Llévame por Tus caminos

¿Qué es lo que hace que la plegaria sea imperfecta?

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Grupo Breslev Israel

Posteado en 02.11.25

Cuando somos conscientes de que Hashem es genuinamente Compasivo, que Su compasión es infinita y que es Su voluntad mostrar compasión a todas las criaturas, podemos formular cualquier pedido espiritual, que es el propósito de toda la Creación y del rasgo de compasión en sí. En conformidad con esto, podemos entender la plegaria que ofreció Moisés en representación del pueblo judío durante el episodio del pecado de los espías: “Por favor, perdona el pecado de este pueblo con la grandeza de Tu bondad, y tal como has perdonado a este pueblo desde Egipto hasta ahora” (Números 14:19). Dijo Moisés: “Así como los perdonaste hasta este momento, continúa perdonándolos de ahora en adelante”. Esto plantea un interrogante: ¿acaso ese es su argumento? ¡Al contrario! Si después de todas las veces que Hashem los perdonó, siguieron pecando, entonces ahora no se merecen que Hashem los vuelva a perdonar. Pero Moisés sabía perfectamente bien que Hashem siempre quiere perdonar al pueblo de Israel porque quiere que hagan teshuvá. Por eso, Moisés no pidió perdón debido a que ellos lo merecieran. Al contrario. Él pidió perdón porque no lo merecían y porque, al perdonarlos, Hashem demostraría Su infinita compasión. Tal como afirma el versículo: “Que el poder de Hashem aumente ahora como dijiste, diciendo: Hashem es paciente y extremadamente benevolente…” (ibíd 17-18). Lo que Moisés quiso decir fue: “Ahora es el momento de revelar todos los rasgos de compasión que Tú me enseñaste. Ahora debes perdonar al pueblo, porque este es Tu camino y Tu verdadera voluntad”.

De hecho, Hashem perdona y absuelve. Hashem le dijo a Moisés: “He perdonado en conformidad con tu palabra” y continuó: “Como que vivo…” (ibíd 20-21). La Guemará une estas dos frases y presenta una maravillosa interpretación: “Esto nos enseña que el Santo Bendito Sea le dijo a Moisés: ‘Moisés, Tú Me has revivido con tus palabras’” (Berajot 32ª). Esto significa que Hashem le dijo a Moisés: “Esta era genuinamente Mi voluntad: perdonar y tener compasión a la nación de Israel. Pero no puedo perdonar sin plegarias y sin un clamor. Tus clamores y tus argumentos, por así decirlo, Me ‘ayudaron’ a perdonarlos como Yo deseaba. Por eso, es como si Me hubieras revivido con tus palabras”. De la misma manera, todo aquel que Le pida a Hashem que lo ayude espiritualmente está, en cierto sentido, pidiendo por la voluntad de Hashem. Por eso, puedes rogarle a Hashem con todas tus fuerzas, porque estás, por así decirlo, tratando de ayudar a Hashem a hacer lo que Él desea: “Amo del universo, Te pido que Tu verdadera voluntad se haga realidad, porque de esa manera, Tu Nombre se engrandece y esa es Tu verdadera voluntad y Tu salvación, por así decirlo”.

De esto se desprende un concepto maravilloso: que la plegaria que ofrecemos con emuná completa en que Hashem quiere darnos es la plegaria perfecta. Y esto tiene un sentido aún más profundo: que, al rezar de esta forma, nos damos cuenta de que, en realidad, estamos rezando por Hashem, tal como dice el versículo: “[Jana] rezó [por] Hashem” (Samuel I 1:10). Esto es porque Hashem desea que cambiemos y nos comportemos de la manera en que se comporta el hijo del rey. O sea que estamos rezando por É l. Rezamos para que Su voluntad se haga realidad. Rezamos para que se haga realidad Su voluntad en el mundo: Él, que tanto anhela y espera que Su soberanía se revele, que se glorifique y se santifique Su Nombre, y que le llegue al pueblo de Israel una abundancia de pensamientos buenos, de teshuvá, de conciencia espiritual.

Ese es otro motivo por el cual esta plegaria trae tantas salvaciones y se la llama “la plegaria perfecta”: porque es una plegaria sin ningún interés personal, una plegaria que es cien por ciento para cumplir con la voluntad de Hashem. ¿Qué es lo que hace que la plegaria sea imperfecta? El hecho de que contiene elementos de interés personal. Pero esta otra clase de plegaria, en la que la persona no expresa su voluntad personal, tiene por única intención querer lo que Hashem quiere, querer cumplir con Su voluntad, que esta se haga realidad.

Por lo tanto, esta plegaria es llamada “la plegaria de la fe perfecta”. La fe o emuná perfecta es cuando la persona sabe que “no hay nada fuera de Él” (Deuteronomio 4:35). Eso significa que no existe el “yo”. Entonces, ¿por quién debemos rezar en esta vida? ¿Por nosotros mismos? No hay otras personas, no está uno mismo. Solamente está Hashem. Por eso, todas las plegarias solamente son para Hashem. La plegaria es solamente por la voluntad de Hashem, no por la voluntad propia, ya que la voluntad propia es la voluntad de Hashem.

Lo que estamos diciendo es que la plegaria por otras personas es una falta de fe. Pero entonces ¿cómo debemos rezar? Por ejemplo: una persona está enferma; si está enferma, es porque ha transgredido. La verdadera voluntad de Hashem es que esa persona haga teshuvá y rectifica la causa espiritual de su enfermedad y entonces se curará. Por lo tanto, la plegaria debe ser por Hashem, para que Él ayude a esta persona a hacer teshuvá, o sea, que la intención de Hashem se haga realidad y, en consecuencia, la persona se cure.

Este concepto se aplica especialmente cuando rezamos por temas espirituales. En ese caso, es fácil entender que todas nuestras plegarias son por la voluntad de Hashem, Quien creó al ser humano para que Lo sirviera y para que se acercara a Él, no para que fuera un animal de dos patas. Cada vez que rezamos para librarnos de nuestra “animalidad” y nuestras pasiones físicas y para acercarnos a Hashem, estamos rezando por la voluntad y el honor de Hashem: para que Sus hijos sean como Él quiere que sean. Por eso, al ofrecer tal plegaria, podemos pedir una salvación inmediata.

De la misma manera, cuando Le pedimos a Hashem que nos salve del pecado, debemos decirle así: “Es Tu voluntad que yo no peque. Si no me das el poder de superar mi Mala Inclinación, entonces voy a seguir pecando. Por eso, necesito que me des la fuerza para no pecar ni siquiera una vez más, ya que cada pecado implica la muerte y Tú quieres que yo viva. Y solamente estoy con vida cuando me aferro a Ti y vivo en conformidad con Tu voluntad. Pero para eso, me faltan las herramientas. Por eso, Te pido por favor que me des ahora las herramientas y la voluntad perfecta para que Tu intención sea revelada y yo ya no peque”.

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