El Midrash Dice – Vaietze

Jacov huyó de Beer Sheva en secreto para escapar de su hermano Esaú, pero Esaú supo de su partida...

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Grupo Tora

Posteado en 06.04.21

Jacov huyó de Beer Sheva en secreto para escapar de su hermano Esaú, pero Esaú supo de su partida…

Iaakov caminó a Jarán

Iaakov (Jacob) huyó de Beer Sheva en secreto para escapar de su hermano Esav (Esau), pero Esav supo de su partida. Le ordenó a su hijo Elifaz de perseguir a Iaakov y matarlo por haberle robado su bendición.
Esav convenció a Elifaz -Hijo mío, si matas a Iaakov, recuperarás los derechos de primogénito. Sin embargo, Elifaz era reacio y consultó con su madre Timna. –Hijo mio- le aconsejó- no intentes matar a Iaakov. El es más fuerte que tú y te matará. Si tu malvado padre no tuviera miedo que Iaakov lo matara, él mismo le perseguiría en lugar de delegar la misión en ti.
Igualmente, Elifaz no se atrevió a ignorar la orden de su padre. Persiguió a Iaakov y lo alcanzó, pero no lo mató porque Elifaz creció bajo la tutela de su abuelo Itzjak y por ello no hubiera echado mano sobre Iaakov. En su lugar, le robó de todo lo que poseía, pues un pobre se asemeja a un hombre muerto. Llegó a despojar a Iaakov de sus vestimentas, dejándolo empobrecido y desnudo.
Iaakov se sumergió en el río y llamó a Hashem. Inmediatamente apareció un jinete sobre su caballo brioso, quiso cruzar el río, pero cayó en el agua y se ahogó. Iaakov tomó las vestimentas del hombre muerto, las lavó en el río y se vistió. Como tenía miedo de ser acusado de haber matado al jinete y que la familia del ahogado buscara vengarlo, escapó hacia el Beit Hamidrash de Shem y Ever.
 
Permaneció escondido durante catorce años estudiando Torá. Iaakov fue tan aplicado que durante todo el período no durmió en una cama.
Después del tiempo en que se dedicó al estudio intensivo de la Torá, Iaakov viajó a Jarán para encontrar una esposa entre los de la familia de Abraham.
Después de un largo viaje, finalmente Iaakov llegó a Jarán. Al llegar allí, recordó que en el camino había pasado por Har Hamoriá y que no se detuvo a rezar allí. -¿Qué hice?- se preguntó. -Pasé por el lugar donde mis padres Abraham e Itzjak solían decir sus tefilot y no aproveché la oportunidad para rezar allí. Sin dudarlo, se dio media vuelta y comenzó el viaje de regreso hasta Har Hamoriá. Como recompensa por sus intenciones de regresar por un camino tan largo para poder recitar sus tefilot en un lugar sagrado, Hashem hizo un milagro por Iaakov. Har Hamoriá vino hacia él y llegó en un tiempo muy corto.
 
Iaakov rezó allí y una vez completada su tefilá, se quiso retirar porque era aún de día y podría seguir viaje. De repente escuchó voces angelicales exclamar – Iaakov ha llegado. El gran Iaakov quien, como el sol, derrama luz sobre el universo. Iaakov comprendió que como consecuencia de la gran santidad del lugar estaba escuchando una conversación del Cielo. Cuando se quiso ir, el sol desapareció de repente y se encontró envuelto en la oscuridad por lo cual no pudo proseguir su viaje. Hashem quiso revelarse a Iaakov en un sueño profético y por ello hizo que el sol se pusiera temprano a fin de retenerlo en Har Hamoriá durante la noche.
 
El rey recibió un mensaje, que su mejor amigo, quien vivía en un país lejano planeaba visitarlo. -Veo a mi amigo muy de vez en cuando- el rey le dijo a uno de sus sirvientes. -Tan pronto como llegue, asegúrate de apagar todas las lámparas en el palacio. Quiero aprovechar esta oportunidad para conversar en privado con él y confesarle asuntos muy secretos.
 
De la misma manera, Hashem quiso detener a Iaakov en Har Hamoriá, el sitio del futuro Beit Hamikdash, donde, debido a la santidad del lugar, Iaakov podría obtener una mejor visión. Por lo tanto, Hizo que el sol se pusiera antes de su tiempo para poder Revelarse ante Iaakov por medio de un sueño profético.
 
