¿Quién administra en casa?

Nuestros Sabios enseñan que, al casarse, el hombre está aceptando un yugo sobre sus hombros. ¿A qué yugo se refieren? Al yugo del sustento. Ellos no dicen que “la pareja” acepta un yugo sobre sus hombros, porque el yugo del sustento no recae sobre la mujer. E incluso si se trata de una mujer fuerte, lo que se dice “una mujer de valor” (en hebreo- eshet jail), e incluso si ella es la que trae el sustento a casa, en el caso de que surja alguna dificultad sobre el tema del sustento, la responsabilidad recae únicamente sobre los hombros del marido.

Una vez, un hombre joven fue a ver al Rabino Ben Tzion Aba Shaul, de bendita memoria, y le explicó que a causa de sus estudios, no estaba en condiciones de comprarle un vestido nuevo a su mujer, ya que no contaba con los medios necesarios. El rabino le respondió: “Escucha lo que te voy a decir: cierra el libro de estudio y sale a trabajar. Y cómprale a tu mujer toda la ropa que necesite. Porque al casarte te comprometiste a proveerle alimentos y ropa, y el estudio de la Torá no justifica el incumplimiento de tu juramento”. Vemos entonces lo profundo que es el compromiso que el marido tiene con su mujer.

El marido debe cuidarse mucho de no hacerle sentir a su familia que él es incapaz de mantenerla. Y si su esposa le pide algo, el marido deberá prometerle que se lo dará y deberá cumplir su promesa y entonces Hashem se lo va a facilitar. La mujer depende del marido y él, a su vez, depende de Hashem.

En el libro Shevet Musar dice: “Nunca le cuentes a tu familia acerca de tus problemas financieros, ya que ellos no pueden apoyarte”. En otras palabras, el papel de “ofrecer apoyo” recae únicamente en el marido: él es el que apoya a su esposa, no al revés. Y es por eso que él es el que tiene que escuchar los problemas de su mujer y apoyarla y darle aliento; así fue creado él: para ser el apoyo de la mujer. Por su parte, la mujer no tiene la capacidad de escuchar las dificultades de su marido y apoyarlo.

Es por eso que nuestros Sabios dicen que “el marido se casa con la mujer” – ha-ish nosé ishá. En hebreo, el término nosé significa tanto “casarse” como “cargar con”, ya que él la eleva y le sirve de apoyo. Pero no ocurre al revés, ya que ella no puede cargarlo a él y servirle de apoyo. Y por experiencia puedo asegurarles que cuando el hombre le cuenta sus problemas a su mujer, no sólo que ella no está en condiciones de ayudarlo, sino que para colmo ella se viene abajo y entonces surge otro problema más, porque ahora él tiene que ocuparse también de la crisis emocional de su mujer.

Sobre el tema de la administración de las finanzas en el hogar, hay tres posibilidades:

1.  Que el marido sea el único que esté a cargo de las finanzas.
2.  Que marido y mujer administren sus finanzas en forma  conjunta.
3.  Que la mujer sea la única que esté a cargo de las finanzas.

En las opciones 1 y 2 hay grandes probabilidades de que marido y mujer discutan y se peleen, debido a que, en ambos casos, el marido participa en la administración de las finanzas y es muy posible que termine criticando a su mujer y hasta la acuse de derrochar el dinero que a él tanto le cuesta ganar. La mujer, por su parte, enseguida va a ir con quejas a su marido cuando falta algo en la casa. Pero si el marido deja las finanzas en manos de la mujer, todos salen ganando: la mujer se siente segura y confiada, porque sabe que él confía en ella. Además, no se queja de su que su marido no le da todo lo que ella necesita. Y en los casos es que, Dios no lo permita, verdaderamente no alcanza el dinero, si por lo menos la mujer está a cargo de las finanzas, entonces le va a resultar mucho más fácil entender la situación de su marido. De esa manera, ambos se ahorran incontables peleas y discusiones.