La gratitud hizo milagros
Todo iba lo más bien hasta que de repente un día mi marido contrajo una enfermedad que le afectó tanto el cuerpo como la mente. Empezamos una etapa de tratamientos muy difíciles y prolongados. En ese momento de crisis, me llamó por teléfono una amiga de la infancia
Entre las numerosas cartas que recibo tanto desde Israel como del extranjero, quiero traerles aquí esta carta, que sin lugar a dudas contiene un mensaje muy importante para todos nosotros:
Shalom:
Yo vivo en Toronto, Canadá. Me crie en un hogar religioso ortodoxo y me casé apenas terminé los estudios secundarios, a la edad de veinte años. Al casarme, recibí un departamento y todos los gastos pagos. Al cabo de varios años, ya tenía tres hijos y tenía un puesto de trabajo fijo. Estaba segura de que yo era la persona más exitosa del mundo. Toda mi vida era perfecta; todo iba sobre carriles. Pero estaba llena de arrogancia y sentía desprecio por la gente. Yo tenía mi propia teoría respecto a cómo debía comportarse cada uno.
Todo iba lo más bien hasta que de repente un día mi marido contrajo una enfermedad que le afectó tanto el cuerpo como la mente. Empezamos una etapa de tratamientos muy difíciles y prolongados. En ese momento de crisis, me llamó por teléfono una amiga de la infancia que estaba casada con un alumno del Rabino Shalom Arush y cuando le conté entre lágrimas los problemas que tenía mi marido, la vergüenza y los tratamientos y la internación en el hospital psiquiátrico, ella me dijo que justamente en esos días el Rabino Shalom Arush todo el tiempo hablaba del poder de la gratitud. Me dijo entonces mi amiga: “Da las gracias por lo que pasó y entonces vas a ver que tendrás un milagro”.
Yo le dije: “¿Y de qué voy a dar las gracias? ¿Del infierno en el que vivo? ¿De las pesadillas que tengo de noche? ¿De que ya no me queda un centavo? ¿De que ya ni siquiera salgo de casa?”.
Entonces ella me respondió: “Sí. Da las gracias por todas las dificultades y entonces vas a ver cómo todo va a estar bien”.
Empecé a dar las gracias: “Gracias, Dios mío, por todo este terrible sufrimiento. Gracias, Dios mío, de que Fulano nos haya recomendado este médico tan bueno. Gracias, Dios mío, de que no tengamos ingresos casi”. Mientras estaba hablando con Hashem, me llaman por teléfono para decirme que alguien nos va a ayudar con importantes donaciones de dinero.
Un año más tarde el estado de mi marido empezó a empeorar y los rabinos me aconsejaron que me divorciara. Me dijeron que si no me divorciaba ahora, después me iba a resultar mucho más difícil, debido a las reglas halájicas en casos de problemas psiquiátricos. Así fue como un día me encontré a mí misma en el beit din, el tribunal rabínico, oyendo las palabras tan difíciles: “Estás divorciada”.
Lo único que me ayudó para que no me venga abajo anímicamente fue la gratitud a Hashem. Ese mismo año las cosas empezaron a irme mucho mejor; retomé los estudios; me dieron un ascenso en el trabajo. La gratitud me levantó mucho y gracias a ella no me caí en el pozo. Me di cuenta de que todas las dificultades que había tenido en realidad habían sido el mejor regalo que recibí en toda mi vida. Yo sé que antes de venir a este mundo abracé esta prueba, este sufrimiento, con los dos brazos y los besé y Le dije a Hashem: “Dios mío, yo no bajo al mundo sin estos sufrimientos”, a pesar de todas las dificultades, las lágrimas y el bochorno que me iban a traer.
Pasaron dos años y me cansé de estar sola. Le envié una carta al Rabino Arush y él me respondió así: “Da las gracias por las dificultades y estudia todos los días dos páginas del libro Las Puertas de la Gratitud”. Me aferré a la emuná y empecé a repetir todos los días como un lorito: “Gracias, que todo me cuesta. Gracias, que estoy sola y no encuentro a nadie para mí”. Oí decir en nombre del Rabino que si uno quiere obtener la salvación, entonces solamente tiene que dar las gracias y no pedir nada, porque cuando uno pide, por lo general eso es una expresión de falta de emuná, ya que en realidad la situación en la que uno está es la mejor para él en ese momento. Pasaron varios meses; le envié otra carta más al Rabino Arush y la respuesta que recibí me dejó perpleja: “Esto va a llevar un tiempo. Continúa por el mismo camino que estás yendo ahora”.
Aumenté las horas de agradecimiento a Hashem. Había días en los que hablaba con Hashem incluso dos o tres horas. Justo antes de que llegara mi salvación me hicieron una propuesta excelente pero al cabo de dos semanas quedó en la nada. Yo ya estaba al borde de la desesperación. Llamé por teléfono a esa misma amiga que me había hecho conocer el concepto de la gratitud y le pregunté: “¿Cómo es posible que todavía no haya pasado nada y por qué Hashem me está haciendo esto?”. Ella me dijo: “Ahora mismo da las gracias por la propuesta que al final no resultó. Es lo mejor para ti. Dice en Las Puertas de la Gratitud que la persona tiene que creer en que Hashem, Quien creó el mundo, sabe mejor que nadie qué es lo mejor para ella”.
Volví a la gratitud.
