Conociendo al Creador

Es el fundamento de fundamentos de todo tipo de doctrina y análisis filosófico, el conocer que hay una Existencia Primera sin un principio y que Él creó toda existencia…

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Chaim Clorfene y Yaakov Rogalsky

Posteado en 06.04.21

Es el fundamento de fundamentos de todo tipo de doctrina y análisis filosófico, el conocer que hay una Existencia Primera sin un principio y que Él creó toda existencia…

 
Conociendo al Creador – Parte 1:
  • La Existencia Primera;
  • El Creador del Universo;
  • Unicidad de Di-s;
  • Falacia de atribuirLe corporalidad
  
1. Es el fundamento de fundamentos de todo tipo de doctrina y análisis filosófico, el conocer que hay una Existencia Primera (sin un principio) y que Él creó toda existencia, i.e., Él es la causa que trajo a existencia (todo en) la Creación a partir de la nada. Y todo lo que se encuentra en los cielos y en la tierra existe solamente por la verdad de Su existencia. [1]
 
2. Y si todas las creaciones cesaran de existir, Él Sólo todavía existiría; y de ninguna manera Él sería nulificado por la nulificación de dichas creaciones. Porque toda creación Lo necesita, pero Él, Bendito Sea, no necesita de ninguna de ellas (ni de todo su conjunto); y, Su verdad no es como la verdad de ninguna de ellas. [2]  La existencia de ellas es relativa: (porque) no es imperativa sino que depende de Su existencia. Pero la Existencia Primera es incausada. Su existencia es absoluta.
 
3. De Él dice el profeta, “El Señor Di-s es verdad” (Jer.10:10). Sólo Él es real y no hay otra realidad comparable a Su realidad. [3]  [4]  Y de El dice la Torá, “Él es Di-s, y no hay otro fuera de Él” (Deut.4:35).
 
4. Esta Existencia es el Di-s del universo y Creador de la tierra. El dirige [5] el universo con un poder que no tiene límite ni fin, un poder in-interrumpido así que “el planeta siempre gira”. Es imposible que algo gire sin una fuerza que lo haga girar; y El, Bendito Sea, hace que gire sin una mano sin un cuerpo. [6]
 
5. Y si a usted se le ocurriera pensar que hay otra deidad fuera de Él, considere que esto es un rechazo a la mismísima Fuente, de la cual todo depende. [7]
 
6. Este Di-s es Uno. Él no es dos o más de dos, y no hay una existencia individual que sea tan única como Su existencia. Él no entra en una categoría que incluya a otros de Su “especie”. Y Él no está dividido en partes o secciones como lo está un cuerpo, sino que Él es una completitud y unicidad que no tiene par en el universo. [8]
 
7. Si hubiera muchos dioses, ellos por fuerza tendrían cuerpos, porque no hay manera de diferenciar un ser de otro excepto por diferencias corpóreas o materiales. Y si el Creador tuviera un cuerpo o cualquier forma material, Él tendría tanto límite como fin, y entonces Su poder tendría límite y fin, porque no es posible que exista un cuerpo sin extremos, [9]  y todo lo que le pertenece a un cuerpo también tiene extremos. Pero es debido a nuestro Di-s, Bendito Sea Su Nombre, Cuyo poder es ilimitado e in-interrumpido, que el planeta gira continuamente. Y, puesto que Él no tiene cuerpo, no hay accidentes u ocurrencias del cuerpo que Le acontezcan y que pudieran dividirLo o separarLo. Por tanto, es imposible que Él sea otra cosa sino Uno. [10]
 
8. Si una persona llegara a considerar la existencia de dos deidades, igual- mente no-creadas, ¿hay acaso otra forma de distinguir una de la otra que no sea por ocupar diferentes lugares al mismo tiempo o el mismo lugar a diferentes tiempos? Y si usted dijera que estas deidades ocupan diferentes lugares al mismo tiempo o el mismo lugar a tiempos distintos, estas deidades ciertamente no serían ilimitadas. Caso contrario, emergería el concepto de dos infinitos, que es por definición imposible. El infinito es uno, todo-incluyente, y supremamente indivisible en aspectos, extremos y formas.
 
