A La Luz del Shabát – Devarím

Erase una vez… Un señor muy emprendedor, que soñaba con ser el director de un circo muy especial… Debería ser el mejor y más original de todos los tiempos…

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Maór HaShabát

Posteado en 05.04.21

Erase una vez… Un señor muy emprendedor, que soñaba con ser el director de un circo muy especial… Debería ser el mejor y más original de todos los tiempos…

 
Afinando nuestros instrumentos
 
Erase una vez… Un señor muy emprendedor, que soñaba con ser el director de un circo muy especial… su circo debería ser el mejor y más original de todos los tiempos… Como ya dijimos era muy emprendedor, y además decidido, así, que sin perder tiempo puso manos a la obra…
 
Para lograr el objetivo de originalidad… nada mejor que organizar un espectáculo protagonizado por animales amaestrados. Sin pérdida de tiempo se internó en el bosque, y seleccionó los animales más bellos y llamativos.
Los cargó en su camioneta satisfecho y lleno de excitación, soñando, mientras viajaba de regreso, con aplausos y ovaciones de un público que colmaba la capacidad de su circo, gritando:¡OTRA! ¡OTRA! ¡BRAVO!…

Luego de un par de horas, llego a la carpa de su amado circo, acomodó a los animales, cada uno en su jaula, les dio de comer y los dejó descansar hasta el día siguiente… Mañana será un gran día, se dijo, muy temprano comenzaré a amaestrar a mis fieras…serán las estrellas del circo

 
Por la mañana, se dispuso a comenzar con la tarea… pero no era tan fácil como había pensado… Los animales no reconocían su autoridad… le gritaba al león para que se pusiera en dos patas, y este le daba la espalda.

El domador gritaba cada vez más fuerte, hasta que finalmente con un rugido ensordecedor el león le mostró su desprecio.

 
La misma suerte tuvo con el tigre, el mono daba vueltas en el aire, y haciéndole burla tiró la cáscara de una banana, que hizo patinar y caer al burro, que molesto por haber pasado vergüenza, le dio una patada al ciervo…
Todo se convirtió en un caos, el dueño del circo vociferaba descontrolado tratando de controlar el descontrol generalizado. Amenazaba y gesticulaba, -Esta noche se van a dormir sin comer…!!
– ¡Queda cancelado el paseo del domingo…!
 
Nada daba resultado… así un día tras otro… tras otro… No solo el domador estaba cada día más enojado y desilusionado de sus animales, sino que estos ya no lo soportaban… Murmuraban entre ellos cuando lo veían llegar, y cada vez estaban más agresivos, parecía una cadena interminable de gritos y gruñidos… cuanto más fuerte gritaba el domador, más fuerte gruñían las fieras…
 
Un día pasaba casualmente por allí un amigo de la infancia del domador, y al escuchar tanto ruido, sabiendo que ese era el circo de su amigo, decidió entrar, no fuera cosa que este estuviera en problemas.

Justo entró para salvarlo de las garras del león… quien estaba a punto de descargar toda su furia sobre él… Entre lágrimas el domador le contó a su amigo el inmenso fracaso de su vida… esos animales eran incorregibles… Nadie sería capaz de domesticarlos… eran desobedientes y testarudos…

 
Una a una le fue contando todas las angustias y desvelos que había sufrido por ellos, como todos los castigos y amenazas eran en vano, nada les importaba… Entonces le dijo su amigo… -y si probaras hacer al revés…

Si en vez de castigarlos, les dieras aliento, si en vez de un reproche por el fracaso, les demostraras tu confianza en su capacidad para lograrlo la próxima vez… Si en vez de mandarlos a dormir sin comer, cuando algo les sale mal, les das un dulce cuando lo intentan nuevamente y lo logran…

 
El domador quedó boquiabierto ante las palabras de su amigo… después de todo otra salida no tenía… probaría… igual ya no tenía nada que perder…

Mas sorprendidos que él, estuvieron los animales… al principio no entendían nada…

-Se habrá vuelto loco? Murmuraban entre ellos. Pero lo cierto es que poco a poco fueron cediendo… Al león le encantaba recibir una palmada en su lomo, cada vez que conformaba a su jefe…
El burro se desvivía por un rico terrón de azúcar… el mono estaba feliz con las nuevas galletitas que le había comprado el domador…
 
Pronto el feliz domador descubrió que la oveja era una excelente flautista… el burro tenia aptitudes para la trompeta… el león se destacaba con el violonchelo… y así se fueron revelando en cada uno talentos diferentes y especiales…
Ni él mismo lo podía creer… con sólo cambiar un grito por una palabra de aliento… bastó con mostrar sus dientes a través de una sonrisa, en lugar de mostrarlos a través de una mueca furiosa… Había logrado su objetivo… era un milagro… tenía una orquesta de animales… su circo sería una sensación… y el milagro lo había logrado nada más ni nada menos, con solo modificar su actitud…
 
Nos cuenta nuestra Parashá que antes de fallecer, Moshe reprochó a Am Israel. Pero… ¿Cómo los reprochó? ¿Acaso les recriminó cada uno de los errores que cometieron? En absoluto. Él sólo les nombró los lugares en los que transgredieron la palabra de HaShem, sin entrar en detalles que hubieran sido dolorosos para ellos… no solo por respeto al Pueblo de Israel, sino que sabía que de esta forma sería aceptada la crítica.
 
De esto podemos aprender la enorme importancia que tiene la forma en que decimos las cosas, no importa la gravedad de la falta cometida, no importa que la razón este de nuestra parte, si queremos que quien nos escucha reciba nuestra crítica, y esta sea provechosa, debemos controlar nuestra reacción y buscar la forma de mostrarle su error sin herir sus sentimientos. No existe una cualidad que la persona no pueda mejorar con su voluntad, y nosotros con nuestro apoyo, estaríamos ayudándolo a hacerlo…
 
 
– De Maor HaShabát, de la comunidad Ahabat Ajim, Lanus, Argentina. Editor responsable: Eliahu Saiegh –
 
(Gentileza de www.tora.org.ar) 

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1. Ludys España Atencia

8/10/2019

Una gran lección, lo que se hace con amor todo fluye. La mejor actitud ante la vida para capotear todos nuestros problemas y dificultades.

2. Larisa

8/08/2019

Este tema, interesante me ayuda mucho a corregir mis malas actitudes.

3. Ángeles

8/07/2019

Qué gran verdad. Yo siemore oí a mi madre decir "se cazan más moscas con miel que con hiel". Un saludo y toda rabá.

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