Empecé a dar las gracias a un nivel más profundo: “Hashem, lo que Tú quieres es lo mejor que puede haber. Tú quieres que yo siga divorciada – ¡gracias! Tú diriges el mundo. Tú sabes a qué ritmo tienen que suceder las cosas y qué es lo mejor para mí”. Mi emuná se fortaleció. Empecé a trabajar muy en serio conmigo misma. Dejé de dar las gracias para obtener la salvación. Ahora empecé a dar las gracias de verdad, porque estaba absolutamente convencida de que Hashem me estaba haciendo un favor. Esa misma semana conocí al que es hoy mi marido: ¡una persona muy especial que es justo para mí! Al mes y medio ya estaba casada. ¡Un verdadero milagro!
Quería agregar algo muy importante: que la gratitud no es un “truco”; no es que uno aprieta un botón y obtiene un milagro. La gratitud es un trabajo interno que uno lleva a cabo consigo mismo. La gratitud es aceptar verdaderamente la prueba con amor y con emuná. La gratitud es saber que eso es lo que Hashem quiere para mí en este momento y que es lo mejor para mí.
Quiero destacar un punto en forma especial para todos los que lean estas historias de agradecimiento. Tienen que saber que si realmente quieren una salvación verdadera, entonces tienen que trabajar muy duro y no desanimarse. Y si la salvación todavía no llegó, entonces agreguen otra hora más de agradecimiento. Al final la salvación tiene que llegar. Porque el Santo Bendito Sea quiere hacernos milagros. Él solamente está esperando a que aceptemos la prueba con amor y con verdadera emuná.
No se dejen confundir por el Instinto del Mal que les dice “¿Ves? Ya diste las gracias y todavía no pasó nada…”. El Instinto del Mal tiembla de miedo cuando uno tiene una emuná fuerte propia de aquellas personas que dan las gracias. Yo sé que recibí un regalo de la prueba que tuve que pasar. No tengo miedo. Descubrí el secreto para poder pasar por este mundo con éxito, que es tener la total convicción de que todo es para bien y dar las gracias incluso cuando la situación parece difícil.
Yo quiero darle las gracias al Rabino por el maravilloso regalo que nos dio, la increíble herramienta de vida que me salvó, porque yo ¡di las gracias y me salvé!
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Esta carta contiene una frase muy importante: “Yo sé que antes de venir a este mundo abracé esta prueba, este sufrimiento, con los dos brazos y los besé y Le dije a Hashem: ‘Dios mío, yo no bajo al mundo sin estos sufrimientos’”. Esta afirmación contiene un importantísimo mensaje, porque como yo siempre explico: cuando uno no está contento con lo que tiene, Le pueden decir del Cielo: ¿No estás contento con lo que te pasa? En algún momento te van a sacar de allí y cuando llegues Arriba te vas a dar cuenta de que todo es justo, todo es ecuánime; no hay ninguna parcialidad; todo responde a la más perfecta justicia. Lo que hizo esta mujer es maravilloso – inclusive en este mundo ella se dio cuenta de que todo el sufrimiento y toda la aflicción que había tenido en realidad era el más grande regalo que le hizo Hashem porque gracias a ellos había descubierto la hitbodedut y la teshuvá, la emuná en que todo es para bien. En efecto, la emuná es el más grande regalo que uno puede recibir en este mundo.
Por eso ella dice que si antes de bajar a este mundo le hubieran mostrado todo el sufrimiento que iba a tener que pasar y gracias al cual iba a descubrir la emuná, entonces habría abrazado y besado todos esos sufrimientos y le habría dicho a Hashem que sin ellos ella no estaba dispuesta de ningún modo a venir a este mundo. Porque de no ser por ellos, ella habría seguido estando completamente alejada de Hashem.
A toda la gente que viene a verme porque tiene problemas en la vida yo les digo una y otra vez: “Tú percibes lo que te está pasando como un problema. ¡Yo te digo que es una salvación!”. ¿Y cuál es la salvación? La emuná que uno recibe. ¿Acaso existe una salvación más grande que esa?
Así dice también en el libro Tana Devei Eliahu (18) sobre el versículo “Levántate, canta de noche” (Lamentaciones 2:19): “Este canto no es sino la gratitud por el sufrimiento. La persona hizo todo lo que hizo; le sobrevinieron sufrimientos por su propio bien y para expiarle sus faltas. Por eso uno tiene que pararse a medianoche a bendecir y alabar y ensalzar y loar y exaltar el Nombre de Quien habló y se creó el mundo, Bendito Sea, como está dicho: ‘A medianoche me levantaré a agradecerte por Tus justas ordenanzas’. ¿Acaso alguna vez se ha visto a un padre que quiera el mal de su propio hijo?”.
2/21/2022
Esta historia resuena en mí. Mi madre es paciente psiquiátrico, y entiendo que es una de las mayores pruebas. Casi toda mi vida me he debatido entre los deseos de huir de ella y el remordimiento por esos pensamientos. Admito que gracias a mi madre he tenido una vida diferente, pero esto me ha acercado a la verdadera fe, a los escritos de los sabios y al amor por el pueblo de Israel. Hoy puedo dar gracias por mi vida! Gracias a Hashem por la luz que nos regala a través del Rabino Shalom Arush! Shalom!🇮🇱❤🌷
2/20/2022
Shalom! Muchisimas Gracias por esta enseñanza tan Maravillosa! Hashem hablandome ahora que leo esta historia precisamente en Jatzot que me levanto a hacer Tefila para dar Gracias a Hashem por todo lo que hace y permite en mi vida porque su Amor y Su Sabiduria es Perfecta! Amen
2/19/2022
Que gran bendicion aprender de ustedes sobre una nueva manera de concebir la emunah la fe autentica y verdadera como una prueba de amor en la bendita sabiduria de HaShem Yitbaraj para hacernos mejores personas