Él está en todas partes
En cada objeto material, incluso en todos los idiomas del mundo, se puede encontrar a Dios.
Sabe que la gloria de Dios llena el universo. No hay lugar que no esté impregnado de Su presencia. Incluso si estamos lejos de la Torá, no podemos decir que no podemos servir a Dios porque el ambiente secular nos ataca constantemente. Porque en cada objeto material, incluso en todos los idiomas del mundo, se puede encontrar a Dios. Sin energía Divina, las palabras y los objetos no tendrían existencia.
Sin embargo, cuanto más uno se aleja de la santidad, mayor es el velo de la luz Divina.
Incluso si te has hundido en el abismo del mal y llegaste al nivel más bajo y sientes que desde este nivel jamás podrás acercarte a Dios, debes saber que incluso desde allí, puedes encontrarlo. Desde allí puedes unirte a Él y arrepentirte. No está fuera de tu alcance, sino que está al alcance de todos a cada momento.
La palabra hebrea "jet", "pecado" en hebreo, se compone de tres letras, pero solo dos se pronuncian. La última letra (la alef) es silenciosa. Esta letra simboliza "unidad" y "eternidad". Esto nos enseña, dice el Baal Shem Tov, que hay un elemento de bien escondido en cada pecado. En la fechoría, lo bueno ha sido capturado y mezclado con lo malo.
Cuando nos lamentamos de haber transgredido, a través del poder del arrepentimiento cancelamos retroactivamente la maldad inherente a la transgresión y solo queda lo bueno.
Nuestros sabios lo expresan de la siguiente manera: "El que se arrepiente transforma sus transgresiones en méritos". Esto se debe a que el aspecto negativo se ha eliminado, y solo queda el aspecto positivo: el bien, la alef.
Desconsolados por su pecado y con el real deseo de reconciliarse con Dios, Adán y Java (Eva) reconocieron su fracaso y humildemente admitieron su exclusión del Paraíso. Pero no se desanimaron, y con sus anhelos buscaron y encontraron la luz suprema.
Debido a su perseverancia, descubrieron algo incluso más grande que el paraíso. La conciencia superior de donde fluye el arrepentimiento que une lo más bajo con lo más alto y produce un deleite eterno.
Dado que aquellos que se arrepienten sinceramente eclipsan incluso a los más justos, lo más bajo ha de alcanzar el nivel más alto.
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