Iaakov se preparó para pernoctar a la intemperie. Seleccionó doce piedras del mizbeaj (altar) construido por Abraham sobre esta montaña cuando ofrendó a Itzjak. Las colocó alrededor suyo en defensa de los animales salvajes. Iaakov utilizó una de las piedras de almohada. Pensó – Mi abuelo Abraham, quien se casó con dos esposas tuvo dos hijos, uno un Tzadik y uno un rashá. Yo sé que estoy destinado a casarme con cuatro esposas y Hashem me dará doce hijos de quienes surgirá el pueblo judío. ¿Cuántos hijos malvados tendré? Si las doce piedras que coloqué se fusionan en una sola, tendré asegurado que las doce tribus serán Tzadikim y servirán a Hashem unidas.
 
Iaakov se recostó y se durmió. Es increíble que Iaakov se pudiera dormir con el campo de cama y una piedra de almohada a pesar de los peligros de la travesía. Iaakov durmió plácidamente gracias a su confianza en Hashem. Su vínculo con la shejiná era tan profundo que su situación precaria no lo afectaba. En cuando Iaakov se durmió, cada piedra clamó -Quiero que el Tzadik apoye su cabeza sobre mí. Las doce piedras se fusionaron en una gran piedra, pues Hashem deseaba asegurar a Iaakov que ninguno de sus hijos sería un rashá (malvado). Cuando Iaakov despertó y encontró a las piedras unidas en una sola, supo que sería el padre de las doce tribus quienes servirían a Hashem.
 
La escalera, el Sueño Profético de Iaakov
 
Esa misma noche, Hashem se reveló a Iaakov en un sueño profético. Su propósito fue el de fortalecer a Iaakov (quien fue perseguido por Esav camino a Laván, el estafador), augurándole la ayuda de Hashem en el futuro.
Iaakov tuvo una visión de una escalera que se extendía de la tierra al Cielo. Visualizó a un ángel ascendiendo por la misma a quien reconoció como el sar (ángel protector) del reino de Babilonia. El ángel ascendió setenta peldaños de la escalera. Iaakov entonces comprendió que sus descendientes permanecerían exiliados en Babilonia durante setenta años. Una vez que alcanzó el peldaño número setenta, cayó y Iaakov comprendió que después de setenta años de exilio, los judíos serían liberados del yugo de los babilonios.
Luego Iaakov percibió al ángel protector de Media ascender la escalera. Ascendió cincuenta y dos peldaños y cayó. Iaakov comprendió como consecuencia, que el exilio medianita culminaría después de cincuenta y dos años.
Luego vio al sar de Grecia ascender ciento veinte peldaños y hundirse, presagiando el período del exilio griego. Finalmente, Iaakov vio al ángel de Edom (nuestro exilio actual) subiendo por la escalera. Ascendió más y más, un aparente ascenso interminable al mismo cielo. Iaakov no lo vio caer y el miedo lo dominó. -¿Este cuarto exilio será interminable?- preguntó a Hashem. -No- Hashem le reaseguró. – Aun si el ángel asciende tan alto como las estrellas, Yo Mismo lo bajaré cuando llegue el momento.
 
Iaakov escuchó a los ángeles de las naciones comentar -Este Iaakov, en el futuro dominará al mundo y someterá todos los reinos. -¡Matémoslo ahora!- Pero Hashem Mismo apareció y se detuvo encima de Iaakov para protegerlo.
 
Entonces Iaakov vio una nueva visión. En esta visión, la escalera representaba una rampa que conducía al altar del futuro Beit Hamikdash. (La rampa estaba simbolizada por una escalera, pues los aromas agradables de los korbanot se elevan al Cielo). Percibió a los kohanim, comparados con los ángeles, subiendo y bajando la rampa del mizbeaj (altar), cumpliendo ansiosamente con su avodá. Posteriormente, Iaakov recibió una profecía en la que se presagiaba el Beit Hamikdash en llamas y luego vio el segundo Beit Hamikdash reconstruido.
 
