, tampoco puedes forzar el momento de tu salvación.

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Rajel Tzipora Avrahami

Posteado en 15.03.21

Ahora pasamos a la siguiente regla: así como no puedes forzar tu nivel de emuná, tampoco puedes forzar el momento de tu salvación.

 

Parte de la emuná necesaria para traer la bendición de la curación es reconocer que en este momento, Hashem quiere que yo tenga esta enfermedad. La enfermedad puede ser física, mental (ansiedad, depresión, etc) o una relación enferma. Pero sea lo que sea, proviene de Hashem.

 

Por lo tanto, “mientras tanto”, cuando todavía estamos esperando la salvación, no podemos sentir ansiedad sino que debemos esperar con paciencia. Sigamos rezando, agradeciendo y haciendo teshuvá (arrepentimiento), fortaleciéndonos en que la emuná, y especialmente la fe en que Hashem nos ama con un amor infinito e indescriptible, y finalmente veremos con nuestros propios ojos cómo esto fue todo para bien.

 

Pero parte de la humildad necesaria es reconocer que, dado que no podemos ver toda la imagen, no podemos saber cuándo es el momento indicado para que el problema desaparezca. Mientras siga estando presente, tenemos que elegir estar alegres, y llenos de gratitud por todo lo que tenemos. Es verdad que no tenemos el control de nada, por lo que elegimos estar felices y llenos de emuná.

 

Permítanme compartir con ustedes una historia personal que me ocurrió hace unos meses. Yo tengo un problema de salud por el cual un médico especialista me recomendó que me haga una operación (el problema no es peligroso sino solamente doloroso). De otro modo, jamás iba a poder dejar de sentir dolor en ese miembro del cuerpo. De hecho, ni siquiera podía tocarme esa parte del cuerpo sin llorar de dolor. Hizo falta bastante tiempo y mucha plegaria, teshuvá y agradecimiento y al final no hizo falta la cirugía y ahora gracias a Hashem no siento ningún dolor.

 

El problema era que, si bien el dolor ya se había ido, no todo había “vuelto a la normalidad”. Sin embargo, en vez de apreciar el milagro que Hashem me había hecho, y seguir rezando como había hecho hasta ese momento, yo todavía no estaba feliz. Quería una curación completa.

 

Entonces traté usando un método que supuestamente no tiene riesgos, es relativamente barato y en general funciona bien para esta clase de problemas. Y vi grandes mejoras.

 

El problema es que el cuerpo es una máquina extremadamente equilibrada. Y Hashem quería que yo aprendiera la lección. El tratamiento causó un problema de salud completamente diferente, que siempre había sido menor pero ahora se volvió bastante grave. Estuve en la sala de urgencias varias veces y una vez tuve que ir incluso en ambulancia, porque no podía ir por mis propios medios. Por eso ahora tuve que hacer el mismo trabajo de emuná que con el primer problema. Ahora anhelaba volver a tener “solamente” el primer problema. Tal como enseña el Rabino Shalom Arush, la idea de “con el poder de mi mano” a veces hace que la situación se vuelva todavía peor.

 

Con mucha plegaria me di cuenta de que había forzado el momento, y que no había esperado con paciencia a que Hashem me salvara. Hice teshuvá y encontré muchos otros indicios que Hashem me había estado enviando. Al final, el problema desapareció casi tan repentinamente como había empezado y esta vez, de manera milagrosa.

 

Vi con claridad que cuando nos despertamos de nuestro letargo espiritual, Hashem deja de “tocar a la puerta”. Él no hace que Sus criaturas sufran sin necesidad. El mismo Hashem que creó esta enfermedad también creó su curación y la creó antes. No hace falta convencer a Hashem de que te cure, solamente necesitas tener emuná y saber que Hashem te ama más de lo que puedes llegar a imaginarte, y que te va a curar, cuando llegue el momento indicado para ti.

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1. gloriaabba@gmail.com

6/15/2020

Muchas gracias, el Eterno les bendiga

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