Dio las gracias y firmó contrato

Resulta prácticamente imposible conseguir departamento cerca de nuestra yeshivá en Jerusalén. La demanda es enorme y casi no hay departamentos disponibles. Hay muchas familias que pertenecen a toda clase de comunidades que buscan precisamente en este barrio y a veces uno busca meses enteros y no encuentra.

Uno de los alumnos me contó que buscó un departamento varios meses y no encontró y ya tenía bastante experiencia, porque cada vez que tuvo que buscar un departamento en esa zona, la pasó terrible. Una vez, cuando por fin logró firmar contrato, resulta que su mujer vio el departamento y anuló el convenio. En otra ocasión, los dos querían un departamento pero se les adelantó otra persona y se quedaron sin nada. Y así sucesivamente… Siempre con problemas.

Finalmente, este alumno decidió ir por el camino de la gratitud y la plegaria. Después de escuchar una clase sobre el tema, decidió ir a hacer dos horas de hitbodedut en las que Le dio las gracias a Hashem… ¡y firmó contrato! Gracias a Dios, las condiciones del contrato eran óptimas: el departamento estaba muy bien ubicado y además estaba en perfecto estado. Su esposa estuvo de acuerdo desde el principio; el propietario lo esperó para firmar el contrato. Todo fue sobre ruedas hasta en el más mínimo de los detalles, gracias a Dios, en forma casi sobrenatural.

Cabe destacar que cuando uno Le da las gracias a Hashem, sin quejarse, entonces cuando llega la salvación, no sólo que uno se salva del problema sino que además logra percibir la precisa Supervisión Individual del Creador, que le trae la salvación en forma perfecta, más allá de todas las expectativas, y que dispone todos los detalles de la mejor forma posible. Y tal como enseña el Maharal (Netiv Ahavá 5:1): “Cuando uno tiene confianza en Hashem de que todo lo que Él hace es bueno, uno transforma lo malo en bueno”.

Y esto es lo que escribe el Noam Elimelej: “Por medio de las alabanzas, se pueden obrar salvaciones con más facilidad que a través de la súplica. Esto se debe a que al expresar loas a Hashem uno conecta su alma al mundo llamado ‘Alabanza’, en el que no existe ninguna forma de acusación, y entonces se cumplen todos sus pedidos sin que tenga necesidad de detallarlos ni suplicar por ellos”.