Energías renovadas

Todos hemos cometido alguna vez la imprudencia de pensar que no necesitamos la ayuda de los demás. Creer que podemos hacer todo por nosotros mismos sin pedir a alguien un poco de su colaboración es un error que puede pagarse muy caro.

Al igual que en todos los aspectos de la vida, en el ámbito de la salud también debemos tener claro que, si es necesario, deberemos pedir un poco de ayuda. Apoyarnos de ciertos medicamentos, terapias o suplementos nos puede ayudar a llevar una vida saludable.

Muchos pensarán que tratándose esta de una página web de judaísmo en la que hablamos sobre emuná, está totalmente fuera de lugar abogar por la necesidad de consultar con doctores, psicólogos, psiquiatras, etc. Pues bien, están equivocados. Si bien es cierto que lo primordial es tener una relación con HaShem sana y cultivarla diariamente, hay ciertos momentos en la vida de una persona en la que tiene que utilizar los recursos que el mismo Creador del Universo ha puesto a su disposición. No es de casualidad que te recomiendan ir a visitar a un médico, tomar un suplemento vitamínico o someterte a terapia.

Es HaShem Quien organiza todo en nuestra vida de tal forma que tengamos a nuestra disposición todo lo que necesitemos para alcanzar el éxito y superar las dificultades a través de las cuales hemos venido a aprender en este mundo. Es un punto difícil de explicar y a la vez muy simple, intentaré hacerlo de la mejor forma posible: sin la emuná no vamos a ningún sitio, pero es precisamente teniendo esta emuná como podremos ver que las personas y los recursos que hay a nuestro alrededor nos ayudan a tener una vida satisfactoria y plena.

Hay personas que se niegan a sí mismos ciertos tratamientos porque los consideran poco apropiados debido a que sería una falta de fe en HaShem (según su opinión) aceptar la ayuda de un médico. Estas personas no alcanzan a comprender que el médico es un enviado de HaShem para ayudarles a sanar y a sentirse mejor y, de este modo, poder seguir adelante con sus vidas y completar la reparación de su alma.

Es cierto que muchos tzadikim recurrieron exclusivamente a su emuná para sanar de sus dolencias, pero hay que empezar por admitir que no todos somos tzadikim y nuestra fe tiene mucho de diferencia con la emuná que tiene un tzadik. Si son molestias leves, probablemente podremos hallar la solución con unas horas de hitbodedut, con introspección y con agradecimiento. Consultar libros como “En el jardín de la salud” o “Anatomía del alma” nos pueden ayudar a comprender el sentido de la enfermedad que pueda tener una persona y hacer plegarias orientadas a alcanzar la sanación. Pero en ninguno de ellos se escribe que la persona rehúse todo tipo de asistencia médica. Incluso cuando se hace un Pidión Néfesh o Rescate del Alma, este va acompañado del tratamiento médico correspondiente ya que la persona tiene que hacer todo lo que está en su mano por sanar. Tanto en el ámbito material como en el espiritual debe el enfermo apoyarse de todo lo que tiene a su disposición.

Al igual que sería absurdo negar asistencia médica a una persona que ha sufrido un ataque al corazón, lo sería pensar que quien ha curado a la persona ha sido el médico y no HaShem. Los doctores, enfermeras, terapeutas, esa amiga que te recomienda un suplemento o terapia natural, son mensajeros enviados por HaShem para ayudarte en tu proceso de curación. ¿Los vas a dejar pasar por estar empecinado en tu orgullo?

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