Iaakov tuvo otro presagio del futuro; tuvo la visión de Matán Torá, el pináculo de la Creación. La escalera simbolizaba Har Sinai, con llamas que alcanzaban al cielo y presagió que sus descendientes permanecerían al pie del mismo para recibir la Torá. En esta visión, los ángeles representaban a Moshe y Aharon quienes ascenderían al Har Sinaí, Aharon permanecería en la montaña y Moshé ascendería al Cielo para recibir las lujot de Hashem.
 
Iaakov recibió una profecía adicional. Visualizó que los ángeles ascendiendo eran los ángeles de Eretz Israel quienes lo acompañaron durante la travesía. Ahora que llegaron a las fronteras de la Tierra Prometida, volvían al Cielo y nuevos ángeles destinados a protegerlo fuera de Eretz Israel, descendieron. De repente todos los ángeles desaparecieron y él retuvo a Hashem Mismo quien permaneció de guardia delante de él y anunció – Yo soy el Di-s de tu padre Abraham y el Di-s de tu padre Itzjak. La tierra sobre la que estás acostado, a tí te habré de dar y a tu descendencia. Iaakov experimentó una visión en la cual Hashem doblaba la tierra entera y la colocaba debajo de su cabeza de la misma forma en que alguien dobla un mapa de papel. Su cabeza descansaba sobre la tierra en su totalidad. Esto simbolizaba que Iaakov sería el titular de Eretz Israel y que sus descendientes la conquistarían con facilidad. Hashem le presagió: "Y será tu descendencia cual polvo de la tierra. Así como la tierra es el fundamento del mundo, así tus hijos serán el fundamento del mundo. El mundo quedará bendecido por mérito de tu descendencia. "Yo te protegeré dondequiera que tú anduvieres, en la casa de Laván y en Shjem". Iaakov despertó y se dio cuenta que su sueño había sido profético. "La shejiná mora en este lugar" – dijo con gran temor – Yo no lo supe, o no me hubiera quedado dormido aquí. "La Shejiná mora en este lugar" nos enseña que la shejiná mora en Har HaMoriá para siempre. La Shejiná no solo mora allí durante la permanencia del Beit Hamikdash sino que permanece en ese lugar sagrado hasta hoy en día. Cuando uno reza en ese lugar, es como si rezara ante el Kise HaKavod (el Trono Celestial) mismo. Es la puerta del Cielo, abierta a que ingresen todas las tefilot. Iaakov levantó la piedra sobre la que había descansado su cabeza y la colocó como monumento para conmemorar su visión profética. Ungió la piedra con aceite que el Cielo le brindó para ese propósito, a fin de indicar que sus descendientes en el futuro serían ungidos con kehuná y monarquía.
Luego Iaakov se postró e hizo un juramento, diciendo -"Si Hashem habrá de estar conmigo y habrá de protegerme en esta senda al omitir hablar lashon hará, de la inmoralidad, del derramamiento de sangre y del asesinato para que pueda volver en paz a la casa de mi padre en perfectas condiciones físicas y espirituales, ofreceré a Ti sacrificios todá y olá. -Si me provees de pan para comer y ropa para vestir, yo me comprometo a Entregarte un diezmo de lo que gane.
 
Iaakov el Tzadik solicitó a Hashem que le proveyera únicamente con las necesidades básicas de vida, no los lujos (pues los lujos van en detrimento del servicio de Hashem).
 
El ángel de Hashem transportó a Iaakov para que llegara a Jarán el mismo día que partió. Hubo cinco milagros que le ocurrieron a Iaakov durante su travesía a Jarán:
 
1. Cuando llegó a Har Hamoriá, el sol se puso antes de tiempo para que tuviera que quedarse a pasar la noche allí.
 
2. Todas las piedras que había colocado bajo su cabeza se unieron en una sola piedra grande.
 
3. El camino se acortó y llegó a Jarán el mismo día que partió.
 
4. Cuando llegó a Jarán, corrió la piedra que cubría el pozo sin ayuda de nadie, cuando los pastores sólo podían hacerlo combinando el esfuerzo de varios.
 
5. Las aguas del manantial surgieron e irrigaron los campos de Jarán.
 
 
 
(Con la amable autorización de www.tora.org.ar)

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1. Belem

11/29/2017

Grande Bendita enseñanza..

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