Una “leve” diferencia

En el Tanaj, el libro llamado “Ezra y Nehemías” fue escrito en su mayor parte por Nehemías, y en la época de la Guemará, el libro se llamaba solamente “Ezra” y por eso la Guemará pregunta: ¿Por qué su libro no se llamó como él sino como Ezra el escriba? Y la misma Guemará responde algo estremecedor: “Porque se adjudicó el mérito a sí mismo” y dijo algo así como: “Mira todo lo que he hecho por el Pueblo de Israel y que se me considere como una virtud y un mérito”. ¡Y por eso fue castigado!

O sea que este gran tzadik, que tuvo el mérito de escribir uno de los veinticuatro libros del Tanaj (Biblia) y que verdaderamente hizo muchísimo por el Pueblo de Israel y tuvo méritos increíbles, fue castigado por haberse “apropiado”, por así decirlo, de sus méritos. ¿Saben por qué? Porque nada de lo que tenemos realmente nos pertenece, sino que es todo un regalo del Cielo.

No se trata de un “pequeño error”, sino que Hashem fue estricto con él en conformidad con su nivel de piedad y por eso fue castigado.

La Guemará pregunta por qué esto es tan problemático, siendo que también el Rey David dijo “Recuérdame, Hashem, cuando halles favor en Tu pueblo; evócame con Tu salvación”. Y la Guemará responde que David solamente pidió compasión. Solamente Le pidió a Hashem que lo recordara, pero no se adjudicó sus propios méritos. Hay una “pequeña” diferencia entre una cosa y otra.

Primero, vemos que dos plegarias que a primera vista parecen iguales de hecho son completamente diferentes. Una es una genuina plegaria y la otra es un pecado. Porque, en realidad, la diferencia es muy leve: si tú crees “con derechos”, entonces eso es un pecado. Pero si sientes que no tienes derecho a nada y solamente pides compasión, entonces esa es una plegaria verdadera.

El Maharsha explica esta Guemará: “El Rey David no pidió ser recordado para bien debido a sus buenas acciones sino ser recordado con compasión, a diferencia de Nehemías, quien pidió ser recordado para bien debido a sus actos y no actuó de la manera debida, ya que todas nuestras buenas acciones no alcanzan para darnos méritos, de no ser por la compasión de Hashem”.

¿Está claro? Aquí dice que incluso con todas las buenas acciones que uno pueda haber hecho, uno no tiene ningún mérito para adjudicarse y sentir que “tiene derechos”. Vale decir, en realidad no se merece nada, por mucho bien que haya hecho. Y el que Le dice a Hashem que le recuerde sus buenas acciones se merece un castigo incluso tratándose de un gran tzadik. Y como escribió Rabí Najman de Breslev: “Todas nuestras buenas acciones y todas nuestras plegarias – todo proviene de Él, y no debemos pensar que nos merecemos una recompensa por ello”.

Y esto es lo que explica el libro Anaf Yosef acerca de las palabras de la Guemará antedichas:

“El tema es, por ley, la persona no obtiene ninguna recompensa por sus buenas acciones. Y de no ser por la ayuda de Hashem, no podría realizar ninguna buena acción. Pero, más allá de la letra de la ley, Hashem, en Su gran compasión y benevolencia, hace bondad con el ser humano como si no lo hubiera ayudado y apoyado, como si la persona misma hubiera hecho la buena acción ella sola. Y todo por medio de la benevolencia y la compasión, no por medio del juicio estricto…”.

El Anaf Yosef añade aquí otro concepto muy profundo que ya habíamos mencionado más arriba:

“Sabrás que, no sólo que no te mereces recompensa por buenas acciones, sino que precisamente a causa de ellas, estás más en deuda con Hashem, porque Él te dio el mérito de hacerlas al proveerte las herramientas y ayudarte a elegir el bien. Y sin la ayuda de Hashem, no podrías hacer nada bueno. O sea que, si hiciste algo bueno, ¿acaso eso significa que te mereces recompensa? No, al contrario. Solamente significa que tienes mayor obligación de agradecer y alabar al Creador”.

¡Estos son los principios básicos de la emuná!

Porque la emuná es la base y el fundamento de todo en este mundo.