El niño que se escapó de la escuela
Un alumno me contó que un día, poco antes del mediodía, estaba en casa y de repente llega el hijo de la escuela, llorando. Obviamente, cualquier padre va a coincidir conmigo en que no es una situación nada agradable, pero la emuná nos enseña que todo lo que hace Hashem lo hace para bien.
Mi alumno, que ya había escuchado varias clases del tema de la gratitud, empezó a darle las gracias a Hashem y también se tomó unos minutos para arrepentirse de cualquier falta que pudiera haber cometido, tratando de entender qué es lo que Hashem esperaba de él y recién entonces le habló a su hijo, que le contó que un compañero de clase lo había molestado y que él se puso a llorar y se escapó de la escuela y volvió a casa. El padre, con tono suave y comprensivo, le explicó la situación desde el punto de vista de la emuná y le dijo así:
“Escúchame… ¿Quién te pegó? ¿Fulano? ¿No es cierto que todo lo que sucede lo hace Hashem? O sea que Hashem hizo que este compañero te molestara y tú también sabes que todo lo que hace Hashem lo hace para tu propio bien. Al parecer, a Hashem Le gustan tus plegarias y Él quiere que Le hables, así que a partir de hoy, pídele a Hashem que te proteja y que este compañero no te moleste más. Tienes que fortalecer tu emuná”. Después padre e hijo Le pidieron los dos juntos a Hashem que el hijo tuviera éxito en sus estudios y tuviera protección y entonces el hijo volvió a la escuela.
¿Y qué resultó de todo este episodio? El niño aprendió una lección de emuná y aprendió a orar mejor. Porque si bien sus padres le enseñan a rezar, no es lo mismo estudiar la teoría que estudiar a partir de una experiencia de vida, como en este caso, que el niño aplicó la emuná en forma práctica, aprendiendo a orar y a confiar en Hashem.
En retrospectiva, vemos que todo fue para bien. Pero en el momento de la prueba, cuando el niño volvió de la escuela llorando y el padre en vez de enojarse dio las gracias, él no sabía de qué manera todo era para bien, porque en términos lógicos la situación no parecía nada buena: el niño se había escapado de la escuela sin permiso del maestro y estaba llorando. Por lo tanto, vemos que en el momento de la prueba él no entendía lo que Hashem estaba haciendo y por cierto que no sabía qué bien iba a resultar de todo esto, pero igualmente dio las gracias de todo corazón y por eso al final todo se arregló.
Esta es la lección que tenemos que aprender: que ante todo tenemos que dar las gracias con todo el corazón y después Hashem nos va a mostrar de qué modo eso que ocurrió fue para bien. Hay casos en los que recién después de mucho tiempo uno logra ver que algo realmente era para bien. Por ejemplo, el Patriarca Jacob esperó muchísimo tiempo para ver qué cosa buena iba a surgir de lo que le sucedió con Elifaz y Labán. Por el contrario, Najum Ish Gamzu ya a los pocos días supo que lo que le había pasado era para bien. No siempre uno puede saber de inmediato que lo que le pasa es para bien. Cada asunto toma su tiempo y mientras tanto, tenemos que creer.
12/14/2021
B”H Gracias por esas enseñanzas tan importantes para nuestras vidas. Emuna Emuna