¡No te rindas ante el miedo!

El nivel de cada persona no se determina según su potencial sino según esa parte de su potencial que logra hacer realidad

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Edna Kadosh

Posteado en 15.03.21

Cada judío tiene una pizca de los rasgos del Patriarca Abraham. Cuando te enfrentas a una prueba en la vida, se despierta la necesidad de decidir cómo comportarte y llevar de la potencia al acto la capacidad de elección. El nivel de cada persona no se determina según su potencial sino según esa parte de su potencial que logra hacer realidad. Por eso es importante que recordemos que, además de saber qué es lo que la prueba a la que me enfrentó vino a enseñarme o qué es lo que debo cambiar en mi vida, primero tengo que saber que esta prueba vino para que yo crezca.

 

Si estudiamos las diez pruebas a que fue sometido el Patriarca Abraham vamos a poder entender cómo enfrentar y cómo superar nuestras propias pruebas, ya que el Patriarca Abraham logró superarlas todas.

 

Prueba número 1 – la prueba de la emuná

 

La familia Levi viajó al extranjero y no, no fue un viaje de placer, sino por un tratamiento médico. Se hospedaron en un departamento en Boston. Y, debido al estado del paciente, no salieron del departamento a pasear. Mientras se hospedaban en el departamento, se pusieron a pensar  – quién era el dueño del departamento? Quién era ese hombre tan caritativo que les daba el departamento gratis? A quién tenían que darle las gracias? Esta familia entendió que el dueño de casa dejó su sello en el departamento y esa es la forma de conocerlo: contemplando su casa.

 

Del mismo modo, el Patriarca Abraham, que deseaba conocer al gran Anfitrión del mundo, llegó a conocerlo a través de las formas en que Él se manifiesta en su mundo. Y nosotros podemos hacer lo mismo. Si salimos de nuestra indiferencia, de esa sensación de que “todo nos pertenece”, podremos mirar más allá. Podremos mirar “adentro”.

 

Existen tres clases de emuná (fe):

 

  1. Emuná en Hashem
  2. Emuná en la gente y en la realidad
  3. Emuná en nosotros mismos

 

La prueba de la emuná es la prueba más básica. La más grande dificultad es creer en nosotros mismos. Cuando estamos en una situación difícil, nos conectamos con Hashem y Le pedimos ayuda, lo cual es una manifestación de emuná. Y también tenemos una emuná básica en las demás personas. Pero… ¿creer en nosotros mismos? Eso es algo que nos falta. Conocer nuestro verdadero valor, nuestra capacidad, nuestro poder y nuestra fuerza de voluntad? Conviene que trabajemos sobre todo esto: saber que con nuestra fuerza de voluntad podemos mover montañas! Saber que podemos tener éxito y éxito a lo grande! Eso nos falta..

 

Por ejemplo, uno va a una entrevista de trabajo, espera en el pasillo junto a otros tantos postulantes y de repente ve que su “competidor” va vestido con traje y corbata y le entra miedo. Se olvidó completamente de su deseo de ser aceptado en el trabajo. También se olvidó de su talento, de su experiencia laboral, de todos los diplomas que cuelgan de la pared de su living room. ¿Y qué fue lo que le hizo olvidar todo eso? Otra persona. Al mirar hacia afuera, eso le ocultó lo que lleva adentro. Por supuesto que esta persona va a entrar a la entrevista insegura y sin fe en sí misma.

 

En este caso, lo que esta persona tiene que hacer es fortalecer su fe en sí mismo de varias maneras. Por ejemplo, concentrándose en sus puntos buenos, sus talentos, etc; eliminar todo lo que tiene que ver con comparaciones con otros, posible competencia, etc. Ver su propio valor y creer en sí mismo.

 

Por ejemplo: Ernesto no está contento con su trabajo. Quiere cambiar de trabajo pero entonces siente miedo. Qué va a pasar. Cómo va a arreglarse con el cambio. Tal vez sea mejor quedarse en este trabajo, al cual ya está acostumbrado? Cómo va a hacer para viajar al nuevo trabajo cada mañana. Cómo va a hacer para decirles adiós a todos sus queridos compañeros de trabajo y conocer gente nueva? Pero debe recordar que mirar hacia afuera es muy importante en la medida correcta. Más de allá de esta medida, mirar hacia afuera nos debilita la fe en nosotros mismos y de esa forma, está evitando que tengamos éxito y progresemos en la vida.

 

Por eso, no te rindas ante tus miedos. Ten fe en tu capacidad y ya llegaste a mitad del camino!

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