9. Está escrito en la Torá y en los Profetas [11]  que el Único Santo, Bendito Sea, no tiene cuerpo: “Porque el Señor, Él es Di-s, arriba en los Cielos y abajo en la tierra” (Deut.4:39); pues, un ente corpóreo no puede estar en dos lugares al mismo tiempo. Asimismo está escrito, “Porque no vieron forma” (Deut.15) y (también está escrito) “¿Y quién es comparable o igual a Mi?” (Isa.40:25). Si Él tuviera un cuerpo, sería comparable a otros cuerpos. [12]
 
10. Si es así, ¿por qué se lee en la Torá, “Y bajo Sus pies” (Exod.24:10), y “Mano de Di-s” (Exod.9:3), “Ojos del Señor” (Gén.38:7), “Oídos del Señor” (Núm.11:1) y muchos ejemplos como estos? Esto se debe primero a que el intelecto del hombre es incapaz de entender (en profundidad) otra cosa que no sea material y segundo (consecuencia de lo primero), a que la Torá fue entregada en lengua je de hombre. Por tanto, todos estos ejemplos son frases descriptivas, así como también lo es, “Si Yo preparara el filo de Mi espada” (Deut.32:41). ¿Él tiene una espada? Es sólo una parábola. La verdad es que Él no tiene semblanza ni forma, sino que todo eso es la visión del profeta, como está escrito, “¿Puedes encontrar a Di-s buscándoLo, o puedes indagar en las profundidades del Altísimo?” (Job 11:7). [13]
 
11. Entonces, ¿qué fue lo que Moisés buscaba cuando le pidió a Di-s, “Por favor muéstrame Tu gloria” (Exod.33:18)? Moisés deseaba conocer la realidad [14] de la existencia del Único Santo, Bendito Sea, al punto en que él la reconociera en su corazón, así como cuando uno conoce a una persona cuya forma está grabada en su corazón, y a quién reconoce como distinta de otras personas. Entonces efectivamente Moisés añoraba conocer al Único Santo, Bendito Sea, al punto donde Él le fuera distinguible en su corazón como otras existencias, esto es conocer la verdad sobre la existencia de Di-s como realmente es. Y Di-s le respondió que el hombre, en tanto que su alma esté sumergida a su cuerpo, carece de este poder intelectual y por tanto no puede conocer a plenitud esta verdad. [15]
 
12. Puesto que, como ha sido explicado, Di-s es incorpóreo, Él no está sujeto a limitaciones (o accidentes) corporales como uniones o separaciones; nada de posición o medida, ni de referencias espaciales (arriba – abajo, izquierda – derecha, frontal – posterior, etc.); y, así como no tiene un principio, tampoco tiene fin. Él no tiene ni vida ni muerte como los seres corpóreos, no tiene talento ni sabiduría a la manera humana, no duerme ni despierta, ni risa ni enojo, ni regocijo ni tristeza, no tiene habla (a la manera humana). [16]
 
13. Por tanto tales pasajes de la Torá como “Él se sienta en los cielos y sonríe” (Sal.2:4) son nada más que parábolas y símiles, porque, como dicen los Sabios de Israel, la Torá fue entregada en la lengua del hombre y, como Di-s dice, “Yo soy el Señor, Yo no cambio” (Mal.3:6). Si Él estuviera a veces enojado y a veces gozoso, esto ciertamente constituiría un cambio (como los que sufren sólo los seres inferiores y corpóreos, hechos del polvo); pero Él, Bendito Sea, está infinitamente por encima de todo esto. [17]
 
 
Continuara…
 
 
[1] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 1.  [2] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 3.  [3] O, Sólo Él es verdad y no hay otra verdad como Su verdad. (Nota del traductor).  [4] Mishné Tor´á, Leyes sobre los Fundamentos de la Tora´, Torá, capítulo 1, ley 4.  [5] U, ordena. (Nota del traductor). [6] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 5. [7] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 6. [8] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 7. [9] O, una “línea” que defina su extensión. (Nota del traductor). [10] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 7. [11] Los Libros de los Profetas. [12] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 8.  [13] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 9. [14] Verdad. (Nota del traductor). [15] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 10. [16] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 11. [17] Mishné Torá, Leyes sobre los Fundamentos de la Torá, capítulo 1, ley 12.
 
 
– Extraído con permiso del libro “El Camino del Gentil Justo”, traducido por Juan Mayorga Zambrano-

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