Cómo comer sano

Muchas veces nos duele ver que se tira comida, pero en realidad, duele más cuando la comida “se tira” dentro del cuerpo solo porque nuestros ojos nos llevaron a llenar el plato en exceso.

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Rabino Shalom Arush

Posteado en 09.06.25

Comemos con los ojos

Seguramente alguna vez viste a un niño sirviéndose un plato enorme de comida y al final no comiendo casi nada, y toda esa comida termina en la basura. La verdad es que esto no les pasa solo a los niños… también les pasa a muchos adultos. ¿Cómo se llama este fenómeno? “Comer con los ojos”. “Come con los ojos”.

Muchas veces nos duele ver que se tira comida, pero en realidad, duele más cuando la comida “se tira” dentro del cuerpo solo porque nuestros ojos nos llevaron a llenar el plato en exceso. El “bal tashjit” (la prohibición de desperdiciar) del cuerpo es más grave que el bal tashjit monetario, como enseña la Guemará.

¿Qué significa comer con los ojos? ¿Y cuál es la conexión entre el ojo y la comida?

Parece que los ojos tienen un papel muy importante en nuestra manera de comer, especialmente en la sensación de saciedad. Por un lado, la Torá elogia mucho al man: “Tenía sabor a galletas con miel”, “Sabía a tortas con aceite”. Pero por otro lado, la misma Torá dice que el man fue una especie de sufrimiento: “Te hizo pasar hambre y luego te alimentó con man”, y también: “[Él] te alimentó con man en el desierto”.

¿Cuál fue el sufrimiento relacionado con el man?

La Guemará en Iomá explica que, aunque el man tenía todos los sabores posibles, le faltaba la experiencia visual: el man siempre tenía el mismo aspecto. Dice la Guemará: “No es lo mismo ver la comida y comerla, que no verla y comerla… De aquí se insinúa que las personas ciegas comen pero no se sienten completamente satisfechas”. La Guemará incluso recomienda comer de día y no de noche.

¿Entendés lo que dice acá? Lo que te sacia no es lo que comés, sino lo que ves. Uno podría pensar que la comida depende de la cantidad que se come, ¡pero no funciona así! ¡Todo depende de los ojos!

El qué y el cómo

Vamos un paso más allá: los ojos no solo influyen en la cantidad y la saciedad, sino también en la calidad, la salud y el efecto emocional que la comida tiene sobre nosotros.

Hoy en día esto es más claro que nunca, y hay muchos estudios que explican cómo el estado emocional de una persona afecta la calidad de su digestión. Si comés solo zanahorias y colinabo, pero estás angustiado – la comida no se digiere bien y afecta negativamente a tu salud. No solo no vas a aprovechar las propiedades del alimento, sino que se va a “quedar trabado” en el sistema y causarte daño. Pero si “pecás” de vez en cuando comiendo algo dulce o grasoso, y lo hacés con alegría y buen ánimo – no te va a hacer daño.

En este artículo vamos a hablar de otro aspecto de la conexión entre el ojo y la comida.

La comida más dañina

El sagrado Zohar nos enseña algo increíble: la actitud de una persona hacia la comida afecta a la comida misma; influye directamente en su calidad y puede convertirla en algo saludable o dañino.

Vamos a citar la enseñanza del Zohar, y con la ayuda de Hashem veremos su aplicación práctica en la vida de todos nosotros, en esta generación de abundancia:

El más sabio de todos dijo: “No comas el pan del hombre de mal ojo (ra-ain); no desees sus manjares.” Cuando una persona tiene mal ojo, la klipá (cáscara espiritual de impureza) reposa sobre sus ojos, y todo lo que mira – sea pan u otro placer – se llena de esa impureza. Por eso no conviene comerlo ni disfrutar de ello; quien lo hace, se perjudica.

Sobre este tema el Zohar dice cosas revolucionarias que no se pueden explicar aquí en detalle. Pero para ilustrar hasta qué punto hay que evitar la comida de un ra-ain, el santo tana Rabí Itzjak, discípulo de Rabí Shimón bar Yojai, dijo algo asombroso: “Si sos un baal nefesh (persona con alma refinada) y de alguna manera tenés la oportunidad de comer la comida de un ra-ain, es mejor que te degüelles a vos mismo antes que comer de esa comida, ¡porque no hay comida peor en el mundo que la comida de un ra-ain!”

El deseo material daña la salud

La gran pregunta es: ¿Quién es este ra-ain? ¿Qué significa para nosotros?

En el Zohar, Rabí Itzjak lo explica de forma simple y clara: “Ra-ain es quien come más que otros, o quien sigue su instinto, o sea, sus deseos y apetitos.” En otras palabras, un ra-ain es una persona hambrienta de placer, glotona, que se sirve enormes porciones y come con los ojos…

Vivimos en una generación en la que el deseo de comida está en el aire, nos rodea por todos lados. Es una generación donde el “sabor de la vida” (taam hajaim, juego de palabras) es una gaseosa azucarada, y los carteles nos gritan que “es natural no controlarte” – jas vejalilá.

Es cierto que la comida en sí es muy dañina para la salud, pero el daño principal viene del mismo deseo, de ser un ra-ain, del impulso de devorar todo lo que el ojo ve – eso es lo realmente dañino.

