¡Te necesitamos sabio, Presidente!

En  un dialogo hipotético con quién será electo Presidente, y usando imágenes de un relato muy sabio, que describe a cuatro hijos, los cuales representan;  cuatro tendencias,  cuatro personalidades y cuatro niveles de desarrollo interior. Me pregunto y le pregunto al futuro Presidente:

 

¿Cuál de estos cuatro hijos, eres?

 

Porque tú, vas a ser la cabeza del gobierno y por ende de nuestra sociedad.

 

¿El hijo sabio? ¿El malvado? ¿El ingenuo? o ¿El que no sabe preguntar?

 

He aquí la descripción:

 

El  hijo malvado, aprendió a justificar sus deseos, sin considerar las consecuencias que éstos generen. Él no conoció límites, entonces concluyó que justificar sus debilidades, buscar las culpas en otros, y librarse así de toda la responsabilidad, era la mejor forma de actuar.

El hijo que no sabía preguntar, resultó así a causa de una educación que no supo encontrar la forma de ayudarlo a desarrollar incentivos y así, la pasividad dio lugar a la indiferencia y a la pobreza de objetivos, y en base a ellos actuó.

El  hijo ingenuo, recibió una formación que lo indujo a tomar decisiones, a partir  solamente, de sus propios pensamientos y sentimientos. Ello se tradujo en buenas intenciones pero, al no poseer los  conocimientos adecuados y un claro discernimiento, se encontró carente para poder superarse y desarrollarse.

 

 El hijo sabio,  aprendió a discernir en el esfuerzo y  habiendo llegado a la comprensión y el entendimiento, llegó a alcanzar dominio propio, objetivos  claros y a preveer, la consecuencia de sus actos, porque se basó en principios altruistas, para realizar sus acciones.

 

Todos buscamos ser gobernados por alguien, que traiga el bien para todos.

 

Pero no todos entendemos, que la personalidad del líder tiene una inmensa influencia sobre  sus gobernados.

 

 Sus dichos que son las semillas de sus acciones, dejan traslucir el grado de dominio propio que tiene como persona y no tener dominio propio es no saber gobernarse y si esto es así ¿cómo podrá gobernar un país, quién no se gobierna a sí mismo?

 

Es por eso, que hijo sabio deberá ser el futuro Presidente.

 

Con la habilidad de dar un paso atrás y ver todo el panorama; el pasado, el presente y lo que es más importante, el futuro, al que todo nos lleva.

 

 Con la sabiduría de “El que aprende de todos los hombres”.

 

Sabio, como  para sabernos inspirar a realizar  el esfuerzo, de alcanzar el máximo nivel posible como ciudadanos.

 

Sabio, para ser el ejemplo para superar el egoísmo que se manifiesta en las tres primeras tendencias y personalidades de la descripción: la frialdad del  malvado, la indiferencia del que no sabe preguntar y las buenas intenciones carentes de conocimiento, del ingenuo.

 

Sabio, para que sepa marcar el rumbo de su nación con claridad y eduque con sus dichos y su ejemplo.

 

Gobernantes perfectos no existen, pero si existen personas que buscan cada día superarse y estimular a otros a mejorar, a través del esfuerzo, el trabajo y el estudio.

 

Personas que nos estimulan a pasar por encima de nuestras limitaciones, a no justificar nuestras debilidades, y no actuar de acuerdo a lo que pensamos o sentimos solamente, sino de acuerdo a lo que es correcto y resulta el bien para todos.

 

Personas que buscan que haya paz entre todas las partes.

 

Finalmente, me atrevo y le digo-

 

Futuro Presidente:

 

Te necesitamos hijo sabio, porque tu ejemplo y modelo, va activar nuestro potencial como ciudadanos.

 

Te necesitamos hijo  sabio, para tener donde mirarnos, para superar el mal, la indiferencia, y la ingenuidad.

 

Te necesitamos sabio Presidente, para lograr el mayor objetivo:

 

El bien de todos y la armonía con todos.

 

Con mucho respeto, pero también con mucha preocupación, una ciudadana de tu Pueblo.