La Parashá de WIKILEAKS

Es muy probable que al leer el título de este artículo te estarás preguntando: ¿Qué tiene que ver una Parashá de la Torá con la tanda de noticias y el escándalo de Wikileaks?...

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Daniela Lowinger

Posteado en 05.04.21

Es muy probable que al leer el título de este artículo te estarás preguntando: ¿Qué tiene que ver una Parashá de la Torácon la tanda de noticias y el escándalo de Wikileaks?
 
Las enseñanzas de la Parashá Toldot y las revelaciones de Wikileaks
 
Es muy probable que al leer el título de este artículo te estarás preguntando: ¿Qué tiene que ver la Parashá de Toldot – aquella que habla del nacimiento de los hijos de Itzjak (Isaac) y Rivká (Rebeca) – con la tanda de noticias y el escándalo de Wikileaks?
 
En realidad, Toldot nos enseña la base, la esencia de lo que hoy nos confirma la noticia de la difusión de información secreta a través de Wikileaks.
 
Veamos como ocurre esto:
 
Toldot nos habla de Esav (Esaú) y Yaakov (Jacob), los mellizos que se peleaban en el vientre de su madre.
 
Dos personajes tan diferentes el uno del otro. Uno que revelaba una masculinidad extrema al punto que la Torá nos menciona que era velludo, que era pelirrojo (el rojo es un color que refleja una personalidad extrovertida), que era cazador, lo cual requiere que la persona sea apta para salir al mundo y enfrentarse al mismo, cosa que un tímido no podría hacer.
 
En el caso de Yaakov, la Torá nos menciona que el mismo era un yoshév ohalím, una persona que se sentaba en las carpas de estudio, que tenía la piel lisa (o sea lo opuesto de lo que reflejaba su hermano velludo), y entendemos que era un muchacho tímido, introvertido.
 
Pero la Torá nos vuelve a definir a cada uno de los mellizos al momento en que Esav vende su primogenitura a su hermano Yaakov.
 
En este momento, cuando Esav le pide a Yaakov que le dé del “rojo rojo” para comer, ya que él está agotado, la repetición de la palabra rojo nos indica que esta cualidad  de ser rojo, como lo hemos mencionado en el párrafo anterior siendo una proyección de una personalidad extrovertida, no era algo natural en Esav.
 
O sea, no era parte de su esencia sino de lo que reflejaba, y de lo que la gente podía ver en él.
 
De allí entendemos que lo que descubrió Yaakov en su hermano y en el mismo, en aquel instante, fue de que cada uno reflejaba y dejaba ver al mundo una proyección que no indicaba lo que eran en lo más recóndito de su ser.
 
De allí que Esav acepta vender su primogenitura, ya que reconoce que no es aquel que parece ser, y Yaakov lo presiona para que su hermano le venda este derecho, ya que reconoce en sí mismo, en su interior, que tiene la cualidad para ser el primogénito.
 
Y esto mismo es lo que hace Itzjak al bendecir a su hijo Yaakov.
 
A través de una serie de pruebas, certifica que aquel que él pensaba era el intelectual, el más débil, el introvertido en realidad, tanto en su esencia como en su proyección le estaba demostrando que era el primogénito.
 
Las palabras de Esav al vender la primogenitura fueron de una sinceridad y transparencia enorme en este momento ya que dice:
 
De que me sirve la primogenitura si me voy a morir.
 
¿A qué se refiere? A que él, ni nadie en realidad, puede jugar el papel que no le corresponde. El papel en la cual la esencia no va acorde con lo que proyecta.
 
El hombre que vive una vida doble no podrá vivir sanamente, plenamente feliz y completo consigo mismo.
 
¿Qué nos enseña la Parashá?
 
Nos enseña el mal de nuestra sociedad y del mundo a nivel de lo que somos y de lo que proyectamos.
 
Hoy en día, y quizás más que nunca, el hombre se fija mas en lo que ve que lo que es en realidad.
 
Somos engañados por las fachadas, por los roles que “juega” la gente y en vez de escudriñar un poco más en busca de la esencia, nos contentamos con lo que ven nuestros ojos.
 
Nos dejamos llevar por lo que parece ser en vez de lo que es. Nos vestimos a la moda, para disfrazarnos.
 
Hablamos lo que quieren oír de nosotros para quedar bien con los que nos rodean, ya que a nadie le interesa quienes somos de verdad. Y nos escondemos detrás de la fachada que le presentamos al mundo para que no conozcan nuestra esencia.
 
¿Y qué viene a mostrarnos Wikileaks? Que la foto que aparece en los periódicos entre 2 “amigos” en esencia es un simple montaje, una fachada.
 
Es la película que queremos que el mundo vea.
 
Las potencias e inclusive los líderes del mundo han jugado este juego hasta ahora. Hasta que Wikileaks ha sacado a flote la verdad.
 
Las palabras, las muestras de amistad y de diplomacia que hemos visto han escondido, a través de los documentos internos, el verdadero sentir, la verdadera esencia de las relaciones entre dichos amigos.
 
Y el mundo se ha prestado para esto durante miles de años.
 
El mundo occidental ha aceptado el juego de que está bien mostrar una imagen por fuera que no refleja lo que se es por dentro.
 
Prueba de ello ha sido por ejemplo el escándalo Bill Clinton/Mónica.
 
Fue aceptable para el pueblo americano que su presidente hablara de honestidad, rectitud de la boca para fuera pero que en su vida privada actuara de manera totalmente contraria a lo pregonado.
 
Nuestros sabios han siempre resaltado que el hombre debe actuar de manera ética y moral tanto dentro como fuera de su casa. No puede haber una dicotomía entre ambas actuaciones. No puede haber una diferencia entre quien eres y quien muestras ser.
 
Y ésta es la enfermedad de nuestro mundo.
 
Precisamente esta dicotomía, este juego de roles que no son claros, transparentes y verdaderos.
 
Y quizás Wikileaks llega en el preciso momento en que la Humanidad clama por la verdad, clama por una concordancia entre la esencia y la proyección. Clama para que seamos todos uno,  en nuestra esencia y en lo que proyectamos.
 
Ojala el mundo y principalmente los gobiernos y sus líderes, puedan entender el mensaje de Wikileaks y encaminarse hacia el momento en que lo que veamos con nuestros ojos sea lo que existe en el interior de cada persona, de cada cosa, de cada relación humana, de cada relación entre naciones.
 
A partir de este punto, cuando seamos capaces de ver al hombre como uno. Cuando consigamos unir nuestro ser, estaremos entonces listos igualmente para ver el Uno en toda la Creación.

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