Y esto es algo revolucionario: no solo el deseo te hace comer en exceso y de forma no saludable – ¡sino que transforma la comida misma y la convierte en algo dañino! Hemos oído historias de tzadikim que comían sin ningún deseo, y el azúcar no les afectaba en absoluto.

Por eso, si de verdad querés estar sano, la recomendación es invertir en lo principal: comer con “buen ojo”, con gratitud a Hashem, con agradecimiento en general; y así podés comer solo un poco y sentirte satisfecho, hay bendición y salud en la comida, y como consecuencia terminás comiendo alimentos más sanos y menos dañinos.

Atractivo a los ojos

Ahora vas a ver cómo esta introducción ilumina toda nuestra parashá con una luz nueva.

En la parashá Behaalotjá ocurre un giro. El pueblo de Israel está avanzando hacia la Tierra Prometida con gloria, y de repente – un colapso: una serie de pecados que se extiende en las siguientes parashot los arrastra hacia un estado problemático. Uno de los primeros pecados es el pecado de los mitavim – los que deseaban con ansia.

El pueblo rechaza el man y anhela la comida que tenía en Egipto: “Nuestra garganta está seca. No hay nada más que este man para ver.” ¡Tienen el man y dicen que no tienen nada! ¿Cuál era su problema? El problema era solo el ain raá (mal ojo), porque como vimos antes, el único “defecto” del man era que el ojo no podía ver sus muchas cualidades. “Su color era como el del bdolaj.”

Todo deseo comienza con los ojos, porque “el ietzer hará (la inclinación al mal) solo domina sobre lo que los ojos ven.” El pecado de Adam Harishón también comenzó con los ojos: “…y era atractivo a los ojos.”

En nuestra parashá pasa algo impactante: Moshé Rabeinu se derrumba, y esto también se expresa con el ojo: “Y en los ojos de Moshé fue algo malo.” Una de las preguntas más difíciles de la parashá es el reclamo de Moshé: “¿De dónde voy a sacar carne para todo este pueblo?” Parece una falta de emuná (fe), y de hecho Hashem le responde: “¿Acaso se acortó la mano de Hashem?” Pero sigue siendo difícil de entender: ¿Qué pensaba Moshé?

La respuesta es que Moshé Rabeinu nos está diciendo una verdad muy simple: cuando una persona tiene ain raá y se deja dominar por sus deseos, ¡nada lo va a saciar! Por más que le des, nunca le va a alcanzar.

La venganza del deseo

Y efectivamente, el castigo para los que deseaban fue simplemente recibir lo que anhelaban sin límites: les dieron carne en cantidad descomunal – todo el campamento rodeado por kilómetros de carne, con un metro de altura. Todo lleno de carne – ni siquiera tenían que agacharse.

Hashem les dice: “Santifíquense para mañana y comerán carne.” Kedushá (santidad) es alejarse del deseo, como explica el Rambán sobre el versículo “Sed tzadikim”. Quien come por deseo – esa carne le hará daño; pero quien se santifica, puede comer y estar sano. Hashem les advierte que comerán carne por un mes entero, hasta que les será “lezará”. Rashi explica, en nombre de Rabí Moshé Hadarshán, que zará significa “espada”. La carne se convertirá en espadas dentro del cuerpo; es decir, causará un gran daño.

¿Y qué hicieron ellos? Se entregaron a una locura de deseo durante ¡36 horas seguidas! No durmieron ni hicieron otra cosa – solo juntaron carne, hasta que incluso el más perezoso y débil juntó diez montañas enormes de carne. ¿Y qué pasó al final? Al final sufrieron por su propio deseo, y ese deseo mismo los mató, porque su ain raá se posó sobre la comida y la transformó en algo muy dañino.

En resumen:

Uno debe comer de forma saludable, según lo que necesita el cuerpo. Pero el esfuerzo principal no está en decidir “qué comer y qué no”, sino en purificarse del deseo, que es el ain raá. Y esta no es una tarea solo para los tzadikim, sino para cualquiera que quiera vivir bien y disfrutar de buena salud mental y física en este mundo.

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1. Ana

6/16/2025

Yo no me abstengo de carne, se nos dio permiso para comerla pero esta enseñanza es impresionante, nunca lo había visto así no había entendido con esta claridad. Aquí si ves con ojos de deseo e insaciable aún un plato de lechuga no será sano. Gracias por la enseñanza.

2. PAULIN NIKOLLI

6/10/2025

BARU HaSHem POR ESTA ENSENANSA MUY PRECIOSA, GRACIAS RABINO SHALOM ARUSH Y TODO ELPOLO DE ISRAEL.

3. Sonia Pedreño García

6/09/2025

Sí. Es así. Yo me abstengo de comer carne, pescado y muy poco lacteo. No como yogur y solo leche para el Café. Aunque algunas veces me entra apetito de comer carne, ternera porsupuesto, Opto por la carne vegana hecha de soya o garbanzos, que le dá un poco ese sabor particular a carne. De postre a veces yogurt de soya con sabor a al guna fruta. O si me apetece algo dulce, pues unos dátiles. Y créanme! He adelgazado. Así que si alguien quiere adelgazar, nada de carne ni productos lacteos. Aparte de eso, ya no soy una persona agresiva como solía serlo antes. Ahora soy una persona más alegre y calmada creo que gracias a la alimentación que ahora como.
SHALOM.

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