¿Quién no quiere ser un maestro de fe, un maestro de buenos rasgos de carácter, una persona calma, feliz, espiritual, que reza por cada cosa, que estudia Torá con constancia, que hace buenas acciones con su prójimo?
Rabí Najman se enojaba cuando le gente le decía que había alcanzado el nivel que había alcanzado debido a que era descendiente del Baal Shem Tov y otros tantos tzadikim.