El mejor consejo

¿No sería maravilloso tener un amigo íntimo y fiel que nos diera los mejores consejos cada vez que los necesitáramos?

Todo el mundo necesita consejos. Todo el mundo quiere saber cómo resolver mejor sus problemas. Un buen consejo ya es media solución, y por eso rezamos: "Enderézanos con un buen consejo desde Tu Presencia".

La preocupación es la causa de mucho sufrimiento. En un momento pensamos: "Debería hacer tal cosa", y al momento siguiente cambiamos de opinión y asumimos: "No, en realidad debería hacer lo contrario". Entonces, empezamos a preocuparnos: "Pero si hago eso, entonces sucederá tal y tal cosa… así que será mejor que haga tal y tal cosa…". Si supiéramos qué es lo mejor que podemos hacer, estaríamos en paz y afrontaríamos los retos con confianza.

Sería maravilloso tener un amigo fiel que supiera darnos el consejo correcto cada vez que lo necesitáramos, alguien que estuviera siempre disponible, que entendiera de todo y que entendiera perfectamente nuestra situación. Con un amigo así, nos sentiríamos tranquilos y seguros.

S bien un buen consejo es importante cuando se trata de asuntos materiales, lo es aún más cuando se trata de asuntos espirituales. Todos sabemos, por ejemplo, que la persona que sufre de un trastorno de personalidad nunca podrá ser feliz, por mucho que tenga materialmente. Por lo tanto, el mejor consejo posible es aquel que nos enseñe a ser felices, a convertirnos en individuos mejores y más completos, a vivir en paz con el mundo y a afrontar con sabiduría cualquier reto que tengamos que afrontar.

La persona deprimida no puede tener éxito. El hombre que se deja dominar por la ira lucha contra el mundo entero y, como resultado, se le cierran las puertas del éxito. Los problemas en el ámbito espiritual se expresan en el ámbito material. La enfermedad suele estar causada por emociones negativas como el estrés y la ira.

Es obvio que necesitamos un amigo fiel y leal que nos aconseje y guíe. Pero, ¿acaso ese amigo existe?

En uno de los primeros encuentros entre Rabi Najman y su principal discípulo, Rabi Natan, el Rabi dijo algo que revolucionó la vida de su discípulo: "En general, es muy bueno conversar con Hashem como si le abrieras tu corazón a un buen amigo".

¿Pero cómo construimos una relación con nuestro mejor amigo? Contándole todo lo que está en nuestro corazón; siendo completamente sinceros y expresando nuestros más íntimos anhelos.

En jasidut, esto se llama hitbodedut.

Cuando hablamos con nuestro Creador, debemos contarle todo lo que nos molesta, suplicarle que nos acerque a Él y nos redima de todos nuestros problemas y sufrimientos. Si hacemos sesiones fijas de hitbodedut, descubriremos que se convierte en una fuente de fe y alegría, de esperanza y consuelo, de bendición y éxito.

Que Hashem nos ayude y le conceda a cada uno este maravilloso regalo: una hora de hitbodedut. Y en este mérito, que el Mashiaj venga rápidamente en nuestros días. Amén.