Hasta la Última Gota
Ratzón, o deseo, es lo más importante en la persona. Hasta la última gota de un buen deseo vale millones; ninguna buena voluntad se pierde jamás…
Ratzón, o deseo, es lo más importante en la persona. Hasta la última gota de un buen deseo vale millones; ninguna buena voluntad se pierde jamás…
El Sagrado libro del Zohar cuenta de un hombre que fue un criminal toda su vida. En varias ocasiones, tuvo el deseo de hacer Teshuvá (el arrepentimiento y retornó al buen camino) pero nunca lo logró. Finalmente, cuando realmente quiso salir de su mal camino y ser una persona recta, murió antes de tener la oportunidad. En consecuencia, el Tribunal Divino condenó al pecador al Infierno, y lo mandó a las profundidades más ardientes.
El pecador llegó a las puertas del Infierno y comenzó a gritar desde lo más profundo de su corazón: "¡Ay de mí! ¡Ay de mí que tanto quise ser un "Baal Teshuvá" (el que retorno al buen camino) y una persona recta, pero nunca pude cumplir mis deseos! ¡Ay, ay, ay!…".
La compasión, la misericordia y el amor de HaShem, el Creador del Universo, son tan grandes, que Él sacó al pecador del Infierno por sus nobles deseos, a pesar de que nunca se concretaron. El pecador requiere la limpieza de su alma dañada, porque en verdad nunca hizo Teshuvá. Sin embargo, su "tiempo de servicio" en el mundo inferior fue muy breve – todo debido a sus buenos deseos.
Ahora imagina – si el pecador hubiese hecho solamente una sesión de una hora de Hitbodedut (la Plegaria Personal en Aislamiento) que incluía un poco de evaluación personal y arrepentimiento, ¡nunca habría sido enviado al Infierno! Si el mero deseo de hacer Teshuvá es suficiente para sacarlo del Infierno, entonces un poco de verdadera Teshuvá le impedirá ver los fuegos del Infierno.
Ratzón, o deseo, es lo más importante en la persona. Hasta la última gota de un buen deseo vale millones; ninguna buena voluntad se pierde jamás. El Zohar nos enseña que el Creador aprecia hasta la última gota de nuestros buenos deseos, el anhelo de acercarse a Él. Aún más, HaShem considera nuestros buenos, pero todavía no concretados deseos, como si lo fuesen. Por otra parte, Él no hace lo mismo con nuestros deseos negativos, excepto cuando uno tiene deseos de idolatría, qué Di-s no lo quiera. ¡Su misericordia es increíble!
HaShem quiere que tengamos fuertes aspiraciones de santidad. En sí, los deseos y las aspiraciones son nuestro principal libre albedrio. Depende de nosotros qué anhelemos, nos esforcemos, y deseemos acercarnos a HaShem. Todo comienza con el deseo, porque el deseo es el primer paso para que se realice cualquier objetivo.
Pero, tenemos que tener cuidado, porque Niuf – cualquier infracción en la santidad personal – destruye el Ratzón. La Mala Inclinación está en guerra constante con las aspiraciones de una persona bombardeándola con tentaciones, y por esta razón es tan importante guardar nuestros ojos y nuestra santidad personal, a fin de preservar nuestros nobles deseos. Si una persona cede a la Mala Inclinación, sus deseos de santidad se destruyen.
Si realmente crees que deseas acercarte a HaShem, le has dado un golpe definitivo a la Mala Inclinación. Tu deseo por la santidad es la expresión principal del alma Divina. La máxima aspiración del alma Divina es comunicarse con HaShem. Mientras una persona se centra en esta aspiración, nunca hay motivo de desesperación.
La Emuná, la pura y genuina fe en el Creador, tiene dos partes. Tal como creemos en HaShem, debemos creer en nosotros mismos y en nuestros deseos genuinos de acercarnos a Él.
El Talmud nos muestra lo fuerte que es el mero deseo de santidad, incluso si la persona no hizo algo bueno durante toda su vida. En el Tratado Kidushin 49b, la Guemará dice que si un malvado le dice a una mujer: "Te desposaré en condición que me convertiré en un hombre justo", entonces, si la mujer está de acuerdo – está completamente consagrada para ser la esposa de aquel malvado, porque si el malvado deseó en su corazón ser un Tzadík, un hombre justo y recto, aunque aún no lo haya logrado, ¡ya es considerado un justo! ¡Éste es el enorme poder del buen deseo!
La gente cae en la depresión y la desesperación porque no se da cuenta de que su labor principal es el deseo. Un inútil insensible se puede convertir en un Rabi Akiva si sus deseos por la santidad son lo suficientemente fuertes. Rabi Akiva era un obrero analfabeto, hijo de conversos. Sin embargo, según el Talmud, hasta superó a Moisés, nuestro Maestro. Con el deseo suficiente, cualquiera puede convertirse en un Moisés o un Rabi Akiva.
Nadie puede tocar a los buenos deseos de una persona. La gente pierde ánimo porque piensa que sus vidas se hacen más difíciles cuando aspiran a la santidad. Esas personas piensan que se están retrasando cuando deberían estar creciendo espiritualmente. Rabí Najmán de Breslev explica (Likutey Moharán I, 25) que las aparentes caídas son realmente subidas. A medida en que avanzamos de un nivel espiritual más bajo a otro más elevado, tenemos retos nuevos y más difíciles. La vida fácil de ayer se convierte en el reto más difícil de hoy, pero esto no es un retraso – ¡es crecimiento! No te desanimes – ¡mantén el anhelo de crecer más!
No existen rutas fáciles para acercarse al Creador del Universo. Es una guerra que dura 120 años. Por lo tanto, no seas débil y no tengas miedo. Podemos destruir las Klipot, las fuerzas de la impureza espiritual, al mantener nuestra alegría. Cuando estamos alegres, revelamos la Gloria de HaShem. La genuina alegría destruye las fuerzas del mal y revela la Misericordia de HaShem para con nosotros. Por lo tanto, el trabajo sobre nuestra alegría debe ser nuestro Precepto principal. Tal como dijo Rabi Najman de Breslev: "¡Mitzvá Guedola Lihyot beSimja Tamid!" – "¡Es un gran Precepto estar siempre alegre! El gran Justo Rabi Najman nos advirtió siempre estar alegres – al mantener nuestros buenos deseos por la santidad, ¡siempre estaremos alegres! ¡Amén!
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